A finales de 2018, el Gobierno de Pedro Sánchez anunció una fuerte subida del Salario mínimo hasta los 900 euros. En consecuencia, el coste básico de contratación es un 22% más alto desde enero de 2019. Tal aumento hizo saltar las alarmas entre todo tipo de entidades públicas y privadas que advirtieron de las consecuencias laborales que podría tener un encarecimiento así. Sin embargo, el Ejecutivo socialista defendió que el empleo no se resentiría e incluso atacó abiertamente al Banco de España por sostener la tesis contraria.
Casi un año después, el optimismo de Moncloa parece haberse topado de bruces con la cruda realidad de un mercado de trabajo en el que se empieza a constatar un claro deterioro del desempeño profesional de los grupos más vinculados al cobro del Salario Mínimo interprofesional. Aún así, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez tienen prácticamente cerrado un acuerdo para elevar el SMI a 1.000 euros en 2020.
Más paro entre los jóvenes
Empecemos por los jóvenes. Los menores de 25 años son uno de los colectivos más afectados por el Salario Mínimo. Como es lógico, la cobertura del nivel básico de remuneración tiende a ser más alta entre quienes tienen menos experiencia laboral. A esto hay que sumarle el hecho de que, en algunos casos, los jóvenes que salen al mercado de trabajo tampoco tienen una titulación formal, lo que hace aún más probable el cobro del SMI.
Así las cosas, los datos que presenta el SEPE ponen de manifiesto un progresivo deterioro en la empleabilidad de los trabajadores más noveles. En diciembre de 2018, antes de la subida del 22% en el Salario Mínimo, este colectivo sumaba 247.212 desempleados que suponían el 7,7% del total de profesionales sin empleo.
Sin embargo, si nos fijamos en el último dato ofrecido por el ministerio de Trabajo (noviembre de 2019), encontramos que los desempleados de menos de 25 años han aumentado de forma progresiva con el nuevo SMI, hasta situarse en 265.598 personas. En términos relativos, esto supone el 8,3% del total de trabajadores sin ocupación.
Esto significa que, en términos absolutos, el desempleo de los menores de 25 años ha subido en 18.386 personas desde que entró en vigor el nuevo Salario Mínimo. Si, por otro lado, atendemos al peso de este colectivo sobre el total de personas sin empleo, podemos ver que su cuota aumenta del 7,7% al 8,3%, un repunte del 7,8%.
Más paro entre los extranjeros
El nivel de empleo de los extranjeros también está especialmente afectado por el Salario Mínimo. Aunque muchos profesionales foráneos cuentan con una formación media o avanzada, son mayoría quienes llegan a nuestro país en busca de oportunidades laborales con una preparación más básica. Esto hace que el peso del Salario Mínimo sea mayor en dicho grupo de población.
Pues bien, las cifras oficiales divulgadas por el ministerio de Trabajo constatan que el empleo de este colectivo ha experimentado un claro cambio a peor desde que entró en vigor la subida del 22% en el Salario Mínimo. Tomando como referencia diciembre de 2018, el mes anterior al encarecimiento del coste laboral básico, encontramos que el paro registrado de este grupo de población llegaba a 393.750 personas. De esa cifra, 143.740 eran europeos y 250.010 no comunitarios.
Sin embargo, los datos de noviembre de 2019 comunicados por el departamento que dirige Magdalena Valerio arrojan un crecimiento de la desocupación de los trabajadores extranjeros hasta las 403.848 personas. El paro se mantiene estancado entre los inmigrantes comunitarios (143.763) y crece entre los no comunitarios (260.085), en línea con los niveles medios de preparación de cada colectivo.
Esto significa que, en términos absolutos, el desempleo de los trabajadores extranjeros ha subido en 10.098 personas desde que entró en vigor el nuevo Salario Mínimo. Una nueva demostración del cambio a peor del mercado laboral, que venía mejorando sus indicadores de forma sostenida hasta que el gobierno socialista empezó a modificar el marco de normas y costes que desarrolló el anterior gabinete, del Partido Popular.
Más paro en la agricultura
En el sector primario también se observa una situación similar. No solo se trata de una rama de actividad que requiere menos cualificación y, por lo tanto, ofrece salarios más bajos. Además, hablamos de un ámbito en el que el peso de la economía sumergida tiende a ser mayor. Por lo tanto, estamos ante un colectivo más afectado por el Salario Mínimo Interprofesional.
Si nos sumergimos en los datos que ofrece el ministerio de Trabajo, podemos comprobar que diciembre de 2018 se cerró con un total 138.771 parados registrados en este ámbito de ocupación. Sin embargo, esta cifra ha crecido desde entonces, hasta situarse en 147.600 personas en noviembre de 2019. Hablamos, pues, de una subida del paro que afecta a 8.829 profesionales del mundo agrícola.
Más paro en el empleo doméstico
Otro grupo profesional en el que la incidencia del Salario Mínimo es predominante es el del empleo doméstico. Desde enero de 2019 están en vigor dos medidas que encarecen su contratación: la subida de las cotizaciones sociales asociadas a esta ocupación y el repunte del 22% aplicado en el Salario Mínimo, que también está especialmente vinculado a este tipo de trabajo. En total, el coste asociado a incorporar un empleado doméstico ha subido en 3.000 euros.
De nuevo, los datos disponibles apuntan a un cambio a peor en la empleabilidad de este colectivo. Si atendemos a la Encuesta de Población Activa, podemos ver que el total de personas ocupadas en actividades de empleo doméstico ha pasado de 450.300 en diciembre de 2018 a 414.600 en septiembre de 2019. Hablamos, pues, de 35.700 puestos de trabajo perdidos desde el encarecimiento de los costes laborales no salariales que decretó el gobierno. El deterioro afecta especialmente a las mujeres, que suponen más del 90% de ocupados en este tipo de empleo.