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Daniel Rodríguez Asensio

El SMI amenaza a la mitad del empleo asalariado y otros riesgos de la economía

Extremadura, Canarias, Castilla La Mancha Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucía, Galicia, Castilla y León y Baleares concentran más del 50% del empleo asalariado en España.

Extremadura, Canarias, Castilla La Mancha Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucía, Galicia, Castilla y León y Baleares concentran más del 50% del empleo asalariado en España.
La hostelería también está afectada por el SMI (Bar El Rinconcillo, Sevilla) | Alamy

España comienza a ocupar titulares de periódicos y dolores de cabeza de líderes internacionales. Desafortunadamente, no por volver a ocupar el sexto puesto a nivel mundial, como ya hicimos en el año 2000. Más bien, por situarnos en el vagón de cola de una Europa con cada vez más problemas.

Hace sólo unos días vimos cómo el FMI aplicaba el mayor ajuste de las expectativas de crecimiento a la economía española de todos los países avanzados. La razón es clara: el debilitamiento de la demanda interna es evidente. Buena prueba de ello son los datos:

  • De comercio minorista, que cae un -0,7% mensual y registra el peor dato desde 2015 en plena campaña navideña;
  • De entrada de nuevos pedidos en la industria, que se desploma un 20% por puro efecto composición (el año pasado hubo un movimiento extraordinario al alza en la región de Murcia), aunque el hecho de que sólo haya 3 regiones con crecimiento positivo deja entrever una desaceleración que, aunque no tan severa, sí que es preocupante.
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    De la demanda de electricidad, que cae un -1,6% y acumula 10 de los últimos 12 meses a la baja.

  • De compraventa de vivienda, que cae un -5,6% en diciembre y refleja tanto la debilidad de la demanda interna como el menor apetito inversor.

La construcción, a punto de entrar en recesión

Los datos de Contabilidad Nacional que el INE ha hecho públicos hace sólo unos días no dejan lugar a dudas: la desaceleración española sigue su curso, y las previsiones para 2020 son a la baja.

España ha crecido un 2% interanual en el año 2019 y un 1,8% en el último trimestre del año. Esta última cifra es 3 décimas inferior a la del último trimestre de 2018, experimentando un deterioro evidente a lo largo del año.

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Es alarmante, además, un consumo final de los hogares que ha crecido un 0% trimestral en el cuarto trimestre. Esta debilidad ha sido compensada por el gasto en consumo final de las administraciones públicas (consumo público), que ha crecido un 0,6% trimestral y un 2,2% interanual, ambas cifras coincidiendo con las de 2018. Una debilidad, además, que continuará, al menos, durante el presente año, a la luz de los indicadores de inversión empresarial. La formación bruta de capital fijo ha caído un -3,2% trimestral, una cifra que no veíamos desde el cuarto trimestre de 2011.

Además, hay que añadir el sector de la construcción como candidato a entrar en recesión técnica, situación en la que ya está la agricultura. El crecimiento en el cuarto trimestre ha sido del -0,7% interanual, frente al 5,9% visto en el cuarto trimestre de 2018. Un sector que, recordemos, está muy relacionado con el componente cíclico de la economía y podría estar anticipando un ajuste mayor incluso de lo esperado. Por último, señalar una productividad que ha vuelto al terreno negativo (-0,1% interanual en el cuarto trimestre) y que refleja que el elevado crecimiento de los salarios no es sostenible.

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Madrid salva a la EPA

La EPA, por su parte y a pesar de los cantos de victoria de la izquierda más liberticida de toda la Transición, sólo ha venido a certificar la desaceleración en el mercado de trabajo que llevamos advirtiendo durante el segundo semestre de 2019:

  1. El descenso del número de parados durante 2019 (112.400 personas) es el más bajo desde 2013, y una cifra lejana a la media de los últimos 5 años (-526.300 personas).

  2. El repunte del empleo ha venido, fundamentalmente, por un aumento inesperado del número de activos, y no de un descenso simétrico en el paro. Concretamente, han sido 70.100 las personas que se han incorporado al mercado laboral en un trimestre dominado por la desconfianza económica, la recesión industrial y malos datos de empleo según las publicaciones de Afiliación a la Seguridad Social y evolución del Paro que ofrecen los organismos correspondientes.

  3. Es más. Este repunte está explicado en un 109% por Madrid, mientras que 8 comunidades autónomas están perdiendo activos.

