Rusia tiene fundamentales positivos. Su PIB lleva recuperándose desde el año 2016 y tiene superávit fiscal y superávit por cuenta corriente. Actualmente los tipos de interés están relativamente altos, en el 6,25%, con la inflación descendiendo hasta niveles del 3,5%, por debajo de su objetivo del 4%. Su economía está muy saneada ya que, la deuda pública, representa tan sólo el 15% del PIB, un nivel mucho menor que el del resto de países. La deuda agregada rusa (pública y privada) supone prácticamente el 80% del PIB, también muy inferior a la de los países desarrollados, que se encuentra ya en niveles superiores al 200%. Rusia, además, es el cuarto país con más reservas a nivel mundial y éstas cubren toda su deuda externa, permitiéndoles tener una posición sólida ante eventuales problemas en la economía global.
El impacto de las sanciones que le impusieron EEUU y algunos países de Europa, ha sido limitado y en algunos aspectos ha tenido un efecto positivo en Rusia, ya que ha obligado al país a ser más autosuficiente y disciplinado. La devaluación del rublo favoreció a las empresas exportadoras rusas y, además, tras la introducción del plan de estabilización presupuestaria en el año 2018, el rublo ha tenido más estabilidad. Este plan consiste en dirigir el exceso de ingresos públicos que obtiene Rusia, cuando el precio del barril de petróleo de los Urales está por encima de $40, al Fondo Nacional de Reserva. Gracias a este fondo, la economía del país sufre menos ante caídas del precio del petróleo, ya que en caso de que se produjeran, Rusia podría utilizarlo para financiar un eventual déficit presupuestario.
No sólo los fundamentales de Rusia son sólidos sino que, además, creemos que actualmente las valoraciones allí son bastante atractivas. A pesar de la revalorización que ha experimentado el mercado ruso este año, pensamos que sigue muy barato. Actualmente cotiza a 6 veces beneficios, a prácticamente una vez valor en libros y ofrece una rentabilidad por dividendo media del 7%. También tomando el precio/beneficio de Rusia de los últimos 10 años cotiza muy barato, a 7 veces frente a las 30 veces que cotiza Estados Unidos actualmente. En un escenario global de tipos de interés muy bajos creemos que los dividendos de las empresas rusas son especialmente interesantes. Además los dividendos se están incrementando, tanto en empresas privadas como en públicas, ya que el gobierno está promoviendo que las empresas estatales aumenten la remuneración a los accionistas.
En este escenario que consideramos favorable para el país, encontramos compañías baratas, con gran calidad comparadas con sus competidores internacionales, con activos que son muy difíciles de replicar, que están poco endeudadas y pagan dividendos altos. Algunos ejemplos interesantes son Sberbank, el banco líder del país, con una cuota de mercado del 45% en depósitos minoristas, Gazprom que tiene el 16% de las reservas mundiales de gas, Lukoil que representa el 1% de las reservas globales de petróleo o Polyus que acabará este año siendo el cuarto mayor productor de oro a nivel mundial y tiene los costes de producción más bajos de las principales mineras de oro.
Normalmente suelen encontrarse oportunidades fuera de donde está el radar de los inversores, en países o sectores despreciados. Pensamos que la renta variable rusa es uno de ellos, porque a pesar de que este año está siendo el segundo mercado más rentable a nivel global, sigue muy barata y creemos que lo puede seguir haciendo bien por sus buenos fundamentales.