La economía española no atravesaba su mejor momento en 2013. Entre enero y marzo, el PIB retrocedía a una tasa anual del 2,5%. De abril a junio se mantenían los números rojos: la producción, medida en términos anuales, caía un 1,7%. Las tasas negativas siguieron en pie durante el segundo semestre: descenso del 1,2% entre julio y septiembre, y del 0,3% entre octubre y diciembre.
Sin embargo, el mercado de trabajo se comportó de manera distinta a la esperada. Antaño, la economía española debía crecer al menos al 2% anual para ser capaz de reducir el paro y crear empleo. No obstante, los datos de la Encuesta de Población Activa para el curso 2013 mostraron que, en la segunda mitad del año, la caída de la producción fue de la mano de una mejora de la tasa de paro, que se redujo 0,8 puntos para caer del 26,3% al 25,5%.
Cursos posteriores arrojaron resultados mucho mejores en ambos indicadores. No en vano, entre 2014 y 2018, España ha sido una de las economías europeas que más ha crecido y que más empleo ha creado. Sin embargo, el hecho de que, en 2013, la recuperación del mercado de trabajo empezase antes que la recuperación de la producción hizo que muchos analistas empezasen a decir hace ya algunos años que la reforma laboral de 2012 había permitido un cambio estructural en los umbrales de crecimiento necesarios para crear empleo. Ahora, el pacto entre PSOE y Podemos para derogar la reforma laboral, podía poner en peligro esta teoría.
¿Qué hay de cierto en ella? El Banco de España ha analizado esta cuestión y en un informe ha concluido que tal mejora no es una hipótesis, sino que ya es una realidad. Así, el servicio de estudios organismo regulador sostiene que España es capaz de mejorar sus niveles de empleo con tasas de crecimiento que ni siquiera llegan al 1%.
Basta con un 0,8%
La investigación realizada por la institución que dirige Pablo Hernández de Cos confirma que la tasa de crecimiento que históricamente permitía mejorar el empleo no estaba en el entorno del 2%, sino en el 1,25%. Sin embargo, este umbral se volvió a reducir en la última fase de recuperación, tras la aprobación de la reforma laboral. En la actualidad, no es necesario llegar al 1% para seguir mejorando el empleo en términos netos (para ser precisos, alrededor de un 0,8% de mejora del VAB, componente privado del PIB, sería suficiente para mejorar el empleo).
Según el Banco de España, los patrones de cada fase de crecimiento son distintos, de modo que no toda la mejora observada se puede imputar a la reforma laboral. No obstante, el estudio reconoce que los cambios introducidos por Fátima Báñez bajo el Gobierno de Mariano Rajoy "favorecieron que el ajuste en la fase baja del ciclo recaiga en mayor medida sobre variables distintas del empleo, lo que debería contribuir a atenuar las pérdidas de puestos de trabajo en el momento en el que la economía entra en un periodo recesivo". Dicho de otro modo: España ajusta más por salarios y menos por despidos desde que se aprobó la reforma laboral.