Que las propuestas económicas incluidas en el acuerdo de gobierno de PSOE y Podemos son incompatibles con los objetivos de estabilidad presupuestaria pactados con Bruselas es algo que difícilmente puede discutirse con los números encima de la mesa.
Si se realiza un cálculo moderado, como han hecho el Instituto de Estudios Económicos y la CEOE, estamos hablando de un mix de medidas de gasto y de ingresos que dispararía el déficit por un monto equivalente al 1% del PIB. Si se toman al pie de la letra las medidas anunciadas, el repunte podría ser aún mayor y llegar al 2,5% del PIB.
Ante semejante escenario, conviene echar la vista atrás y repasar el bagaje del primer año y medio de la Era Sánchez en materia fiscal. Tras la moción de censura que desalojó del poder a Mariano Rajoy, el nuevo mandatario fijó una nueva senda de reducción del déficit que frenaba significativamente el proceso de consolidación presupuestaria.
Aquel año 2018, primer curso de la Era Sánchez, el objetivo de déficit acordado por Mariano Rajoy con la Comisión Europea era del 2,2% del PIB. Sin embargo, el nuevo gobierno socialista decidió elevar dicho umbral hasta el 2,7% del PIB. De cara a 2019, Pedro Sánchez optó por aumentar el objetivo de déficit desde el 1,3% hasta 1,8% del PIB.
De esta forma, Sánchez se daba a sí mismo un colchón equivalente al 1% del PIB para aumentar el descuadre fiscal entre los años 2018 y 2019. Sin embargo, lo cierto es que los datos finales de 2018 y la previsión para 2019 apuntan que el desempeño real ha sido aún peor y el déficit acumulado en la suma de ambos ejercicios rondará el 5% del PIB, frente al 3,5% que planteaba Rajoy.
En términos monetarios, se esperaba que el desfase sumase 26.448 millones en 2018, pero terminó siendo de 30.495 millones, mientras que la previsión de déficit de 2019 (alrededor del 2,5% del PIB) acarrean un saldo negativo de 30.656 millones, frente a los 15.941 millones que había anunciado el anterior gobierno popular.
Hablamos, pues, de un repunte del déficit de 18.762 millones respecto a lo pactado por Rajoy. De hecho, si comparamos el objetivo para 2019 anunciado por el propio gobierno de Pedro Sánchez con el saldo fiscal esperado para el pasado año, vemos que el Ejecutivo socialista ha excedido en unos 8.500 millones su propia meta de déficit.
Una década negra para el Tesoro
Conviene recordar, por otro lado, que el Banco de España ve improbable que el déficit se reduzca según lo previsto en los años 2020, 2021 y 2022, de modo que nos encaminamos a un escenario límite en el que las cuentas públicas acumularían la friolera de quince años consecutivos de incumplimientos.
La factura de dicho desfase es un monumental aumento de la deuda pública, que ronda el 100% del PIB tras la acumulación de 780.000 millones de déficit desde el estallido de la crisis. Todo, además, con un subsidio implícito por parte del Banco Central Europeo, cuya política no convencional ha permitido que, pese a tal aumento del pasivo público, los costes de financiación de la deuda se reduzcan del 4% al 2%, dejando constante la factura anual del pago de intereses en el entorno de los 30.000 millones de euros.