La certidumbre se asocia a una seguridad o a una evidencia. Es una sensación o idea que genera tranquilidad, así como, en sentido contrario, la incertidumbre provoca inquietud y nerviosismo. Si hay algo que empezamos a ver claro, también en el inmobiliario español, es que ningún sector de nuestra economía va a ser el mismo después de la pandemia. Todos los analistas coinciden en que hoy el factor que envuelve por completo cualquier proceso de toma de decisiones es la incertidumbre.
No nos hemos enfrentado nunca a un escenario como el que vivimos y cualquier proyección que se dibuje no estará documentada. Ni siquiera la matemática o la lógica servirán esta vez. Al menos, no para predecir cuál va a ser el comportamiento de los mercados en los próximos 6 meses.
Entiendo que la gestión que se está haciendo de la crisis desde el Ayuntamiento y desde la Comunidad de Madrid, está siendo más que aceptable. Sus máximos responsables, Martínez Almeida y Ayuso, están sin duda a la altura de su responsabilidad. Aunque la inseguridad es hoy difícil de atacar, sí conviene que ambas administraciones, en la medida de lo posible y de sus capacidades reales, realicen un esfuerzo en los próximos meses para ahondar, mucho más de lo actuado hasta hoy, en la transformación tecnológica de sus unidades. Al menos en aquellas consideradas esenciales para la continuación de los procesos y procedimientos que faciliten la continuación, siempre en lo posible, de la actividad inmobiliaria. No tiene sentido que se paralice la actividad de toma de decisiones, de aprobación por los órganos de gobierno municipales y autonómicos, de documentos o instrumentos cuya tramitación resulta indispensable para que no se produzca, en efecto, la paralización de esa actividad. Debemos, entre todos, sentar las bases para que la producción se relance a elevados ritmos en cuanto ello sea posible. Ello necesariamente pasa por hacer realidad la tramitación de licencias y de documentos urbanísticos, incluso su aprobación, en remoto. Ya hemos tenido un ejemplo de ello con la última aprobación por la Comunidad de Madrid respecto a Madrid Nuevo Norte, que permitirá continuar avanzando en su gestión. Todo ello contribuye a que pequeñas o grandes incertidumbres vayan desapareciendo, generando así mayor seguridad en todos los agentes.
Mención aparte merece la actuación del gobierno respecto a los continuos anuncios, amagos, rectificaciones, en un sector tan delicado como el de la vivienda en particular. Vivimos momentos en los que generar aún más incertidumbre a miles de familias en ese sentido, solo llevará a que cada cual trate de defender su patrimonio o su posición de la manera que más seguridad individual le produzca. Enviar mensajes contradictorios, no demostrar firmeza en la gestión, puede conducir a que los tiempos nuevos que nos toca vivir, se conviertan en tiempos salvajes. No entro a valorar en profundidad hoy el contenido de esos anuncios, altamente preocupante por lo demás. Solamente insinuar que algo tan delicado como el alquiler puede quedar al arbitrio de una sola de las partes, ya está produciendo que muchas familias aplacen su decisión de poner en valor sus inmuebles, incluso que retiren del mercado esos activos, a la espera de lo que pueda venir.
No es tiempo de anuncios, ni de demagogia, ni de arbitrariedad. Es tiempo de tomar decisiones. Es tiempo de firmeza. Siempre nos quedará el libre mercado, mal que les pese a algunos. Ahí están grandes empresas y empresarios de nuestro país, arrimando el hombro y ayudando a suavizar las graves consecuencias de esta crisis sanitaria. Mi admiración, mi respeto y mi agradecimiento a todos ellos. No anuncian. No confunden. No especulan. Actúan. Estamos ya en tiempos nuevos. Algunas cosas, afortunadamente, no cambiarán.