Sin haber llegado a la treintena, y prácticamente desde la nada, Kiko Requena y Miguel Sánchez han creado una empresa que ha irrumpido de una forma importante en un mercado que puede parecer inamovible y que es, desde luego, de los más clásicos: el de los productos de piel.
Fundada en 2017, en sólo tres años Café Leather Supply ya vende en tiendas en doce países, espera facturar aproximadamente un millón de euros y ha llamado la atención de grandes empresas, competidores, modelos internacionales y medios de comunicación.
¿Qué ha llevado a dos jóvenes emprendedores a una aventura tan compleja como fabricar productos de piel de alta calidad en lugar de crear APP o redes sociales? ¿Cómo han logrado facturar un millón de euros en tan poco tiempo? Para averiguarlo visitamos sus oficinas en Madrid y nos reunimos con los dos creadores y verdaderos padres de Café.
¿Por qué la piel?
La primera pregunta es probablemente la más obvia: por qué se decidieron por un mundo tan complejo y aparentemente difícil como el de la piel. La respuesta no es sencilla sino que es una suma de factores: "Cuando nos lazamos a las piscina nos dimos cuenta de que, para hacer algo diferente, tendría que ser algo que aportase valor, que fuese distinto", nos explican, "y creímos que podríamos hacer algo diferente utilizando la piel como hilo conductor", un material con el que "aportar algo nuevo". Además, la piel también pareció un material adecuado para "recuperar los valores de lo auténtico, lo de toda la vida, lo que se estaba haciendo aquí pero a lo que nosotros podíamos darle un toque muy chulo".
Tanto Kiko como Miguel tienen también muy claro que la historia de Café habría sido muy distinta si no fuesen españoles: "Nacer en España ha sido fundamental, probablemente si hubiésemos nacido en Alemania no estaríamos haciendo lo mismo, pero la cultura y la tradición que hemos respirado nos ha llevado a hacerlo así".
Ubrique: "Cuna del accesorio a nivel mundial"
Y una de las razones por las que estar en España ha sido clave para Café Leather es que, tal y como nos cuentan, "tenemos la meca y la cuna del accesorio a nivel mundial, somos los mejores, las mejores marcas del mundo trabajan en Ubrique, así que hemos querido hacer bandera de eso".
De hecho, el pueblo gaditano es un elemento esencial: "Con el concepto de marca que queremos no podía hacerse en otro lado que no fuese Ubrique, estás transmitiendo una serie de detalles, de minuciosidad y cuidado que en países que tienen una mano de obra más económica como China es muy difícil conseguir", nos dicen. "Si estás defendiendo una marca como la que estamos defendiendo nosotros con unos valores y con una idea muy clara del producto que quieres tener, necesitas pagar ese precio".
Además, el made in Spain, realmente muy presente en la cuidada presentación de sus productos, es un marchamo de calidad que se aprecia mucho, especialmente fuera de nuestro país, donde Café hace ya el 70% de sus ventas: "En España se valora menos, pero fuera se aprecia mucho más el producto español". De hecho, incluso los clientes finales lo hacen: "La gente sabe que a nosotros se nos da muy bien la piel y, además, aunque no lo sepan sí ven que son productos hechos en un país occidental, europeo, donde la mano de obra no es barata, y eso se valora porque implica calidad".
De un inicio muy complicado, al éxito
Café se puso en marcha en 2017 y los inicios fueron muy complicados: "El primer año, año y medio, fue muy duro porque es una marca con un ticket medio que no tenía un respaldo detrás". El problema era tratar de colocarse en una determinada franja del mercado en la que no es fácil luchar sin ser una firma conocida, "así que nos centramos menos en vender y más en redondear la marca" y en "enseñar lo que hay detrás de los procesos, porque si no, la gente no sabe por qué las cosas valen lo que valen".
