La situación de WeWork, el conocido como rey de las oficinas, lejos de encarrilarse, empeora. Varios propietarios que estaban cerrando contratos de arrendamiento con la compañía americana han decidido romper las negociaciones y sacar las oficinas de nuevo al mercado. En total, la startup ha perdido contratos con una superficie total de 20.900 metros cuadrados. Uno de ellos ha sido en Barcelona.
En el caso de la Ciudad Condal, ha sido el gigante del coworking el que ha desechado firmar el acuerdo, que supondría abrir un espacio de 2.000 metros cuadrados de oficinas. La noticia ha impactado con fuerza dentro del sector, ya que el acuerdo se creía cerrado desde el mes de junio de este año. Concretamente ha sido el Edificio Hexagon, ubicado en el 22@ de Barcelona el inmueble afectado por la crisis de la empresa estadounidense, tal y como ha informado Idealista.
Pero no solo se ha roto este acuerdo. Los propietarios de tres edificios localizados en Londres y en Glasgow han decidido romper las conversaciones con WeWork. Esto supone que el primer centro que iba a tener la compañía en la capital de Escocia se ha frenado debido a la renuncia del propio propietario del edificio.
En este sentido, el director general de Fore Partnership, Basil Demeroutis, ha explicado que "existen dudas sobre la capacidad de WeWork como inquilino y pasará un tiempo antes de que los propietarios se sientan seguros a la hora de cerrar acuerdos con la empresa". Pero no solo eso, WeWork también podría perder el activo situado en el número 133 de Fleet Street en Londres, de casi 32.500 metros cuadrados, la antigua sede de Goldman Sachs. Este sería un duro golpe, ya que aquí se pretendía abrir el mayor centro de coworking de toda Europa.
Notable crisis
WeWork es una de las startups más valiosas de Silicon Valley. Un auténtico unicornio que hace un año, en su última ronda de financiación, estaba valorada en 41.000 millones de dólares (37.220 millones de euros). En solo unos meses, su valoración se ha reducido un 50%, por lo que ahora costaría algo menos de 19.000 millones de euros.
Las respuestas a la grave situación son varias, pero la principal causa se encuentra en los documentos entregados a los reguladores bursátiles, donde aparece que la compañía tuvo pérdidas netas de 1.900 millones de dólares en 2018, algo que, según WeWork, se debe a que por el momento están centrados en crecer, pero no deja de preocupar a los inversores. En la primera mitad del año fiscal 2019, la empresa ingresó 1.540 millones de dólares y registró pérdidas netas por valor de 900 millones. Pero eso no es todo, entre 2016 y 2018, los números rojos de WeWork ascendieron a 3.200 millones de dólares.
Según ha explicado al periódico The Guardian, John Colley, decano asociado de Warwick Business School y experto en OPI, los precios de WeWork "están demasiado subvencionados para atraer a los clientes provocando que estos no den beneficios".