El coronavirus está causando estragos en todos los sectores del país, entre ellos, la agricultura. A pesar de que el campo continúa operando y de que los agricultores se han sumado a la lista de todos esos héroes que trabajan en plena pandemia por facilitar la confinada vida en los hogares, la mano de obra ha empezado a escasear. A menos de dos semanas para que empiece la campaña de la fruta de hueso, el sector ha puesto el grito en el cielo porque no hay trabajadores suficientes para la recolección. El cierre de fronteras ha hecho que sea imposible traer empleados de países como Bulgaria, Rumanía o Marruecos. A nivel nacional, impera la enfermedad, el miedo al contagio o la necesidad de cuidar a los menores que no tienen colegio.
La desesperación del sector es total. De hecho, los implicados con los que ha hablado Libre Mercado coinciden en el mismo llamamiento: la necesidad de incorporar a las cosechas a los parados o a los inmigrantes irregulares.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, estima que en España se necesitan entre 100.000 y 150.000 trabajadores para hacer frente a la recogida de las cosechas de las próximas semanas. Tal y como aseguró hace pocos días, su ministerio está estudiando con las organizaciones agrarias, las comunidades autónomas y el Ministerio de Trabajo una "solución satisfactoria" ante esta escasez de empleados. "Se precisan trabajadores para que no se pierda ninguna cosecha y tenemos que buscar una solución adaptada a las necesidades de España", indicó el ministro del ramo. Fuentes de su ministerio aseguran que, entre las opciones que baraja Planas, está la de recurrir a los desempleados del país. Y así se lo habría trasladado al Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz.
"Si empezamos mal, perderemos producto"
Las cifras del Ministerio de Agricultura están ligeramente por encima de las del responsable de Asuntos de la Unión Europea (UE) e Internacional de Cooperativas Agro-Alimentarias, Gabriel Trenzado. Desde la organización de cooperativas españolas, apuntan a que urgen 100.000 personas. "Si no encontramos ya a la gente, el problema se va a ir agravando mientras dure la campaña. Si empezamos mal, probablemente, perdamos producto porque si no lo recogemos en su tiempo justo, no será comercializable", avisa Trenzado. Esta situación puede provocar que "se abastezca a menor ritmo a los supermercados".
"Ahora, estamos con las hortalizas y con los frutos rojos, que ya está faltando gente, pero vamos a empezar con la fruta de hueso, que es lo más gordo", explica. Y no sólo la agricultura está teniendo problemas en plena pandemia, también ocurre lo mismo con la ganadería. "Es la época de esquilar las ovejas, y las cuadrillas de profesionales búlgaros que lo hacían, no pueden venir. Se acabará haciendo tarde y mal", lamenta. Extremadura, Andalucía, Valencia, Murcia, Aragón y Cataluña son las regiones más afectadas por la falta de empleados.
"Todo el proceso se está ralentizando"
Trenzado cree que acudir a los parados en estos momentos es imprescindible, aunque la agricultura nunca lo ha tenido fácil con eso de atraer a los trabajadores del antiguo Inem. Es muy habitual que las campañas de reclutamiento que lanzan los servicios públicos de empleo queden vacías y, por eso, España tiene que contratar mano de obra extranjera. Ante la problemática de que los parados se resistan a acudir al campo ahora, Trenzado propone "que no se le quite el subsidio a los que estén en paro o en ERTE. O al menos, no todo". El experto también cree que sería una buena idea dar entrada a los inmigrantes sin papeles, "y que estos trabajos les sirvan como arraigo para regularizar su situación".
Los nuevos requisitos de seguridad alimentaría, que dificultan todavía más la llegada de agricultores al campo, también contribuyen a la falta de mano de obra. Los trabajadores solo pueden llegar a las explotaciones yendo dos en un coche o 3 en una furgoneta. En el caso de los autobuses, sólo pueden llenar el 30% de su capacidad. "Todo el proceso se está ralentizando. En el campo hay que guardar las distancias y también en fábrica. Eso hace que pueda estar menos gente trabajando a la vez. El alojamiento, donde antes estaban todos juntos, también es un problema", cuenta el presidente de COAG en Murcia, Miguel Padilla, que asegura que todos los agricultores llevan mascarillas y guantes en su día a día.
En Murcia, en dos semanas, comienza la campaña de "nectarinas, albaricoques y melocotones". Poco después, empezarán con la fruta de verano, "los melones y las sandías". Pero no tienen manos suficientes para todo. "Mientras que en Cataluña se nutren, sobre todo, de extranjeros, aquí trabaja con mano de obra local, pero la gente tiene miedo y los que no, tienen que cuidar de sus hijos porque no los pueden dejar en el colegio", cuenta Padilla.
Para atraer a la mano de obra al campo, Padilla asegura que "es indudable" que hay que hacer un llamamiento a los parados, "y lo tiene que hacer el Gobierno", asegura. También, cree que es una buena opción "tirar de los que están ahora haciendo la campaña de la fresa, haciéndoles un nuevo contrato porque si no, se van a marchar a sus países".
Mientras tanto, en Aragón se extiende la inquietud. "Estamos muy preocupados, ahora mismo, la mano de obra no llega ni al 60% de lo que necesitamos", asegura el responsable de fruta de COAG en Aragón, Óscar Moret. "Tenemos que empezar ya a coger cerezas en Mequinenza, y aquí no viene nadie. Muchos se han ido a sus países de origen y otros tantos, no pueden venir. Además, si estuvieran todos, necesitaríamos a la UME para ir a cogerlas porque sólo pueden ir dos personas por coche", afirma Moret. "En Navarra, con los espárragos, están igual", añade.
Moret también apuesta por no eliminar el subsidio de parados o personas en situación de ERTE para atraerles al campo. "Es que si no, no van a venir, y lo entiendo. Si pueden estar tranquilos en casa, ¿por qué se van a poner a trabajar dejando de estar con su familia?", se pregunta. La incorporación de inmigrantes sin papeles al sector, le parece una buena opción. "Estas propuestas serían impensables en otra situación, pero ahora son necesarias. Además son los que están en la peor situación y tienen menos recursos para afrontar el coronavirus".
"Ahora, vienen los albaricoques y las nectarinas; en septiembre, las manzanas y las peras. Si la gente no viene a recogerlo, puede haber desabastecimiento", avisa. Moret anima a los consumidores a seguir consumiendo fruta fresca. Y a los que tienen reticencias a comprarla por posibles contagios, les asegura que "en fábrica tienen unos protocolos de seguridad muy fuertes, pero de todas formas, yo siempre recomiendo lavar la fruta. Haya coronavirus o no".