Todo transcurre con calma y normalidad en bazares, supermercados y restaurantes chinos que abren sus puertas todas las mañanas en la capital española. El terror al coronavirus podía haber hecho mella en las cuentas de los empresarios, pero ni los clientes españoles ni los comerciantes admiten que se haya resentido en la cotidianidad de sus locales.
Al menos así lo ha podido comprobar este diario después de visitar varios establecimientos orientales. Sus propietarios aseguran que están vendiendo "igual que siempre". La gente que espera con sus productos en la mano y sonríe mientras nos escucha preguntar sobre el coronavirus: "Estamos en España, eso está ocurriendo en China", nos responde con simpatía el hijo de la dueña del bazar en un perfecto castellano.
En otro comercio cercano hasta hay cola. "Aquí, siempre tenemos muchos clientes, nunca hemos dejado de vender con o sin coronavirus, ¡no pasa nada!, exclama el empresario asiático riéndose mientras sigue cobrando a los clientes. "No creo que haya discriminación a los chinos que viven aquí en España, por lo menos yo no lo he notado", nos dice una joven compradora que espera su turno.
Hechos aislados
Pero frente a esa tranquilidad ante el coronavirus, otros creen que hay un riesgo intrínseco para los chinos. En este sentido, jóvenes empresarios, artistas, abogados y, en definitiva, trabajadores profesionales chinos que viven España, han lanzado una campaña contra la discriminación a la comunidad asiática por el pánico al coronavirus. Con el lema "No soy un virus", buscan concienciar contra lo que llaman "una epidemia de desinformación".
Algunos hablan de discriminación de los españoles hacia ellos, incluso se han publicado varios informes en redes sociales donde se refleja que han descendido las ventas en los negocios y restaurantes chinos en España. Pero, lejos del aparente alarmismo desatado en nuestro país, la realidad es bien distinta. Ni se ha desatado la histeria colectiva, y tampoco se han resentido los negocios chinos debido al rechazo causado por la epidemia de coronavirus en China, tal y como ha podido comprobar este diario.
Uno de los precursores de la campaña "No soy un virus", Antonio Liu Yang, un abogado nacido en China y residente en Valencia desde hace 30 años, cuenta a este diario que sus reivindicaciones se basan en "curas informativas para prevenir": "Sabemos que si hay personas que no entran a los restaurantes o no van a las tiendas o supermercados chinos, lo hacen por el miedo al contagio aunque sea algo irracional. Lo entendemos y es comprensible. En tiempos del virus del Ébola, la gente tuvo pavor a acercarse a un africanos. Yo mismo cuando se alertó sobre el peligro de comer carne de ternera por las vacas locas, dejé de pedir hamburguesa. Hasta aquí, esto humano y entendible. Con lo que no estamos de acuerdo es que seamos víctimas de ataques e insultos. No dejan de ser hechos aislados pero por si acaso, hemos iniciado esta campaña que denominamos de prevención contra la desinformación. Los chinos vivimos igual que los españoles aquí. Por eso, hemos visto conveniente avisar de que no somos un virus aunque seamos chinos".
Liu Yang cuenta que se están dando algunos hechos aislados en los que sí están sintiendo rechazo cargado de paranoia. Le pasó a su amiga Elena Brienes, casada con un empresario chino, vivió como su madre, empleada del hogar, fue "despedida" porque el yerno era chino y los empleadores tenían miedo de "contagiarse". El letrado asiático admite que son incidentes ocasionales y "espera que no vaya a más". Comparte la opinión con sus allegados chinos de que en España no ha cundido el pánico, a diferencia de algunos países de Latinoamérica donde, según Liu Yang, el coronavirus se llama "virus chino", una definición que sí hace mucho daño a los orientales porque, "la cara de chino no nos la quita nadie", confiesa.
Cierres voluntarios
Pero, principalmente, la comunidad china está sintiendo la solidaridad de los españoles. "No está habiendo rechazo. No hay que exagerar. Puede haber algún comentario contra alguna persona asiática, pero yo no lo veo así. Es más, sus majestades los Reyes y el Gobierno nos ha ofrecido su máxima colaboración y solidaridad para la lucha contra la epidemia. El Rey Felipe VI nos ha apoyado muchísimo, los chinos le estamos muy agradecidos", comenta Chen Shengli, presidente de ACHE, la mayor Asociación de Chinos en España que aglutina más de 5.000 asociados asiáticos.
"Los chinos tenemos que ser fuertes en esta crisis. Estamos haciendo un gran esfuerzo por salir adelante. Nosotros no notamos ningún cambio en nuestros restaurantes y comercios. La gente sigue viniendo con normalidad. España es uno de los países más acogedores del mundo y así lo sentimos los chinos", manifiesta Chen Shengli.
El portavoz de ACHE nos confiesa que sí han cerrado algunos negocios chinos. Pero quiere dejar claro el porqué. "La gente nos apoya. Los negocios, restaurantes o comercios que se han puesto en cuarentena y han cerrado lo han hecho de forma voluntaria. Los propietarios y empleados han tomado esa decisión porque acababan de llegar de China. Asumen su responsabilidad y se quedan en casa aunque no presenten ningún síntoma, no lo hacen porque le estén obligando, en este país eso no ocurre. España es solidaria. No podemos estar más agradecidos", zanja el empresario y presidente de la comunidad china.