En el último año Repsol ha reducido casi a la mitad su exposición patrimonial a Venezuela de 456 millones de euros en diciembre de 2018 a 239 millones en diciembre de 2019. Esa reducción ha sido especialmente intensa en el último trimestre donde la inversión ha caído en 112 millones de euros.
Esta reducción se debe, según dice el propio informe de resultado consolidado de las cuentas anuales 2019 "a la existencia en la fecha de cierre de estos estados financieros de deudas comerciales, así como por la actualización del riesgo de crédito por pérdida esperada correspondiente a deudas de PDVSA con entidades del Grupo (Repsol)".
De este modo, el gigante energético español, noticia en estos días no sólo por su presentación de resultados, sino también precisamente por su presencia en el país iberoamericano, no sólo sigue respetando la normativa internacional, sino que da buena muestra de que su estrategia en Venezuela es la de mantenerse presente pero reduciendo su inversión y limitándola fundamentalmente a la financiación otorgada a sus filiales venezolanas, tal y como ya adelantó este periódico.
Además, en Venezuela Repsol continúa recibiendo de forma periódica el crudo de PDVSA en pago de deudas y en cumplimiento de la normativa de sanciones. En cualquier caso y, polémicas aparte, las actualizaciones sobre la exposición de Repsol en Venezuela apenas ha tenido impactos significativos en la cuenta de resultados.
No en vano, y también recogido en el informe de cuentas anuales, destaca un concienzudo estudio del riesgo que asume la compañía en el país, basado fundamentalmente en la capacidad de recuperación de sus inversiones, así como el riesgo de crédito sobre las cuentas a cobrar a PDVSA. Así, dice Repsol, "como consecuencia de ello, el Grupo ha reconocido provisiones por el perfil de crédito de PDVSA y por el deterioro del entorno de los negocios en Venezuela, afectando al valor de los instrumentos de financiación y cuentas a cobrar a PDVSA (-97 millones) así como al valor de las inversiones contabilizadas por el método de la participación (-83 millones)".
En definitiva, un impacto menor en las cuentas de la compañía, y una estrategia de reducción de exposición y cumplimiento con la normativa de sanciones.
La postura de EEUU
En contra de lo que se ha publicado, el enviado especial de EEUU para Venezulea, Elliot Abrams, no apercibió a Repsol, sino que ratificó que "siempre ha cumplido las leyes y las sanciones de EEUU en todas sus actividades". Sus advertencias se centraron en la rusa Rosneft, y respecto a las preguntas que los periodistas hicieron sobre Repsol, se limitó a decir que en caso de que detectaran algún tipo de anomalía en el cumplimiento normativo, se comentaría con la compañía para corregirlo.
Esta rueda de prensa de Abrams se celebró a colación de las sanciones adoptadas por Washington contra la industria petrolera de Caracas, que considera "un salvavidas" para el Gobierno de Nicolás Maduro.