El Gobierno de Pedro Sánchez ha declarado la "emergencia climática" y ha anunciado un paquete de treinta medidas con las que los socialistas pretenden "limitar el aumento de la temperatura global" y "contener las emisiones de dióxido de carbono".
Entre las medidas anunciadas por el Ejecutivo de Sánchez está un plan orientado a cerrar al tráfico el centro de las ciudades de más de 50.000 habitantes, siguiendo el polémico experimento de Madrid Central, o introducir un impuesto al diésel, en línea con lo propuesto en su fallido borrador de Presupuestos para 2019.
Pese al pesimismo sanchista, los datos invitan a valorar la situación medioambiental de nuestro país de forma más favorable. Pensemos, por ejemplo, en las emisiones de CO2 por habitante. Tal indicador alcanzó las 7,6 toneladas en el año 2000, pero se ha reducido a 6,1 toneladas en la actualidad. Somos capaces, pues, de hacer más con menos, una ganancia de eficiencia muy importante para moderar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como el dióxido de carbono.
Si tomamos el peso de las emisiones totales de CO2 realizadas en España y lo comparamos con el resto del mundo, vemos que la cuota correspondiente a nuestro país es de apenas un 0,9%. Este porcentaje se sitúa por debajo de la aportación de España al PIB global, que ronda el 1,4%. Por lo tanto, nuestra "huella" de carbono es inferior al peso de nuestra economía.
En términos absolutos, las emisiones totales de dióxido de carbono alcanzaban en el año 2000 los 314 millones de toneladas. Estos datos se fueron reduciendo en los cursos siguientes y, según las últimas cifras disponibles, se mueven en el entorno de los 281 millones de toneladas de CO2 emitidas cada año. Hablamos, pues, de un descenso del 11%.
La caída es aún mayor si nos centramos en la última década, puesto que España alcanzó emisiones por valor de 368 millones de toneladas de CO2 en 2007, lo que supone un 24% más de lo que registró nuestro país en 2017.
Una economía más "verde" y un aire más "limpio"
Fijándonos en el Índice de Desempeño Medioambiental que elabora la Universidad de Yale podemos comprobar también que la situación española dista mucho de ser catastrófica. España aparece en el puesto número 12 de la tabla y obtiene una nota de 78,4 puntos sobre un máximo de 100. Figuramos, pues, entre las economías más verdes del planeta.
¿Y qué hay de la calidad del aire? También aquí se observa una mejora progresiva con el paso de los años, pasando de 10,4 a 9,9 microgramos por metro cúbico entre los años 1990 y 2017. Ocurre algo parecido con las muertes derivadas de la contaminación. En 1990, las muertes provocadas por la polución ascendían a 32,2 fallecimientos por cada 100.000 habitantes. Diez años después, en el 2000, ya hablábamos de 25,3 muertes por cada 100.000 residentes. La mejora continuó en la década siguiente, de modo que en 2010 se alcanzó un resultado de 18 muertes por cada 100.000 personas. Los últimos datos disponibles reducen más aún la cifra, hasta 14,5 defunciones por cada 100.000 ciudadanos.