Históricamente, hablar de caldos espumosos producidos en España ha sido sinónimo de referirse a la industria de cava, que a su vez guarda un estrecho vínculo con Cataluña, donde se genera el grueso de su producción.
Sin embargo, aunque el paraguas de dicha denominación de origen es muy relevante a la hora de seducir a los consumidores, lo cierto es que en los últimos años han proliferado nuevos mercados productores que se sitúan al margen de la industria del cava y apuestan por desarrollar sus propios espumosos.
Galicia es, probablemente, la región donde más se puede apreciar este vuelco. Los espumosos de la región atlántica vienen de hace un siglo, puesto que ya en la década de 1920 empezó a coger vuelo la producción de espumoso, especialmente en las provincias de Pontevedra y Orense. Para la historia han quedado firmas como Champán Galicia y Champán Gulías o explotaciones como Bodegas Ramos y Bodegas La Patena.
Hace diez años, el ritmo productor de espumoso empezó a acelerarse. Como explicó Libre Mercado hace dos años, la región gallega generaba en 2017 una veintena de caldos. Estas cifras han seguido aumentando y en 2019 se cuentan al menos 35 vinos gallegos de este tipo. Casi todos giran en torno a las tres denominaciones de origen de la comunidad gallega: Rías Baixas (que aporta 24 de las 35 líneas disponibles en el mercado), Ribeiro y Valdeorras.
Fuerte aumento de las ventas
El chispeante made in Galicia esperar cerrar el año 2019 con ventas superiores a los 100.000 litros. Esto supone una gota en el océano del cava, que despacha más de 240 millones de botellas. Sin embargo, la tendencia al alza del espumoso gallego es tan acusada que, en poco más de cinco años, sus ventas han aumentado un 550%.
La coyuntura política ha ayudado a los productores gallegos. A nadie escapa que, ante el pulso separatista que vive Cataluña, millones de productores han buscado alternativas y han encontrado nuevas fórmulas productivas que satisfacen su demanda de vino espumoso. El referéndum ilegal del 1-O de 2017 marcó un punto de inflexión, favoreciendo la visibilidad de estos productos alternativos.
Por otro lado, lejos de entrar en las complejas dinámicas del cava, donde el Consejo Regulador de la denominación de origen está controlado por los productores catalanes y la actitud de los gobiernos centrales tiende a favorecer dicho statu quo, los productores gallegos se han lanzado a etiquetar sus caldos como un espumoso más, lo que permite su crecimiento al margen de la "guerra del cava" que ha frenado el aumento de la producción en Extremadura o Comunidad Valenciana.