Es presidente de México desde el 1 de diciembre de 2018, Andrés Manuel López Obrador, se autodenomina como un revolucionario de izquierdas, contrario al "malvado neoliberalismo" y, como ha demostrado últimamente, indigenista hasta la médula. El político anda culpando a los conquistadores españoles de los males de México. De Hernán Cortés dijo que era "el origen de la corrupción" en su país.
Ha pedido al rey Felipe VI que pida perdón por "la conquista". Está empeñado en juzgar la historia desde el presentismo, y al marxista le ha dado por rechazar todo lo español pese a que su abuelo era cántabro, el comunista José Obrador.
Ante todo, AMLO (como suele hacerse llamar), es "el gobernador del pueblo", o por lo menos es lo que cuenta. Su campaña tuvo un lema que repitió hasta la saciedad: "Primero los pobres". Pero, en vista de la declaración de bienes y el modus vivendi de él y su clan familiar, bien podría haberse llamado "primero los López Obrador y después los López Obrador".
Prometió que su llegada a la Presidencia provocaría una cuarta revolución en el país. México tiene 50 millones de pobres y es uno de los países más peligrosos del mundo. Sin embargo, esa ansiada revolución del izquierdista se ha transformado en una galería de fotografías de los hijos del presidente tabasqueño en clave living la vida loca. Yates, fiestas, ropa de marca, lujos, viajes, modelos, ranchos y joyas se han podido ver en las redes sociales de la familia. Pero empecemos por el patriarca. El presidente.
López Obrador y su sospechosa declaración
"Pienso que la felicidad no es acumular bienes materiales", dijo el político latinoamericano en cuanto ascendió al poder el pasado año. Renunció a vivir en Los Pinos, la residencia habitual de los presidentes de México durante los últimos 80 años. Le pareció que "era un sitio muy lujoso" y anunció que el espacio se convertiría en una centro de actividades culturales. Y lo hizo.
Como pose y de cara a su amado pueblo le quedó de perlas. Ya entre bambalinas la historia es otra. En su declaración 3 de 3, la última publicada, López Obrador señaló que percibía 600 mil pesos al año (27.898 euros). Una cifra que ha sido cuestionada una y mil veces por periodistas y políticos de la oposición. Pero el escándalo ha sido mayor al indicar que no tener inmuebles ni vehículos. El presidente mexicano se presentaba como el político más pobre del mundo y más digno. Pero no.
Previamente a esta declaración había preparado la argucia legal que le permitiría presumir de anticapitalista sin serlo. Hizo que sus hijos heredaran todas sus propiedades para no tener que asumir el coste político que le iba a suponer su declaración de bienes. Y ¿por qué? Sí, López Obrador se ha enriquecido durante todos su años de vida política.
El predicador de la austeridad poseía una fortuna de más de un millón de euros solo en propiedades (1.393.970 euros). Entre los inmuebles que dio en herencia se incluía una finca a las afueras de Palenque de más de 13.000 metros cuadrados con un valor de 1.161.642 euros. El rancho llamado La Chingada está en Chiapas y es sede de los spots que graba el presidente contra "los ricos".
Suele utilizarla como casa de descanso porque antes de que lo pusiera todo a nombre de la familia, tenía también otras viviendas: una casa en Villahermosa (Tabasco), dos inmuebles en Teapa, un terreno y un piso en la Ciudad de México, según las declaraciones patrimoniales presentadas entre 2000 y 2004 cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Llama la atención que la forma de compra de casi todos sus inmuebles se hiciera al contado. Mario Vargas Llosa, muy crítico con estos hechos y descontento con la entrada de López Obrador en el gobierno mexicano, llegó a describir al presidente como "un demagogo y populista". El escritor vaticinó que con un personaje así "México va ir directo al desastre" al promulgar unas ideas seudocomunistas que han fracasado en el mundo entero.
Pero el tabasqueño, que defiende "la economía moral", sigue a lo suyo. Sí, se ha despojado de sus propiedades, pero lo que no puede ocultar son sus gustos caros. Así, López Obrador visita pueblos indígenas vestido de Burberry. Aparece con zapatos de la marca Crockett & Jones valorados en 604 euros o cena con un humilde campesino con una camisa de su marca favorita, Brooks Brothers, de 124 euros.
Le acompaña en este lujoso tren de vida del presidente su segunda esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. La declaración de AMLO, indica que su señora tampoco anda nada mal de dinero. Su mujer tiene una casa en la Ciudad Federal, un piso y dos terrenos en Puebla, un coche, multitud de joyas valiosas y varias obras de arte.
Los hijos del presidente
La austeridad republicana brilla por su ausencia entre los herederos de López Obrador. Sus tres hijos mayores, fruto de su primera esposa fallecida en 2003 tras una larga enfermedad, suelen protagonizar portadas de las revistas del corazón y de la alta sociedad mexicana.
Los excesos, despilfarros, juergas, hoteles de lujo, modelos y viajes en barco han enervado a miles de mexicanos. Ninguno de los tres hijos ha tenido especial cuidado con las redes sociales y han alardeado de sus millones y fortuna.
Andrés Manuel Junior es el rey del desfase, así lo califican los medios de comunicación críticos con la familia. Fue pillado en un mitin de izquierdas de su padre en el que hablaba de "la pobreza" usando unas zapatillas Louis Vuitton que costaban 558 euros.
Peor aún fueron las imágenes que colgaba el hijo del político revolucionario colgaba en su Facebook y que tuvo que retirar junto con los comentarios. En ellas aparecía en más de cien fotos rodeado de modelos en clubs privados de Nueva York y en fiestas de lujo.
Igualmente su hermano, José Ramón López Beltrán, fue pasto de los paparazzi en España. El hijo de López Obrador también es un amante del lujo y decidió alojarse con el dinero de los mexicanos en el Hotel Villa Magna, uno de los más caros de Madrid. Una habitación con desayuno incluido cuesta alrededor de 420 euros por noche. Fue fotografiado desayunando.
El más pequeño de la saga, Jesús Ernesto López Gutiérrez, ya conoce las atenciones exclusivas de la sanidad privada en México. El hijo menor del presidente se fracturó la tibia y el peroné. López Obrador lo llevó a un hospital privado, el Médica Sur, contraviniendo la filosofía de austeridad con la que quiere evangelizar a los mexicanos. Nada nuevo bajo el sol social-comunista.