El nerviosismo ante la llegada al gobierno de Pablo Iglesias ha disparado el miedo y la incertidumbre entre empresarios, inversores y analistas. Para calmar a los mercados, el PSOE ha insistido en que la presencia de Nadia Calviño en un hipotético gobierno de coalición sería la mejor garantía de que se cumplirán los objetivos de estabilidad presupuestaria.
Es evidente que la tecnócrata gallega tiene mejor prensa que cualquier líder de la formación comunista. Pedro Sánchez es consciente de ello y, durante la pasada campaña electoral, planteó su posible ascenso a vicepresidenta económica. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en este relato? ¿Es Calviño la garantía de estabilidad que necesita España para contener los excesos defendidos por Podemos?
De momento, la evidencia dice que la ministra de Economía en funciones no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, ni en materia de control del déficit, ni en lo tocante a la gestión de la desaceleración económica. Libre Mercado ya se refirió a este segundo punto hace algunas semanas, cuando recopiló numerosas declaraciones públicas en las que Calviño negó el franco deterioro que ha experimentado la economía española durante el último año.
Pero, ¿qué hay de la estabilidad fiscal? Lo cierto es que, nada más llegar Pedro Sánchez al gobierno, el equipo económico del nuevo Ejecutivo anunció una revisión de los objetivos de déficit público, plasmada en 2019 con el envío a Bruselas de un Programa de Estabilidad que elevaba de forma significativa el descuadre entre ingresos y gastos de las Administraciones Públicas.
Para ser exactos, el Gobierno socialista heredó un calendario de déficit que planteaba un descuadre del 2,2% del PIB en 2018, un desfase del 1,3% en 2019, un saldo negativo del 0,5% en 2020 y un superávit del 0,1% en 2021. Sin embargo, el nuevo gabinete cambió este planteamiento para fijar cuatro nuevas metas: un déficit del 2,5% del PIB en 2018, un diferencial del 2% en 2019, una diferencia del 1,1% en 2020 y una brecha del 0,4% en 2021.
En suma, el déficit acumulado que planteaba el gobierno del PP acumulaba un diferencial de 3,9 puntos del PIB en la suma de ingresos y gastos proyectada para 2018-2021. Sin embargo, las revisiones de Sánchez, Calviño y el nuevo gobierno del PSOE ensancharon ese saldo deficitario acumulado a 6 puntos.
¿Cuánto supone la brecha presupuestaria adicional que ha enviado la política gallega a las autoridades europeas? Según vemos en el siguiente gráfico, los nuevos objetivos de déficit suponen cerca de 26.500 millones de endeudamiento adicional, resultado de sumar un descuadre extra de 4.000 millones en 2018, 8.600 en 2019, 7.500 en 2020 y 6.400 en 2021.
De modo que, al margen de lo que pueda suponer un Gobierno conformado por PSOE y Podemos, y sin negar que Calviño puede tener postulados menos irresponsables que Iglesias, lo cierto es que el bagaje del gobierno socialista ha sido nefasto para los contribuyentes, que de momento ya enfrentan un aumento del déficit equivalente a 1.400 euros por hogar.