Noruega lleva aplicando un impuesto sobre los productos azucarados desde el año 1922. Sin embargo, las nuevas tendencias de gravar más duramente estos productos para, supuestamente, desincentivar su consumo han provocado que esta tasa subiera un 83% en un solo año en el país nórdico.
Concretamente, se grava con 3,66 euros cada kilo de chocolate o confitería. A las bebidas gaseosas azucaradas se les cobra 0,50 euros más debido a la subida de este tributo. Esto se traduce, en la práctica, en que una tableta de chocolate de 250 gramos cueste 90 céntimos más y que una botella de refresco de 2 litros se encarezca 1 euro.
Por todo ello, está comenzando a crearse un fenómeno común que ya ha ocurrido en muchos otros sitios: las compras fuera del país. A menos de 90 minutos de Oslo se encuentra una tienda de caramelos, chuches y todo tipo de dulces de casi 3.500 metros cuadrados. Es, sin duda, una de las tiendas más grandes del mundo dedicada a la venta de estos productos. Cada año, este establecimiento suele facturar unos 187 millones de euros. Sin embargo, ahora sus ingresos se están disparando porque está situada en suelo sueco, donde los productos azucarados son mucho más baratos.
"Muchos productos son más baratos en Suecia que en Noruega", asegura Eirik Bergland a Epicenternetwork. "Alcohol, tabaco, muchas cosas. Las compras transfronterizas se han producido durante décadas. Pero los dulces y los refrescos son mucho más baratos. Mucho más baratos", añade.
Los compradores noruegos hicieron 9,2 millones de viajes a través de la frontera el año pasado, según la Oficina de Estadísticas de Noruega. De hecho, las tiendas de dulces suecas han disparado la facturación un 10% respecto al 2017.
En efectos de salud, según la OMS, Noruega tiene una tasa de obesidad del 23,1%, superior al 20,6% de Suecia, al 22,2% de Finlandia y al 19,7% de Dinamarca. Además, el registro muestra que la tasa de obesidad de Noruega ha aumentado a un ritmo notablemente constante durante muchos años, sin verse afectada por los cambios en los impuestos o en el consumo de azúcar, por lo que esta política es un fracaso.
En España
En nuestro país, en el año 2017, la Generalidad de Cataluña aprobó una tasa que grababa con mayores impuestos a las bebidas azucaradas. Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha anulado el decreto. Por otro lado, durante la campaña electoral Íñigo Errejón, propuso implantar una tasa a las bebidas azucaradas para desincentivar su consumo.