No hay una única política económica posible. Hay una intervencionista, basada en una mayor intromisión en la economía, gasto público creciente, déficit alto, deuda elevada y subida de impuestos, además de una ausencia total de reformas. Y otra, liberal, basada en la austeridad y reducción del gasto, la estabilidad presupuestaria, la reducción ordenada y selectiva de impuestos y la eliminación de trabas que libera renta para la economía productiva, genera un marco de confianza y credibilidad y dinamiza la actividad económica y el empleo.
Es legítimo optar por una o por otra, pero sabiendo siempre que cada una de ellas dará diferentes resultados, porque distintas políticas dan distintos resultados. Así, desde el punto de vista regional, nos encontramos con que Cataluña ha optado por la política intervencionista y Madrid por la liberal.
Pues bien, como son dos regiones de tamaño económico similar, con capacidad similar para atraer inversiones y generar riqueza, podemos comparar de manera muy atinada cuáles han sido los efectos de las diferentes políticas.
Así, si nos vamos a los momentos anteriores a la diferenciación de políticas, en 1990, cuando no había casi competencias transferidas y no había posibilidad de ser corresponsables por el lado de los ingresos con una política tributaria distinta, Madrid crecía 3 puntos menos que Cataluña.
De hecho, entre 1983 -inicio de la autonomía en Madrid- y 1995 -comienzo de la aplicación de políticas liberal-conservadoras en Madrid, el PIB de Cataluña creció en la mayoría de esos años por encima del de Madrid.
Las políticas liberales de Madrid
A partir de entonces, especialmente desde 2003, Madrid comenzó a aplicar una política económica basada en el liberalismo clásico, con gasto reducido y eficiente e impuestos bajos. Así, por ejemplo, Madrid redujo el IRPF, de manera que cuenta con un tipo máximo 5 puntos inferior al de Cataluña, mantiene la exención al 100% en el impuesto de Patrimonio y la bonificación al 99% en Sucesiones y Donaciones para los familiares más cercanos, mientras que Cataluña repuso Patrimonio y Sucesiones y Donaciones y va a aplicar nuevas subidas en el IRPF.
Esa política de subida tributaria en Cataluña ha ido acompañada por un permanente aumento del intervencionismo económico en todos las ramas de actividad, que restringen libertad y cercenan espacios de crecimiento de riqueza y empleo.
De esa manera, nos encontramos con los resultados de la aplicación de estas distintas políticas económicas: la intervencionista en Cataluña y la liberal en Madrid. Y los fríos datos dicen lo siguiente, que vemos a continuación.
En el último año cerrado disponible, 2018, el PIB de la Comunidad de Madrid creció un 3,1%, casi un punto más que el de Cataluña.
Y ese crecimiento de 2018 no es más que el de la tendencia de toda una década, ya que en el período 2010-2018, Madrid creció un 1,8% frente al 1,1% de Cataluña, de manera que vemos que en 2018 se agranda esa brecha sobre la propia media, lo que significa que va ralentizándose el crecimiento catalán y acelerándose el de Madrid.
Eso tiene su reflejo en el PIB per cápita. De esta manera, Madrid, con un PIB per cápita de 35.041 euros supera a Cataluña en casi 5.000 euros.
Los efectos de esas distintas políticas, por tanto, se dejan sentir. Ahora, se ve el último efecto, el del volumen global del PIB, el que marca la dimensión de una economía. La Comunidad de Madrid ya era la que más crecía y la más rica -es decir, la que tenía un PIB per cápita más alto-, pero ahora también es la mayor economía de España.
De esa manera, por primera vez en la serie histórica de la Contabilidad Regional del INE en una época de crecimiento económico, no de recesión como fue 2012 y 2013, la Comunidad de Madrid se convierte en la región con mayor PIB de España, superando a Cataluña en 2.112 millones de euros pese a tener Madrid 1,5 millones menos de población.
Eso no es fruto de la casualidad, sino del marco flexible y dinámico, que atrae a empresas, profesionales y personas, que generan las políticas aplicadas en la Comunidad de Madrid, en el margen de sus competencias, basadas en el gasto eficiente, dedicado a lo esencial, con los mejores servicios públicos de España, los impuestos bajos, el cumplimiento de los objetivos de estabilidad, la libertad económica y las reformas que eliminan obstáculos en la economía. Distintas políticas dan distintos resultados.