Manuel Chaves, condenado a 9 años de inhabilitación en la sentencia por los ERE, es un político más que acostumbrado al escándalo. Su trayectoria en el poder ha estado marcada por la defensa de un socialismo que expolió a las clases trabajadoras andaluzas para su propio beneficio.
Desde su ascenso a la presidencia de la Junta de Andalucía en 1990, el expresidente andaluz no ocultó su ambicioso carácter. Siempre creyó que gozaba de una impunidad que le permitía los caprichos que deseara porque el era "un defensor del pueblo, de la izquierda del sur de España". A él se le permitía todo, hasta vivir en un palacio.
Diez cuartos de baño
Chaves tenía ínfulas de príncipe andaluz. Al comienzo de su carrera en la Junta, decidió vivir en la mansión de la Casa Sundheim junto con su familia. Justo antes de la Expo 92 en Sevilla, el expresidente socialista se mudó al palacete sevillano que se mantenía con los impuestos de todos los andaluces.
Se trataba de un lujoso chalé con diez cuartos de baño y diez dormitorios. Tenía tres plantas y estaba situado en una de las zonas más ricas de la capital hispalense. Lo hizo de manera ilegal y se convirtió en un okupa durante varios años. Fue un escándalo. En el Palacio Sundheim se sucedían las reuniones con amigos, cócteles y fiestas. Corrían el vino, los licores, las gambas y las ostras; era la dolce vita socialista a la que "invitaba" el contribuyente.
El PP acusó al presidente andaluz de despilfarro y "de regocijarse en el lujo mientras una buena parte de la población tenía que acudir a los subsidios para sobrevivir". Finalmente, el voto de Izquierda Unida junto con el de los populares obligó al desalojo de Chaves de la Casa Sundheim ubicada en un aristocrático barrio. "No puede convertirla en su residencia privada adquirida y reformada con fondos públicos", le recriminó la oposición en los noventa.
Polémica obra en el Palacio de San Telmo
Pero Manuel Chaves no olvidó su estancia como un jeque árabe en la Casa Sundheim. Intentó volver a vivir en otro palacio similar. Y si no había alguno disponible, ya haría él un hueco. Con dinero público ordenó remodelar el Palacio de San Telmo. Hasta aquí nada que objetar, de no ser porque la construcción estaba centrada en una vivienda en el interior del palacio para disfrute de los futuros presidentes de la Junta.
El proyecto del que se encargó el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra en 2005, especificaba las estancias: el ala privada tendría dos plantas y un salón para los escoltas y otro para invitados oficiales.
La vicesecretaria general del PP por la época, Esperanza Oña, puso el grito en el cielo. Los populares le achacaron que quisiera revivir su vida en la Casa Sundheim. "Está obsesionado con el lujo asiático y quiere vivir un palacio a toda costa", señalaba la política popular.
El coste del proyecto para las arcas públicas fue de 38 millones de euros frente a la también oposición de la Academia de Bellas Artes.
Veraneo con empresarios
Cada vez más cómodo en el poder, Chaves veía con normalidad los favores a empresarios. La concesión de subvenciones y permisos a cambio de tratos privilegiados para él y los suyos era la tónica habitual. Puro socialismo.
La más sonada fue la subvención de diez millones de euros a la empresa de su hija Paula Chaves en Huelva, una compañía minera. Prevaricando que es gerundio. Pero consolidadas las administraciones paralelas, el estilo de mafia legalizada que había implantando el PSOE, a estas alturas, no se disimulaba.
El político condenado se dejaba ver sin ningún cargo de conciencia en el chalé La Tortuga de la playa de La Antilla en Huelva. La mansión no era de él, pertenecía a un empresario amigo al que le había concedido 3,6 millones de euros de manera ilegal, según denunció el vicesecretario de Organización del PP, Toni Martín.
"Otorgó ese dinero público sin procedimiento alguno, a los familiares del amigo que le presta desde hace muchos años su chalet de veraneo en la playa", alegó Martín refiriéndose a . Rafael Blasco Caetano, administrador de Fundiciones Caetano beneficiaria del millonario ERE.
Además de las vacaciones en Huelva, otro de los destinos de veraneo donde se codeaba con la yet set era Sotogrande (Cádiz). Según fuentes del PP, las playas de las lujosas urbanizaciones con campos de golf, hoteles y la crème de la crème fueron testigos de "negocios con empresarios de primer nivel".
Viajes a Marruecos
El expresidente de Andalucía siempre ha sido un gran amante de la cultura árabe. Marruecos es uno de sus destinos favoritos. Tiene grandes amigos en el país y hasta allí se desplaza en numerosas ocasiones para disfrutar de las invitaciones de los empresarios árabes con negocios en el sur de España. Regalos, paseos por la medina y cuscús... el exmandatario se dejaba agasajar en las tierras orientales.
Por ejemplo, Chaves y su mujer fueron invitados a un riad de lujo de la familia Begdouri Rodríguez. Desde que saltara a los medios de comunicación su implicación en los ERE, Marruecos se ha transformado en el país de refugio vacacional del socialista.
Desde 2009, año en el que se trasladó a Madrid y momento en el que se desata la sospecha sobre su política en Andalucía, Chaves empieza a llevar una vida discreta y austera.
Patrimonio
En cuanto a los bienes inmuebles conocidos en su última declaración, Manuel Chaves tiene un piso y dos plazas de aparcamiento en gananciales y dos vehículos, además de 91.000 euros en un fondo de pensiones.
No obstante, la oposición popular siempre ha dudado de que tanto el expresidente Chaves como Griñán tuvieran sus cuentas claras desde que comenzaran a ser investigados.