Si usted es autónomo, comience a hacer cuentas. Probablemente, ahora mismo cotiza usted por la mínima (lo hacen más del 80% de los trabajadores por cuenta propia). Este año, eso supone algo más de 280 euros al mes. Pues bien, saque la calculadora porque no será sencillo que esa cifra se mantenga mucho tiempo. Y no, no será para bajar, sino más bien al contrario. La buena noticia (para los autónomos) es que con el actual reparto de escaños en el Congreso no será fácil sacar adelante ninguna iniciativa. La mala, que en esto coinciden prácticamente todos los partidos. Los autónomos están en el punto de mira y, antes o después, les dispararán.
Esta semana le ha tocado el turno a la OCDE. Como contábamos este sábado, la Organización que reúne a los países ricos presentaba esta semana en Madrid, en un acto organizado por Inverco, su último informe "Pensions at a Glance 2019", que publicó hace un par de meses. En la edición de este año, hay dos capítulos dedicados a las formas de empleo "no estándar": es decir, aquellas que no entran dentro del esquema de trabajador fijo por cuenta ajena a jornada completa. Aquí se incluyen los empleados a tiempo parcial, los temporales y también los autónomos.
Pues bien, entre las recomendaciones de la OCDE, y no es el primer organismo que las hace, se incluye el clásico "igualar las cotizaciones entre los empleados por cuenta ajena y los empleados por cuenta propia". Es decir, en términos prácticos, subir las cotizaciones que pagan cada mes la gran mayoría de los autónomos españoles.
"Por sus ingresos reales"
Como decimos, la OCDE no es la primera ni será la última en hacer una recomendación como ésta. Casi todos los partidos han planteado medidas similares en los últimos años. Y en el Pacto de Toledo es una de las propuestas que cuenta con mayor consenso. Aunque también es cierto que PP, Ciudadanos y VOX no lo incluyeron en sus programas para las últimas elecciones.
Normalmente la medida se esconde tras una vieja reclamación del colectivo: que aquellos autónomos que cobran unos ingresos muy bajos no se vean obligados a pagar la cuota mínima. Pero, cuidado, que para algunos autónomos la coletilla "cotizar por sus ingresos reales" sea una buena noticia, porque pagarían algo menos, no quiere decir que para la gran mayoría no suponga un incremento en sus costes mensuales. Está claro que los partidos siempre maquillarán la propuesta para vender a la opinión pública que lo hacen porque se preocupan por los que tienen menos ingresos. La realidad es que las cuentas de la Seguridad Social están al límite y hay que sacar dinero de donde sea. Y los autónomos son un colectivo muy apetecible.
El planteamiento de la OCDE parte de una realidad: las pensiones públicas que les quedan a los trabajadores autónomos españoles son sustancialmente más bajas que las que tienen los empleados por cuenta ajena. Y también los ingresos medios son inferiores. Así, mientras que en los países de la OCDE un autónomo jubilado tiene unos ingresos que suponen el 84% de los que dispone un trabajador por cuenta ajena, en España esa cifra cae al 72%. Y si comparamos la pensión que le quedaría a un autónomo que cotice por la mínima versus la pensión de un trabajador con el salario medio de la economía, la cifra estaría poco por encima del 40% (una de las más bajas de la OCDE).
En este punto, la OCDE alerta de que se pueden estar produciendo dos distorsiones muy importantes: por un lado, una cierta ceguera y cortoplacismo por parte de los autónomos. Los expertos en economía conductual (o psicología económica) hace años que nos alertan sobre este fenómeno: en general, nos dicen, nos cuesta pensar en el medio y largo plazo. En este caso concreto, lo que implica es que muchos empleados por cuenta propia prefieren ponerse ahora mismo una cotización muy baja sin tener en cuenta lo que eso supondrá cuando se jubilen. Y luego, cuando están cerca de la edad de retiro, es cuando se dan cuenta de las consecuencias de sus decisiones pasadas, aunque entonces ya no tengan demasiado margen de maniobra.
Por otro lado, los expertos de la OCDE creen que puede estar dándose también un segundo fenómeno: el del autónomo que ajusta su cotización para "maximizar los rendimientos de las prestaciones en función de las cotizaciones". Es decir, aprovecharse en cierto sentido de un sistema que beneficia, en términos relativos, a los que cotizan menos.
