Aunque el gobierno socialista de Pedro Sánchez insistió en que subir el salario mínimo interprofesional (SMI) un 22% no tendría consecuencias negativas para el empleo, las advertencias de quienes sostenían todo lo contrario no han tardado en materializarse. En efecto, el curso 2019 terminó siendo el peor año del mercado de trabajo desde 2013 y, además, los colectivos más ligados al SMI han llegado a 2020 peor que en 2018. En 2020, PSOE y Podemos lo elevarán hasta los 950 euros.
Quizá el grupo que más ha sufrido las consecuencias es el de los trabajadores de menos de 25 años. Dicho colectivo es especialmente vulnerable ante los aumentos del SMI, puesto que hablamos de profesionales con poca experiencia y, en ocasiones, baja cualificación. En esos casos, un repunte del 22% en el coste básico de contratación puede marcar la diferencia entre acceder a un empleo o quedarse en paro.
Si acudimos a los boletines mensuales que publica el ministerio de Trabajo podemos ver que, durante el año 2015, el número de parados registrados de menos de 25 años se redujo en 45.773 personas. En 2016, la evolución fue similar: se produjo un descenso del paro de dicho colectivo equivalente a 47.607 efectivos.
Los datos para los años 2017 y 2018 son algo más modestos y constatan un menor ritmo de reducción del paro juvenil. No obstante, hablamos en cualquier caso de datos positivos, puesto que el número total de parados de menos de 25 años bajó en 26.164 personas en 2017 y cayó en 21.194 efectivos en 2018.
Sin embargo, las cifras para 2019 son muy preocupantes, puesto que muestran una caída casi inexistente del paro juvenil. Para ser precisos, el colectivo de desempleados de menos de 25 años se quedó casi como estaba un año antes, puesto que cerró el año apenas 506 personas por debajo de lo registrado a la conclusión de 2018.
Así las cosas, el promedio de 2015-2018 muestra que el paro de los menores de 25 años venía cayendo a un ritmo medio de 35.184 personas por año, mientras que el primer dato tras la fuerte subida del SMI arroja una reducción de solo 506 efectivos, una fuerte caída que supone un descenso del 98,5% respecto a los datos para 2015-2018 o del 97,6% en relación con la cifra de 2018.
La CEOE habla de 60.000 afectados
Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, ha aportado más datos para el debate sobre la incidencia del SMI. En una intervención en el Club Siglo XXI, el máximo responsable de la patronal explicó que el repunte del SMI "ha hecho que se reduzca el empleo doméstico en 15.000 personas o el empleo agrícola en 45.000 personas".
Según Garamendi, "ese empleo es ahora, en muchos casos, empleo informal, de personas que siguen trabajando pero ahora lo hacen en negro. Se habla mucho de evitar la precariedad o de la España vaciada, pero al final no se piensa en ello a la hora de la verdad, por ejemplo, cuando se legislan estos aumentos tal elevados del SMI, que aumentó un 22% sin ningún tipo de acuerdo y ha provocado que suba el paro y que la economía sumergida se dispare".