"Estamos ya organizando los despidos y bajas para cerrar hasta que nos digan cuándo volver. Creemos que no será hasta Semana Santa si todo va así. Desde este jueves ya no ha venido nadie. Durante la semana sí que hemos visto a padres con sus hijos, pero ya no. Las mesas están vacías, los cocineros sin nada que hacer. Ya no tiene sentido", argumenta la encargada de la franquicia Steak Ries House en Madrid.
Al fondo una señora come sola en el restaurante, "mi último almuerzo fuera de casa. Estoy aprovechando", nos dice. El ambiente es apocalíptico. El estado de alarma decretado por Pedro Sánchez junto con la orden de cierre de los restaurantes y bares desde este sábado 14 marzo, han provocado que los que todavía no se lo estaban tomando en serio y acudían a las terrazas, lo hagan ahora.
Pero como en todo, aún quedan algunos rezagados que se resisten a abandonar sus hábitos o momentos de ocio con los amigos. El buen tiempo tampoco ayuda a reprimir las ganas de salir del aislamiento, tampoco las llamadas a la responsabilidad personal hacen mella. "Es la última caña que tomamos antes de encerrarnos. Venimos aquí habitualmente y ya que no vamos a salir en dos semanas por lo menos habrá que despedirse", cuentan dos madrileños que acaban de salir de trabajar.
Un matrimonio también pide su "última comida", fuera de su casa, obviamente. No deberíamos estar ya aquí, lo sabemos, después de estas raciones no saldremos más a la calle", se excusan mientras brindan luego como si fuera a acabarse el mundo.
La pandemia de coronavirus está dejando imágenes a lo Walking Dead. Si en días anteriores el ambiente era relajado ahora las caras detrás de las barras de los restaurantes denotan estrés e incertidumbre. Eduardo Colocho es propietario de la cafetería Cake Factory Café y está muy preocupado. En su negocio trabajan su mujer y su hijo como empleados por lo que lo que cortar la fuente de ingresos afectará de lleno a toda la familia. "Aquí ya no hay nadie, está todo el mundo en los supermercados. Yo voy a aguantar hasta esta tarde un poco más pero tenemos todo listo para cerrar en unas horas. Estamos nerviosos porque todavía el gestor no nos ha dicho cómo tenemos que hacer para pedir las ayudas del gobierno. Pero habrá que acatar lo que se dice y cerrar. Es lo mejor como sociedad responsable".
El encargado de un salón de juegos cercano al local de Eduardo opina con firmeza que deberían haber dictado el cierre de establecimientos de restauración mucho antes. "Ha habido una gran irresponsabilidad. Venían a tomar cerveza o café mucha gente que podía estar infectada. Hemos tenido mucho trabajo desde que se suspendieran las clases a los niños, ¿de qué servía entonces ese aislamiento si después estaban todos aquí en el bar? Es lo mejor que se puede hacer. Hoy ya hay pánico. Se nota porque esto se ha quedado vacío. Hemos tenido que llegar a los mismos niveles que Italia para llegar a tener un mínimo de responsabilidad", declara con firmeza uno de los trabajadores del local Pause.
Bayetas y fregonas van y vienen en las terrazas. "Estamos limpiando ya para dejarlo todo desinfectado hasta nuevo aviso, a esta noche no llegamos abiertos. Cerramos ya", nos comunica una de las camareras del bar Vintage House. Hay prisas y desasosiego.
Una familia con sus hijos quiere sentarse. "No, estamos cerrando caballero", le informa una de las hosteleras. "Es que parece que no se enteran. Ven sol y buen tiempo, y no pueden quedarse en casa ni con el coronavirus", confiesa la joven cuando la pareja con los niños se aleja.
El objetivo es frenar el contagio y, si estos días buena parte de la población se los ha tomado como unas corona-vacaciones más que como un coronavirus, el cuento se acabó. No obstante, todavía algunos quieren despedirse brindando en estas últimas horas como si del fin del mundo se tratara.
Quédate en casa
Cabe recordar que las autoridades sanitarias y políticas apelan a la obligación por responsabilidad social para que los ciudadanos se queden en casa. Desde las redes sociales ya se han lanzado campañas de concienciación copiadas del gobierno italiano para evitar esas cañas finales bajo el hashtag #QuédateEnCasa.