Las dos cosas son ciertas. Otra cuestión es que esto justifique acabar de un plumazo con una de las pocas ventajas que tiene ser autónomo en España. Porque éste es el punto sobre el que los estudios pasan siempre de puntillas. No se puede desligar la cotización de los trabajadores por cuenta propia de su realidad laboral. Ser autónomo tiene muchas desventajas respecto a los empleados por cuenta ajena: menos seguridad de ingresos, menos coberturas sociales, incertidumbre, horarios mucho más amplios… A cambio, también tiene algunos elementos positivos: el más importante, que el autónomo se puede organizar su tiempo de trabajo, sus encargos y, en general, su vida laboral sin tener que dar explicaciones a nadie.
Por último, en términos de costes laborales, el beneficio más importante del autónomo es el que tiene que ver con las cotizaciones sociales y la posibilidad que se le da de que organice su ahorro de cara a la jubilación. Si se iguala lo que paga un empleado por cuenta ajena y lo que paga un trabajador autónomo, la pregunta es ¿quién querrá montar un negocio por su cuenta? ¿Seguirá saliendo rentable? ¿Cuántos autónomos pensarán que en ese caso prefieren buscar la seguridad que da una nómina? ¿Cuántos proyectos empresariales caerán por el camino?
Porque, además, el planteamiento de estos expertos parte de una suposición que está lejos de estar probada: que los autónomos y los empresarios no están ahorrando de manera generalizada para su jubilación. En la cuenta que hemos visto antes (ese 72% que sale de comparar los ingresos mensuales disponibles para un autónomo jubilado frente a empleado por cuenta ajena que también se haya retirado), no se tienen en cuenta los ingresos previos. Normalmente, los autónomos tienen unos ingresos medios durante su carrera que son inferiores a los salarios medios de la economía: es lógico, por lo tanto, que también tengan ingresos más bajos una vez que se jubilan.
Del empleo temporal a los autónomos
Un problema es que aquí la OCDE mezcla varias situaciones que no tienen nada que ver. Por un lado, los trabajadores por cuenta ajena que están en una situación precaria (temporales, empleo a tiempo parcial…). Es cierto que muchas de las normas que regulan las cotizaciones y pensiones les perjudican. Y muchos de estos empleados acaban teniendo unas prestaciones de jubilación muy bajas. Como, además, en los últimos años hemos asistido a un incremento sustancial de este tipo de empleos, resulta lógico que la OCDE se plantee qué medidas se pueden tomar para mitigar estos problemas: lo que propone es facilitar las cosas para que sea más sencillo que estos trabajadores coticen por todo el tiempo que están empleados y puedan beneficiarse de cualquier ventaja que ya tengan los empleados a tiempo parcial (por ejemplo, planes de empresa que ahora sólo se garantizan a los empleados con una antigüedad determinada o flexibilidad para cubrir los huecos de cotización). Pero ésta es una problemática muy diferente a la de los trabajadores por cuenta propia.
En segundo lugar, y si sólo miramos a los autónomos, es verdad que no todos hacen una planificación financiera a medio plazo como deberían. La teoría nos dice que un autónomo que cotice por la base mínima debería estar al mismo tiempo ahorrando por su cuenta para su jubilación. Es decir, su pensamiento debería ser algo así: "Cotizar por encima de la mínima es absurdo. Para un trabajador de 40 años, darle dinero a la Seguridad Social implica asumir un rendimiento neto negativo (me devolverán en forma de pensión menos de lo que yo aporto en cotizaciones). Por lo tanto, lo más rentable es cotizar por la mínima y buscarme algún tipo de instrumento de inversión a largo plazo que me permita ahorrar para mi jubilación".
Pero esta es la teoría. En la práctica, muchos autónomos acaban no ahorrando. Y eso tiene implicaciones a futuro. Porque si no ahorras por tu cuenta y cotizas por la mínima, la pensión que te quedará será muy baja. Ahora, ¿justifica esto subirles los costes a la mayoría de los autónomos? Y el que sí está ahorrando por su cuenta, ¿debe pagar también una cotización para una pensión y un sistema en los que no confía? ¿Cuál es, entonces, la ventaja de ser autónomo? En cualquier caso, da igual cuál sea la respuesta a estas preguntas: la razón principal por la que subirán las cuotas en los próximos años no hay que buscarla aquí, sino en el agujero presupuestario de la Seguridad Social. Y eso no se va a solucionar. Por eso, los trabajadores por cuenta propia ya saben lo que les espera, antes o después: ahora sólo toca comprobar si las cuentas les salen.