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¿Qué hay detrás del rebote de Wall Street? ¿Hay motivos para alegrarse?

La sensación del mercado de que la solución está más cerca alivia a los inversores, pero cuidado, la incertidumbre no ha desaparecido.

La sensación del mercado de que la solución está más cerca alivia a los inversores, pero cuidado, la incertidumbre no ha desaparecido.
Wall Street | Pixabay/CC/alessandrodandrea

Parece que encontrar una buena noticia en estas horas de tribulación, miedo y confinamiento se antoja misión imposible. Pues bien, la bolsa, esa que ayer nos dio la peor de la noticias, hoy quiere devolvernos una sonrisa. Pero, ¿qué hay detrás del comportamiento de los mercados en el día de hoy? ¿Por qué la bolsa na tenido momentos de subidas superiores al 10%? Y, sobre todo: ¿por qué Wall Street se ha anotado un brillante 9%?

Cuando hablamos de mercados, de renta variable y de bolsa, la respuesta a la pregunta ¿por qué?, tiene una parte fácil y otra tremendamente complicada. La parte fácil ayer, cuando el Ibex se pegaba el mayor batacazo de su historia o cuando la bolsa norteamericana registraba la segunda peor sesión desde 1987 (cuando se dejó un 22,6% en sólo un día) responde al "coronavirus". La incertidumbre que inunda los mercados merced a una situación anómala que ha conseguido meter el miedo a medio mundo y que amenaza con unas consecuencias económicas todavía desconocidas, hace que los inversores entren en pánico y saquen su dinero por miedo a perder más de lo que puedan soportar. Este comportamiento, replicado a gran escala, alimenta a otros inversores y crea una cadena de pánico que termina por tumbar las bolsas, además de la escalada de los inversores que apuestan a las caídas (posiciones cortas) y que en este tipo de jornadas pueden obtener pingües beneficios.

Si la pregunta es por qué el Ibex ha subido hoy un 3,73% o, más aún, si la pregunta es por qué la bolsa norteamericana subía un 5% y ha cerrado con ganancias del 9,4% al cierre, los analistas ofrecen una respuesta sencilla: la declaración que hacía Donald Trump una hora antes del cierre de los mercados para anunciar el estado de emergencia nacional y una serie de medidas para contener la expansión del coronavirus y el impacto económico de la crisis en los ciudadanos. Según esta lectura, los mercados han reaccionado con optimismo y ayudaban a duplicar las ganancias en la última media hora de cotización. Es una lectura positiva.

Después de una semana de locura con una volatilidad casi inaguantable, los inversores, los agentes económicos y ahorradores de todo el mundo, consideran que las medidas adoptadas por Trump ayudarán a reducir el impacto del coronavirus en EEUU y a recuperar la economía con mayor rapidez que en otras partes del mundo donde esas medidas han tardado más en llegar.

Esto explica, sin duda, parte del rebote, pero son muchas más las consideraciones que hay que tener en cuenta, en especial si recordamos que 24 horas antes, un discurso de Trump en el mismo sentido y tono que el de hoy, unido a una reacción de la Fed considerada insuficiente, provocaba justo el efecto contrario y conducían al precipicio a los principales índices norteamericanos.

Sin duda, y aunque parte de la culpa del comportamiento del Ibex este viernes la tiene la prohibición de las posiciones cortas por parte de la CNMV, que los índices hayan registrado hoy un buen comportamiento responde a los mínimos marcados ayer por el mercado. El término que utilizan algunos es "salir de rebajas". El mercado está tan barato que muchos inversores aprovechan para comprar valores o índices a precios inusualmente baratos esperando alcanzar unas buenas palancas de beneficios en el medio y largo plazo. Incluso en el corto plazo también.

Sin embargo, esto tampoco es una explicación que nos sirva en el largo plazo porque ahora lo que tenemos es otro convencionalismo bursátil, el llamado y temido "rebote del gato muerto". Es decir, rebotar para volver a caer. Y esto, lamentablemente puede suceder por un motivo fundamental: la incertidumbre es el peor enemigo del mercado, de los inversores y del dinero en general, y la situación que vivimos es lo suficientemente desconocida como para saber evaluar cuánto va a durar, hasta dónde van a extenderse sus efectos o cómo de profunda será la crisis económica que nos deje.

Desde un punto de vista formal, no tiene sentido que algunos valores como el precio del petróleo, o de las acciones de empresas petroleras hayan caído a plomo como lo han hecho estos días y es de esperar que otros tantos negocios, buenos negocios, recuperen la demanda y el buen comportamiento cuando todo esto termine. El problema con el que se van a encontrar muchas empresas y negocios es el de no saber si podrán o no soportar el golpe, si tienen liquidez suficiente como para mantener vivo el negocio durante un parón que no sabemos cuánto va a durar. Por poner un ejemplo, el negocio de la venta de coches en China se ha desplomado por la crisis casi un 100%. Sólo las mejores compañías sobrevivirán a esta situación.

En definitiva, aunque los resultados de hoy a uno y otro lado del Atlántico en los parqués es positiva, mucho más positiva que ayer, la situación todavía no está controlada y hay que tener en cuenta que firmas como Goldman Sachs vaticinan caídas adicionales del S&P 500 del 10% hasta junio.

Sólo la evolución del contagio y la paulatina vuelta a la normalidad con control de la pandemia devolverá la tranquilidad a unos mercados en constante estado de ansiedad estos días. No olvidemos que, a pesar de las ganancias de este viernes, el Dow Jones se ha dejado en torno a un 15% esta semana, lo que la convierte en una de las peores semanas de su historia.

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