Esta fase de construcción de la marca, de "darle credibilidad", fue dando sus frutos: "En 2018 fuimos a una feria internacional y eso nos ayudó a saber cómo teníamos que entrar al cliente de fuera, a las tiendas y también al cliente final, vimos que el producto funcionaba más fuera que aquí, así que entendimos que nuestra estrategia de marketing digital tenía que ir más orientada al exterior".
Otro avance notable ha sido firmar contratos importantes "con compañías fuertes que quieren hacer regalos de empresa en condiciones", lo que les ha servido tanto para mejorar sus cifras como para aumentar el conocimiento de marca.
"El año de despegue ha sido 2019", nos dicen. Sus productos ya se venden en tiendas de doce países, entre ellos Corea del Sur, Estados Unidos, Suiza, Australia… y la venta online sigue creciendo también. Con todo esto durante este año que termina esperan facturar "alrededor de un millón de euros" y "empezar a ganar dinero ya", algo que no es sencillo en un negocio en el que "necesitas reinvertir todo lo que ganas para seguir creciendo, hay que diversificar en producto para no dejar de ampliar la colección y seguir construyendo marca, y eso implica mucho dinero".
La dificultad de emprender en España
Por supuesto aunque la suya sea una historia de éxito las dificultades han sido constantes y, como les ocurre a tantos otros en nuestro país, han "echado de menos la cultura, la mentalidad de fomentar el emprendimiento".
También lamentan los problemas burocráticos y los retrasos que hay que sufrir para muchas cosas como lograr financiación a través de instituciones públicas: "Nosotros tenemos un crédito Enisa, pero pasaron casi dos años de tramitación, podíamos haber muerto en el camino", nos cuentan. Sí destacan la labor y la ayuda que han recibido del ICEX, "lo que mejor funciona de España".
Además, son bastante críticos con lo que denominan "el boom de las start up", un momento peculiar del mundo de la inversión en el que "todos queremos ser digitales y muchas empresas que sólo vendían posibilidades lograban mucho dinero, hasta parecía que la empresa que estaba facturando se le hacía de menos".
La ayuda de la tecnología
Eso no quiere decir que rechacen las nuevas tecnologías, al contrario: las usan mucho y aseguran que han sido y son imprescindibles en el desarrollo de su empresa: "Si Café no tuviese presencia digital estaríamos muertos, no habríamos ni salido", nos dicen, "si no tienes una tienda y tienes una tienda online tu flagship store es tu web y hay que trabajarlo muy bien".
Un trabajo que abarca varias fases: "Primero construyendo una web que transmita lo que quieres transmitir como marca y, a partir de ahí, diversificarlo y ramificarlo hacia todo lo que te haga comunicarte hacia el exterior, por ejemplo con un Instagram potente".
Piel ecológica
Por último, no nos resistimos a preguntarles cómo gestiona una empresa de artículos de piel la moda del ecologismo que parece que todo lo invade. Los responsables de Café tienen las cosas muy claras: "Nos han criticado", reconocen, pero "los mismos que nos critican hablan de cosas como piel vegana, y esa piel vegana es plástico que contamina".
A partir de ahí recalcan que "no matamos a ningún animal para producir nuestras pieles, reciclamos lo que desecha la industria cárnica, que es muy distinto".
Además presumen de que para tratar esas pieles no usan productos químicos: "Mientras que el 98% de la piel del mercado está tratada con cromo, que es un producto químico contaminante, nosotros nos gastamos mucho más dinero y curtimos la piel como se hacía antaño, con taninos vegetales como la acacia, el quebracho, que hace que el proceso sea muchísimo más largo, pero luego le da a la piel unas características muy distintas: hace que la piel genere una patina y envejezca con el tiempo". Así, aunque aseguran que este curtido "cuesta cuatro veces más", se muestran también convencidos de que "no sólo es más ecológico y respetuoso con el medio ambiente, es que encima hace el producto mejor".
"Tenemos que saber en qué época nos ha tocado vivir", concluyen. Desde luego, aunque a priori pudiera parecer que nadan contra corriente, la historia de Café demuestra que si de algo son conscientes es de eso.