El negocio de los patinetes eléctricos de uso compartido en España no está resultando tan exitoso como se presuponía. Tras el desembarco de Lime en Madrid en 2018, llegaron más empresas a la capital y el negocio se extendió por el resto de ciudades españolas, aunque no ha llegado a todas las provincias. Además de luchar contra la regulación y las prohibiciones de los ayuntamientos, las empresas han tenido que hacer frente al vandalismo que se ha generado en torno a estos vehículos.
Según informan en Business Insider, los robos de patinetes eléctricos se han disparado en Madrid. El vandalismo en la ciudad "no tiene precedentes" y es "peor que en Ciudad de México", según contó el exresponsable en el mercado nacional de la lituana Citybee, Angelo Delle Piane, empresa que ya ha abandonado España, al diario. Además, ha señalado que Madrid se ha convertido en la peor ciudad de Europa para desarrollar este negocio. Solo tres startups han denunciado el robo de más de 600 patinetes. En la capital de España los robos y el vandalismo han sido mayores en los "barrios conflictos", unas zonas a las que Manuela Carmena obligó a llevar parte de la flota. Por eso, las compañías están ahora retirando de nuevos los vehículos de estos distritos. Estos robos se han traducido en un aumento de las ofertas en Wallapop. Según cuenta Business Insider, es fácil encontrar decenas de anuncios que venden piezas de patinetes o incluso patinetes enteros a través de esta plataforma.
Regulación
Otro enemigo de estas empresas ha sido y es la regulación. El Ayuntamiento de Madrid resolvió el conflicto entregando 8.600 licencias a las empresas que quisieron desplegar su flota en la ciudad, en la actualidad solo quedan 5.743 permisos. Además, José Luis Martínez-Almeida ya ha amenazado a las 16 empresas poseedoras de estas licencias con retirárselos por incumplir las normativas. En la actualidad, de esas 16 compañías, solo operan 8 ante el fiasco que ha supuesto este negocio. Las cuatro principales son Bird, Lime, Flash y Voi, con 797, 775, 719 y 667 licencias respectivamente.
Peor es el caso en la Ciudad Condal. El Ayuntamiento de Barcelona solo permite el uso de estos patinetes con un fin turístico y que dirija un guía autorizado. Además, es obligatorio llevar casco para poder conducirlo. En el caso de Valencia, no hay regulación todavía, pero sí se planteó en verano cobrar una tasa a todos los vehículos de uso compartido. Para los patinetes, las empresas tendrían que pagar entre 60 y 68 euros anuales.
Mal negocio
Según Vozpopuli, para que un patinete fuera rentable tendría que facturar 15 euros por día, una cifra que no se logra con facilidad y que, junto con el vandalismo y la regulación, están desplazando a estas compañías. Además, según Business Insider, ya son 11 las empresas que han dejado de operar en España, como el caso de Acciona que ya no ofrece este tipo de vehículos.