Las rentas altas españolas pagan a Hacienda el 54% de su renta bruta para cumplir con los compromisos fijados en materia de IRPF e IVA. Así se desprende del nuevo informe elaborado por diversos centros de análisis europeos entre los que figuran la red Epicenter, el think tank sueco Timbro o el prestigioso Institute of Economic Affairs de Reino Unido.
La situación de nuestro país arroja un escenario medio en comparación con los 41 miembros de la UE-28 y/o la OCDE. Así, si ese trabajador hiciese las maletas y mantuviese un elevado nivel de ingresos, pagaría diez puntos menos a Hacienda en caso de residir en Nueva Zelanda. El diferencial también sería notable si se trasladase a Suiza (ocho puntos menos) o Estados Unidos (siete).
Hay países que están incluso peor que España. En Países Bajos, Grecia o Noruega, la retención conjunta asociada a impuestos directos e indirectos ronda el 60%, mientras que en Francia, Dinamarca o Austria se acerca al 70%. Sin embargo, la palma se la llevan Suecia, Eslovenia, Bélgica, Portugal y Finlandia, que ocupan los cinco primeros lugares de la tabla. En estos países, los tributos en vigor reducen entre el 71% y el 76% de la renta de quienes más ganan.
Considerando las cotizaciones, España llega al 66,2%
El informe no suma las cotizaciones sociales al caso español, puesto que están desligadas del sistema tributario al uso y figuran como una aportación paralela al sistema de Seguridad Social. Sin embargo, sí que ofrece los datos asociados a este pago, de modo que es posible calcular la retención efectiva que soportan las rentas altas cuando también se tiene en cuenta este pago.
En España, cada subida salarial de 100 euros a las rentas altas acarrea un coste fiscal marginal de 47 euros en concepto de IRPF. A esto hay que sumarle la retención por IVA, que ronda el 13% cuando se consideran los tres distintos tipos vigentes (21%, 10% y 4%). Por lo tanto, de esos 53 euros que le quedan al contribuyente tras pagar el Impuesto sobre la Renta, habrá otros 7 euros que se irán con el IVA vinculado a sus decisiones de consumo.
Hay que tener en cuenta, además, que el coste laboral de dicha renta alta lleva aparejada una serie de cotizaciones: 6,35% a cuenta del trabajador y 29,9% a cargo de la empresa, lo que añade un coste paralelo al pago necesario para mantener en nómina a un trabajador de renta alta. En consecuencia, para que un asalariado de rentas altas obtenga 46 euros, es preciso pagar 47 euros de IRPF, 7 de IVA y 36 de cotizaciones. Esto se traduce en un 66,2% de retención marginal efectiva para quienes más ganan.
Hay que tener en cuenta, además, que muchos países de la UE-28 y/o la OCDE han eliminado dos tributos clave para este segmento de ingresos que sí están vigentes en España: el Impuesto sobre Patrimonio y el Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Ambos gravámenes pueden subir en 2020 como resultado del acuerdo de gobierno que negocian los socialistas del PSOE y los comunistas de Podemos con otras fuerzas políticas separatistas y de izquierda radical. Por otro lado, España está entre los países europeos que más impuestos cobran a las rentas del capital y, no solo eso, en la próxima legislatura puede haber cambios que endurezcan más estas condiciones, con subidas de impuestos o cambios regulatorios aplicados a la inversión inmobiliaria (Socimis), colectiva (Sicav) o provisional (Planes de Pensiones).
Por otro lado, es importante subrayar que la aplicación del tramo superior en España es mucho más dura en España que en otros países. En España, basta con ganar 65.000 euros brutos para entrar en dicha categoría, mientras que por ejemplo en la vecina Portugal es preciso tener ingresos de 280.000 euros para ser considerado renta alta en términos de IRPF. La comparativa también es muy llamativa con otras economías de nuestro entorno: 170.000 euros en Reino Unido, 83.000 euros en Italia, 230.000 euros en Grecia, 265.000 euros en Alemania, 560.000 euros en Francia… Por mucho que PSOE y Podemos se empeñen en orientar sus políticos para cazar a los ricos, nuestro país ya es un infierno fiscal tanto para ellos, como para la clases media.