No se puede hablar, por lo tanto, de un proceso de generación de empleo generalizado en todo el país. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid ha generado el 85% del empleo bruto en el último trimestre (78.400 de los 92.600 nuevos ocupados) y 1 de cada 3 empleos en el último año. Como se observa en la tabla, también destacan los buenos resultados de Canarias (con 49.000 ocupados) y Andalucía (35.200).

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Ni tan siquiera se puede hablar de un dato común, ni que se esperara. A pesar de que Madrid siempre ha sido un punto de generación de empleo en la época navideña, el incremento de la población activa en la región es un 164% superior a la media de los últimos 4 años.

Por consiguiente, es difícil concluir que el mercado laboral esté sufriendo un cambio de tendencia cuando todos estos elementos confluyen en el mismo período temporal en el que la Comunidad de Madrid ha acogido a la Cumbre del Clima (COP25) que es, en realidad, quien ha salvado la EPA del cuarto trimestre de 2019, sin que sirvan estas líneas como una justificación de una buena EPA porque ni tan siquiera ha sido eso.

La amenaza del SMI

Una vuelta a la destrucción de empleo es cuestión de tiempo, y en los sectores más vulnerables son plenamente conscientes de ello. La brutal subida del SMI a 900 euros de 2019 ha provocado que 60.000 personas hayan perdido sus puestos de trabajo o hayan tenido que migrar al mercado secundario. El ajuste ha afectado, fundamentalmente, al sistema especial de empleados del hogar y al agrario. Asalariados, en definitiva, a los que difícilmente podemos tachar de ricos, ni tan siquiera de clase media.

La "justicia social", como acostumbra, llevándose por delante cuando entra en acción a quien jura defender delante de las cámaras.

Incluso Fernández Vara, barón socialista que gobierna en Andalucía, ha tenido que salir a la palestra a pedir explicaciones a Sánchez de un movimiento que deja tan preocupantemente de lado al empresario. Porque nada como un liberticida en el gobierno central para generar aún más pobreza que un liberticida a nivel autonómico o local.

Lo peor es que esto no ha hecho más que empezar. Debemos prestar mucha atención a Extremadura, Canarias, Castilla La Mancha Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucía, Galicia, Castilla y León y Baleares, regiones que concentran más del 50% del empleo asalariado en España y en las que un SMI de 950 euros ya es superior al 60% de la renta media autonómica. Dicho de otra manera, la empleabilidad de buena parte de los trabajadores por cuenta ajena de las regiones más necesitadas del país podría peligrar por las decisiones tomadas desde una mesa de burócratas que tienen su ingreso en cuenta asegurado a cuenta del resto.

Una mayoría débil y vulnerable, y no me refiero sólo a los asalariados, a merced de los deseos de una selecta minoría a la que sólo le importa perpetuarse en el poder. ¿Qué podría salir mal? Los efectos de la subida del 22% los hemos visto ya durante 2019. La subida del 30% acumulada desde 2018 los iremos viendo conforme pase 2020, y cada vez serán mayores.

Las finanzas públicas se tambalean

El gobierno de Sánchez, al igual que hizo José Luis Rodríguez Zapatero, se está encargando de destrozar los pilares que aseguran nuestra credibilidad interior y exterior: el mercado de trabajo y las finanzas públicas.

El déficit está disparado. La última cifra, que no incluye ni ayuntamientos ni corporaciones locales, supone un repunte del déficit de 2 décimas hasta noviembre. Dicho de otra manera, España va a dejar de lado la senda de ajuste del déficit público en el primer año de gobierno de Sánchez.

Y lo hace, además, con saldos a deber a comunidades autónomas (2.500 millones de euros por la liquidación del IVA de 2017) y con las compañías energéticas por el déficit de la tarifa (otros 2.000 millones). Todo, por presentarse a Bruselas con un mínimo de legitimidad y decirle a los comisarios que necesitamos una nueva revisión de la senda de déficit.

Porque, al parecer, países como Irlanda, Portugal, Grecia o Alemania, sólo por nombrar algunos de los más recientes, están todos equivocados y es momento de "estimular la demanda" al calor del dinero gratis. Como si no hubiera ningún riesgo sistémico a considerar en el sistema financiero mundial.

O, quizás, será porque como cualquier gobierno liberticida, Sánchez pretende generar una legión de parados endeudados que dependan exclusivamente del Estado para seguir perpetuándose en la Moncloa. Esto es el manual de acción del socialismo en cualquier momento del mundo y de la historia. Nada nuevo. Sólo cambia la foto, pero no el álbum donde pegarla.

Al final, lo pagaremos con vulnerabilidad en el corto plazo y con nuestros impuestos, y los de nuestros hijos, en el largo. Si no, al tiempo.

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