El Gobierno italiano de Giuseppe Conte quiere plantar cara a los pagos con dinero en efectivo y para ello van a gastar 3.000 millones de dinero público en bonificaciones para las personas que utilicen la tarjeta de crédito para hacer sus compras. Según Financial Times, con esta medida pretenden reducir el elevado tamaño de la economía sumergida italiana e incentivar un "cambio cultural", que les acerque más a los estándares europeos.
La economía sumergida italiana se calcula que es equivalente al 22% de su PIB, cinco puntos porcentuales más que en España. Un fenómeno que se debe a la alta fiscalidad, pero el Gobierno en lugar de reducir las trabas impositivas considera que subvencionando el uso de la tarjeta de crédito conseguirá reducir el elevado tamaño del dinero B que se mueve en el país. Según las cuentas del Gobierno, Italia deja de recaudar cada año 35.000 millones de euros por el IVA a consecuencia de la economía sumergida. El tipo general de IVA en Italia es del 22% y el reducido del 10%. Los datos reflejan que el 85% de las compras diarias que se realizan en el país transalpino se pagan en metálico, frente al 68% de Francia o al 45% de los Países Bajos, el tercer Estado de la UE con menos economía sumergida.
Siguiendo a Grecia
En Grecia, el nuevo Gobierno de Kyriakos Mitsotakis ha propuesto que los ciudadanos demuestren anualmente que el 30% de sus ingresos se han convertido en pagos digitales. Si no lo justifican recibirán una multa de un 22% extra sobre la diferencia con lo que falta de justificar. Según The Telegraph, si una persona que gana 1.000 mensuales y solo ha pagado un 15% de ellos con la tarjeta de débito o crédito o mediante transferencias bancarias se le pondrá una multa de 400 euros. De esta manera, los griegos que ganen 1.000 euros mensuales tienen que justificar que pagan, al menos, 300 euros al mes por transferencias o con tarjeta. Solo quedan exentos los mayores de 70 años. Según sus propios cálculos, el gobierno se garantiza una recaudación anual de más de 500 millones de euros con la iniciativa.
La medida, al igual que la italiana, ha surgido como respuesta al tamaño de la economía sumergida en el país. En el caso heleno, el dinero B del país equivale al 23% del PIB, seis puntos más que en España y uno más que en Italia. Grecia cuenta con uno de los sistemas fiscales más elevados de Europa con una IVA general del 24% y uno reducido del 13%.