Si hay expertos en maquillar la miseria, esos son los socialistas. Joaquín Almunia, Jesús Caldera, Pedro Solbes, Celestino Corbacho: a ninguno de estos pésimos ministros económicos del PSOE le tembló la mano a la hora de manipular las estadísticas, sobre todo las relativas al principal problema de España: el paro. Si Almunia se sacó de la manga una larga serie supuestos para borrar de las listas del INEM a legiones de parados, Caldera acabó de rematar la farsa con el despropósito de los Demandantes de Empleo No Ocupados (Denos), donde incluyó a los desempleados que se habían apuntado a algún cursillo o a los que se beneficiaban del PER y la mayor parte del año no trabajaban.
Caldera pergeñó esa desfachatez contable en el año 2008, justo cuando el paro empezaba a desbocarse como consecuencia de la Gran Recesión. Pero ni aun así consiguieron que la España del funesto José Luis Rodríguez Zapatero se hundiera en la miseria con más de 5 millones de parados.
Ahora, el coronavirus ha provocado un descalabro del empleo en marzo que, de reproducirse en los meses venideros, y sumado a la pavorosa incompetencia del Gobierno, puede volar en pedazos al tejido productivo del país.
El Gobierno social-comunista ha dado a conocer este jueves las cifras del tercer mes del año y, aunque se preveía que fueran malas, lo cierto es que han resultado escalofriantes. Ningún mes del registro histórico había arrojado la dramática cifra de 302.365 desempleados. Ni en enero 2009, en lo peor de la crisis Gran Recesión, hubo un dato así; entonces el inaudito aumento fue de sólo 200.000.
Por el lado de las cotizaciones a la Seguridad Social, el panorama es igual de pavoroso: sólo en marzo se perdieron 833.979 afiliados, también una sangría jamás vista.
Ante tal calamidad, la ministra de Trabajo, la comunista Yolanda Díaz, y el ministro de Seguridad Social, el socialista José Luis Escrivá, han tenido que salir a dar la cara. En una comparecencia que ha provocado indignada consternación por la intolerable puerilidad de Díaz, que no conseguía hilar tres frases seguidas pero aun así parecía preocupada no por su solvencia intelectual sino por la de los periodistas que estaban padeciendo sus penosas explicaciones, han intentado enmascarar la tragedia hablando de la "excepcionalidad" de la situación... y olvidándose de un elemento determinante: los ERTE. Los trabajadores que están incursos en un ERTE "no son parados, están activos", han dicho, sin asomo de vergüenza. Por eso, no figuran en sus estadísticas de empleo… ni en ninguna.
La comunista achaca la falta de datos a lo "desbordado" que está el Servicio Estatal de Empleo (SEPE). De momento, el Gobierno sólo tiene constancia de 620.000 personas afectadas por un ERTE en todo el territorio nacional. Todas están en sus casas porque sus empresas han cerrado; todas reciben una prestación del SEPE. Aún así, la cifra de Trabajo es irrisoria comparada con los entre 2 y 3 millones de trabajadores que calculan patronal, sindicatos y ETT. Díaz no los llamará "parados" ahora, pero su Gobierno está haciendo todo lo posible para que lo sean definitivamente mucho más pronto que tarde.
¿Eso es lo que encontraba tan gracioso este jueves? ¿Lo que tanto le costaba explicar?