El caso de los ninis, los jóvenes que no estudian ni trabajan, es preocupante en el presente, ya que podrían contribuir a la creación de riqueza, y aún más en el futuro, ya que la situación de inactividad laboral y formativa tiende a perpetuarse. Por eso, es importante salir de la misma cuanto antes.
Analizando los datos de Eurostat sobre la proporción de jóvenes de 15 a 29 años que no trabaja ni estudia, lo primero que llama la atención es la persistencia y la amplitud del fenómeno en España. Entre 2000 y 2018, el menor dato corresponde a 2007 y fue de 12,8%. La media de todo el período es 17,1%. Es decir que más de 1 de cada 6 jóvenes de entre 15 y 29 años (poco más de 1,3 millones de personas), a lo largo de los últimos 20 años, no trabajaron y ni se formaron.
Es claro que la situación del mercado laboral incide en la proporción de ninis: el menor porcentaje se registró en 2007 y el más elevado en 2013 (punto máximo de paro), con 22,5%. Tras cinco años de recuperación de la economía, en 2018 esta variable se situó en 15,3%. El hecho de que en 20 años no haya podido bajar de 12,8% sugiere que estamos frente a un problema no solo laboral.
Y que no estamos frente a un fenómeno solo laboral queda en evidencia cuando se analiza la actitud de este colectivo frente al trabajo. En España, 6 de cada 10 jóvenes de 15 a 29 años que no trabajan ni estudian están buscando un empleo. Es decir, están parados. Pero los otros 4 no trabajan ni buscan empleo. Incluso, una parte significativa de estos últimos afirma que no quiere trabajar.
En España, en 2018, de casi 1,1 millones de jóvenes que no trabajaba ni estudiaba, 654.500 buscaban empleo (parados). Otros 140.800 no buscaban empleo, pero al menos afirmaban que les gustaría trabajar. Los restantes 281.500 jóvenes, en cambio, decían que no querían trabajar. Dicho de otro modo, el 15,3% de jóvenes que no trabaja ni estudia se descompone en 9,3% que busca empleo, 2% que no busca trabajo pero le gustaría trabajar, y un 4% que no busca empleo y tampoco quiere trabajar.
La comparativa con Europa
Nuestro país es el sexto en la UE con mayor proporción de ninis. El 15,3% de España se compara con un 12,9% que es la media europea para 2018. Para colocarse a la par de la media comunitaria, 170.000 jóvenes españoles deberían comenzar a estudiar o a trabajar.
Holanda y Suecia son los países donde esta problemática es menor, con 5,7% y 6,9%, respectivamente. En Alemania, Austria, Dinamarca y Portugal, por ejemplo, los ninis son menos del 10% del total de jóvenes de 15 a 29 años. Italia tiene el peor dato (23,4%); le siguen Grecia (19,5%) y Bulgaria (18,1%).
Desglosando los datos se encuentra un aspecto positivo para nuestro país. Restringiéndonos al grupo de ninis que tampoco quiere trabajar, el 4% español es inferior al 4,8% de la media europea. El dato español es mejor, por ejemplo, que los de Italia (6,1%), Reino Unido (5,3%), Polonia (5,1%) y Francia (4,1%).
Es difícil imaginar qué idea del futuro puede tener un joven con más de 50 años de vida por delante que no estudia, no adquiere experiencia laboral y tampoco quiere trabajar. Es probable que algunos pertenezcan a familias adineradas y vean el futuro con tranquilidad, pero ese no puede ser el caso mayoritario. La pregunta es cuántos de esos jóvenes que no quieren trabajar se sostienen gracias a ayudas estatales. La pregunta es si esto no es una señal de que el (mal llamado) Estado del Bienestar no ha ido demasiado lejos, llegando al punto de desincentivar la actividad en al menos una parte del grupo de personas que, por edad, deberían ser los más dinámicos construyendo su futuro.
Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados (@diebarcelo)