Partiendo de la base de que no tenemos una cura para el coronavirus, los gobiernos se han lanzado a tomar medidas de aislamiento que buscan aplanar la curva de contagiados para suavizar el ritmo de aumento de los contagios y evitar que el sistema sanitario colapse. En este sentido, además de fijarnos en la curva de infectados o fallecidos, es importante estudiar también la curva referida a la presión que enfrenta el sistema hospitalario.
En Estados Unidos, por ejemplo, el Instituto para la Evaluación y Medición Sanitaria de la Universidad de Washington ha elaborado un modelo que estima las necesidades que enfrentan los distintos países del mundo en ámbitos como el aumento de camas de hospital y UCIs o la movilización de ventiladores y aparatos de asistencia respiratoria.
Según este informe, España alcanzó el pico de presión sobre el sistema sanitario el 28 de marzo y, desde esa fecha, ha experimentado una mejora progresiva en sus indicadores y podría regresar a una cierta normalidad en los primeros días del mes de mayo.
El servicio de estudios de BBVA ha realizado un estudio similar con datos del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. En este caso, los datos se refieren solamente a Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana, por ser las regiones con mayor prevalencia hospitalaria. De nuevo, encontramos que el pico de ingresados se da el 28 de marzo y que el número de salidas supera al número de nuevos pacientes desde el pasado 3 de abril.
Si sumamos los datos de todo el país, el 25 de marzo fue el día con un mayor volumen de ingresos hospitalarios. Desde entonces, la variación diaria se reduce jornada tras jornada. El 4 de abril, las salidas superaron por primera vez las cifras de entrada de nuevos pacientes.
Con estos datos de hospitalizaciones, las autoridades pueden empezar a plantearse una salida progresiva del confinamiento. Todo apunta a mediados de mayo como la fecha óptima desde el punto de vista sanitario. Este sábado, Sánchez prorroga el estado de alarma hasta el 10 de mayo. Sin embargo, esta estrategia de salida requiere de medidas que no se están tomando, de modo que hay un miedo razonable a que la reapertura nos conduzca a una falsa salida seguida de un rebrote de la pandemia en otoño-invierno. Por tanto, es fundamental que la mejora de los indicadores sanitarios y la caída en las cifras de mortalidad acelere la toma de medidas preventivas que permitan "reabrir España" con garantías.