La Comisión Europea (CE) ha identificado desequilibrios macroeconómicos en España por su elevado nivel de deuda pública y privada, su alta tasa de paro y su saldo negativo en la balanza de inversiones exteriores, según un informe publicado este martes.
En consecuencia, el Ejecutivo comunitario hará un análisis en profundidad para "examinar la persistencia de desequilibrios o su relajación", que servirá para elaborar las recomendaciones económicas que la Comisión emite para cada país en mayo.
Bruselas también hará análisis de la situación en otros doce países: Bulgaria, Croacia, Chipre, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, los Países Bajos, Portugal, Rumanía y Suecia.
"En general, la lectura económica (de España) subraya problemas relativos a la sostenibilidad externa, la deuda privada y pública en un contexto de alto desempleo y débil crecimiento de la productividad", apunta el Informe de Mecanismo de Alerta de la Comisión, documento anual que alimenta el llamado Semestre Europeo, por el que la institución coordina las políticas económicas de los Veintiocho.
Este apunta que, si bien en los últimos años se ha reducido el déficit público, sobre todo, por el "fuerte crecimiento", "el déficit persistente implica que el todavía elevado ratio de deuda pública solo se está reduciendo lentamente".
Al mismo tiempo, la deuda privada ha ido bajando durante 2018 –el año evaluado en el informe– pero todavía es necesario un mayor desapalancamiento, señala Bruselas, que añade que la reducción se ha ralentizado debido a un ligero aumento del crédito. La misma tendencia se ha identificado en la deuda de los hogares.
El desequilibrio, no obstante, es mayor en la deuda pública, que se situó en el 97,6% frente al umbral del 60% máximo fijado por Bruselas, que en la privada, la cual ascendió al 133,5 % del PIB, ligeramente superior al límite del 133% que determina la existencia de desequilibrio.
En cuanto a la posición exterior de la economía española, Bruselas señala que el balance por cuenta corriente sigue siendo alto (2,6% de media en los últimos tres años) pese a haberse estrechado en 2018, y que el saldo negativo de la posición neta de inversión internacional "sigue siendo muy elevado".
En concreto, España tiene un saldo negativo equivalente al 80,4% en este indicador –que mide la diferencia entre los activos extranjeros que tiene España en su balance y los activos españoles que tienen terceros países–, lo que implica una situación deudora. Pese a ello, la Comisión considera que "la evolución del balance por cuenta corriente en España es coherente con una mejora de su posición neta de inversión internacional a un ritmo apropiado".
En empleo, Bruselas reitera que pese al descenso de la tasa de paro este sigue "muy alto y por encima de los niveles previos a la crisis, sobre todo entre los trabajadores jóvenes y menos cualificados". La media a tres años es del 17,4%, frente al umbral comunitario del 10%. Subraya, además, la caída de la tasa de actividad, de 0,6 puntos porcentuales (por encima del -0,2 % de referencia).
España no registra desequilibrios, por el contrario, en los restantes diez indicadores, relativos a sus exportaciones, costes laborales, precios de la vivienda o pasivos del sector financiero, entre otros.
En la UE en general, Bruselas aprecia que "los riesgos para la estabilidad macroeconómica persisten pese al crecimiento económico", al tiempo que "algunas tendencias emergentes requieren vigilancia" en un momento de desaceleración económica, según dijo el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni. Entre estas, están los elevados superávits por cuenta corriente, los altos niveles de deuda pública y privada en varios países, el incremento de los costes laborales o la baja rentabilidad de la banca.