El programa Planeta Calleja volvió ayer miércoles a la pantalla de Cuatro con una invitada a la altura. Ana Botín fue la primera protagonista de los nuevos retos del aventurero Jesús Calleja.
La presidenta del Banco Santander viajó con Jesús Calleja a una expedición por el sur de Groenlandia con el fin de conocer de primera mano las consecuencias del cambio climático. Este ambiente de desafío fue aprovechado por el aventurero para realizar una entrevista en profundidad donde la empresaria se abrió en canal sobre su infancia, sus primeros trabajos o la relación con su padre.
Ana Botín contó que vivió desde muy joven fuera de España y por consecuencia, lejos de su familia. Con trece años se fue a estudiar a un internado de Ginebra, más tarde a Londres y a Alemania. Tras graduarse con 16 años, estudió economía en Estados Unidos. Una carrera que reconoce "fue porque en los años 80 todo el mundo quería trabajar en los bancos".
La actual presidenta del Banco Santander contó como anécdota que estuvo a punto de estudiar periodismo: "Mi tía me dijo que no era una buena idea y cambié de opinión". También relató su experiencia en JP Morgan donde comenzó a trabajar con poco más de 20 años, algo que siempre ha valorado mucho porque, como ella misma aclara, lo hizo sin ayuda de su padre.
Su vuelta a España
Un aborto y sus ganas de cambiar de aires fueron los motivos para dejar Estados Unidos. "Perdí una niña, esto nadie lo sabe, y quise cambiar de aires, por eso decidí mudarme a España", reveló.
Respecto a su incorporación al banco de su padre comentó que la llamó un señor y le pidió que fuera a trabajar en el banco. Sostiene que su padre tampoco tuvo nada que ver: "Ninguno de los dos lo planificamos, él nunca me pidió que me fuese a trabajar allí", contó.
Asegura que la relación con su padre siempre ha sido buena a nivel personal, pero admite que como jefe las cosas no fueron tan fáciles.
Los problemas llegaron en enero de 1999 con la fusión del Banco Santander y el Central Hispano. Ana Botín cuenta cómo su padre le pidió por teléfono que se fuese, ya que la fusión no sería posible si ella continuaba allí. Aunque cree que "hizo lo que tenía que hacer", reconoce que las formas le hicieron mucho daño: "De las frases que te dicen en ese momento te acuerdas siempre. Lo más duro fue lo que dijo en una junta de accionistas... porque me dejó regular y hay que tener una cierta sensibilidad", recordó la banquera.