El Gobierno se empeña en negar la realidad económica, que no es otra que la desaceleración que sufre nuestra economía debido al agotamiento del impulso económico que había tenido hasta ahora. Al haber entrado en la parte bajista del ciclo y sin apenas reformas, nos encontramos con que la tendencia a la baja no se frena, sino más bien lo contrario.
El problema es que al negar la evidencia y adoptar políticas de expansión de gasto y subida de impuestos, que van recogidas en los documentos enviados por el Gobierno a Bruselas y en el acuerdo de Gobierno, el problema se puede agudizar, como sucedió ya en el pasado, cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero no aceptó la realidad de la situación hasta que ya fue demasiado tarde.
Por mucho que el Gobierno presuma de que ha descendido la deuda sobre el PIB, no podemos obviar que, en primer lugar, la deuda sigue aumentando en valores absolutos, pues sigue habiendo déficit, y que, en segundo lugar, el Gobierno ha elevado la previsión de deuda sobre el PIB tanto en abril como el pasado mes de octubre.
Pues bien, en este contexto, el propio Gobierno plasma unos números que simbolizan el cambio de tendencia: no sólo ha aumentado la previsión de tasa de paro para 2020, sino que ha disminuido la previsión de crecimiento del empleo, además de disminuir la estimación de crecimiento del PIB.
Así, aunque el Gobierno no reconozca la realidad, sí que ha tenido que rebajar esas previsiones, aunque siguen siendo todavía excesivamente optimistas. De hecho, es significativo la evolución de diversos indicadores desde que Sánchez llegó al Gobierno.
Desde entonces, las empresas creadas son un 19,6% menos y las disueltas un 78% más.
También sucede en los indicadores industriales, que muestran un retroceso importante tanto en el IPI (Índice de Producción Industrial), como en la entrada de pedidos en la industria y su cifra de negocios.
Por último, en materia de empleo se refleja en que ya hay más parados registrados que al llegar Sánchez. Al mismo tiempo, hay menos autónomos dados de alta en la Seguridad Social.
Por tanto, en una ocasión más, hay que poner de manifiesto que la desaceleración económica es un hecho. Sánchez, como decía hace unas semanas, lo niega, como lo negó Zapatero, pero la realidad es la que es: cada indicador que se publica no deja de mostrarnos que la economía se ralentiza.
Es más, debido a la política económica de Sánchez, vemos que dicha desaceleración cada vez es más intensa. Es algo que se comprueba, como digo, con cada dato, con la característica añadida de que cuanto más cercana es la fecha a la actualidad, más intensa es la desaceleración, porque los efectos de la política de Sánchez ya se notan más.
En definitiva, aunque Sánchez no quiera reconocerlo, lo cierto es que sus políticas causan un efecto negativo sobre la economía, que incrementa la desaceleración. En lugar de llevar a cabo las reformas económicas que precisa España, camina en sentido contrario, lo que supone un grave riesgo para nuestra economía y, por tanto, para el empleo.