2019 quedará como un año negro para el mercado laboral español, que ha vuelto a presentar unos datos propios de una crisis económica severa. Así, la última Encuesta de Población Activa (EPA) concluye que España siguió reduciendo el paro en el último trimestre del año; pero lo hizo sólo en 112.400 personas, la cifra más baja desde 2013, mientras que la creación de empleo arrojó un saldo positivo de 402.300 personas, el dato más bajo desde 2014.
Su proverbial cinismo ha llevado a los socialistas a calificar la EPA como la prueba inequívoca de la "buena dirección" que ha tomado el Gobierno. El PSOE pretende ocultar que su llegada al poder ha supuesto el colapso del mercado de trabajo, y se limita a proclamar que España tiene 19,9 millones de ocupados y 3,1 millones parados, y que ambos son los mejores datos desde 2008. Puestos a anotarse tantos, se los debería anotar el PP, que es el que estuvo en el Gobierno la mayor parte de los años que median entre 2008 y 2019. Pero estamos hablando del PSOE. El PSOE de siempre, que diría Emilio Campmany.
Entre los aspectos clave de la EPA que el Gobierno está intentando esconder están los buenos resultados en Madrid. De hecho, si no fuera por los números de la región presidida por la popular Isabel Díaz Ayuso, los últimos datos de paro habrían sido catastróficos. Y es que Madrid generó el 35% del empleo el pasado año, con 140.000 nuevos empleos. En términos relativos, el crecimiento interanual de la ocupación que experimenta Madrid (4,58%) duplica con creces la media nacional. En los tres últimos meses de 2019 Madrid generó 78.400 empleos, el 40% de todos los puestos de trabajo de las CCAA que crearon empleo, en contraste con las siete autonomías que incrementaron sus cifras de paro. Así, la economía madrileña no sólo ha logrado convertirse en la locomotora de España en términos de PIB: gracias a su política liberal de impuestos bajos y a la ausencia de trabas regulatorias a los negocios, sus cifras de empleo han ejercido de salvavidas para el Gobierno de Pedro Sánchez. Vaya ironía.
Mientras tanto, los socialcomunistas se vuelcan en publicitar de manera torticera la EPA para lavar su imagen, pendientes sobre todo de Bruselas, que ha amonestado recientemente a nuestro país por los altos niveles de paro. Con la Comisión Europea es con quien pretende renegociar el Gobierno su enésimo objetivo de déficit, después de desbocar el gasto público y la deuda de las cuentas nacionales. Agazapados tras Nadia Calviño, clamarán por una mayor flexibilidad presupuestaria para no tener que llevar a cabo reformas estructurales y ajustes. Eso sí, piensan tumbar la reforma laboral de PP, que contribuyó a crear casi 3 millones de puestos de trabajo. Porque, en todo caso, ya les salvará Madrid...