En los escasos 40 días que llevamos este año 2020, los mercados financieros se han visto afectados por diferentes eventos que han provocado fuertes sacudidas tanto al alza como a la baja en las principales bolsas a nivel global, ocurriendo el primero tan solo unas horas después de comenzar el nuevo año, alterando el chartismo y nuestros análisis.
El pasado mes de enero fue un mes vertiginoso que comenzó marcado por el crecimiento de las tensiones en Oriente Medio tras el bombardeo por parte de Irán a bases norteamericanas en Irak como respuesta a la muerte del general Soleimani en Bagdad en una operación con drones estadounidenses.
En principio tras este ataque, parecía que se comenzaba a escuchar posibles tambores de guerra entre Estados Unidos y el régimen de Teherán debido al incremento de las tensiones geopolíticas en oriente medio, provocando un fuerte incremento de la volatilidad en los mercados financieros afectando no solo a los principales índices a nivel global, sino también al mercado de materias primas.
Este incremento de la volatilidad, llevó al crudo a cotizar por encima los 72 dólares por barril, provocando a su vez que el oro superase los 1600 dólares hasta su nivel más alto desde el año 2013, ampliando así las subidas de este preciado metal, que ya había escalado un 19% en 2019. No obstante, estas tensiones se fueron diluyendo conforme fueron pasando las sucesivas jornadas, pasando rápidamente a un segundo y tercer plano debido al surgimiento de nuevas noticas, dando la sensación en la memoria colectiva del inversor de que esto ocurrió en un tiempo muy lejano.
Tras este primer golpe, rápidamente surgió la nueva crisis a nivel global, tras conocerse la alerta sanitaria en China debido al coronavirus, la cual se ha extendido rápidamente a lo largo del mundo poniendo en jaque a los mercados durante varias sesiones debido a la velocidad con la que se propaga este virus no solo en China, ya que este dio rápidamente el salto a países como Japón, Corea, Tailandia, Alemania, Reino Unido, España o Estados Unidos. El surgimiento de esta nueva crisis coincidía con una época cercana a la celebración del año nuevo chino, periodo que suele ser de gran consumo y de grandes viajes por avión afectando al sector turístico, llegando incluso a provocar que diversas aerolíneas del todo el mundo (incluida IAG), cancelasen vuelos hacia este gigante asiático.
Por su parte, Pekín ha tomado drásticas medidas para evitar la propagación de este virus, llegando no solo a construir hospitales en tan solo 10 días, sino también a confinar a millones de personas en sus casas, restringiendo el libre movimiento en las ciudades afectadas y aumentando los días festivos por el año nuevo, para evitar que el número de contagios y de muertos sigan aumentando. Estas medidas no solo han provocado un gran descenso tanto en la producción como en el consumo del país, sino también han incrementado las dudas sobre las cifras de afectados y fallecidos por parte del gobierno, ya que desde diferentes organismos se cree que estas cifras pueden ser muy superiores a las oficiales y como todo el mundo sabe, el régimen chino no suele brillar precisamente por las transparencia.
El efecto del coronavirus en los mercados
Un claro ejemplo de las tensiones que ha provocado esta crisis del virus ahora conocido como COVID-19, es que el oro mantiene los altos niveles alcanzados en las últimas semanas, actuando así como activo refugio, mientras que esta situación ha arrastrado al petróleo con caídas superiores al 20% debido a que China es el mayor importador de crudo y podría verse afectada la demanda pese a la reducción de la producción en Libia, provocando que la OPEP recomendase aumentar los recortes en la producción de petróleo para intentar paliar estos descensos.
Con el objetivo de minimizar esta crisis, el banco central chino anunció a comienzos de febrero una inyección de liquidez en un intento de intentar calmar a los mercados. Este anuncio, junto a los crecientes rumores sobre una posible vacuna, han llevado a las principales bolsas a experimentar fuertes rebotes durante las últimas sesiones, llevando tanto a los índices norteamericanos como al DAX30 a marcar nuevos máximos históricos.
Bolsa española
Por su parte, el IBEX35 se ha revalorizado desde los mínimos marcados el 31 de enero en el entorno a los 9330 puntos hasta superar con fuerza su resistencia en los 9700 puntos y alcanzar cotas no vistas desde el mes julio de 2018 por encima de los 9870 puntos. Tras las últimas subidas, no podemos descartar alguna corrección en el selectivo español, que nos podrían ayudar a tomar impulso de cara a enfrentar con el importante y psicológico nivel de los 10.000 puntos.
Pese a que el optimismo entorno a este crisis parece inundar las bolsas, el riesgo no ha desaparecido completamente y puede seguir afectando en el corto y medio plazo no solo en posibles reducciones en las previsiones macroeconómicas, ya que tal y como indica Standar & Poors, España podría perder una décima de crecimiento debido a la crisis del coronavirus.
Por otro lado, esta crisis también está poniendo en jaque a diversos eventos, como es el caso del Mobile World Congress. La cancelación de este importantísimo evento, provocará no solo anulaciones de reservas en establecimientos hosteleros, sino una considerable pérdida económica para la ciudad. Por otro lado, también será un primer e importante precedente, que podría llevar a diferentes ferias no solo a lo largo de España, sino en el resto del mundo a cancelar por miedo a la propagación de este virus.
Si en mes y medio hemos pasado por dos crisis internacionales, ¿qué nos deparará el resto del año?