Una mejora de la sostenibilidad energética es sin duda uno de los grandes retos tanto del presente como del futuro, y los grandes núcleos urbanos son los principales protagonistas. Según los resultados del informe realizado por Deloitte referente a las "Ciudades energéticamente sostenibles: la transición energética urbana a 2030" en España el 70% de la población se concentra en grandes ciudades, y en ellas se consume el 40% de la energía final, por eso los hábitos de ciudadanos y empresas son capitales para reducir la factura energética.
Entramos en los meses más fríos del año y, tal y como dice el mencionado informe, en los meses de mayor consumo energético, sobre todo en aquellas regiones con un clima más continental. Tanto es así que, según el estudio de Deloitte, la calefacción y el agua caliente sanitario (ACS) representan entre el 60% y el 70% del consumo energético medio de los hogares en España, teniendo en cuenta que las viviendas de los climas fríos pueden consumir entre un 50%y un 80% más de energía que aquellas situados en climas más cálidos.
Por este motivo, son muchas las compañías implicadas en políticas de ahorro energético como parte de su Responsabilidad Social Corporativa (RSC). En este sentido, existe un consenso sobre actuaciones que los ciudadanos podemos poner en marcha en nuestro día a día para reducir no sólo las emisiones, sino, sobre todo, nuestra factura.
¿Cómo reducir la factura en calefacción?
Los especialistas recomiendan, en primer lugar, renovar –en caso de no haber sido renovado recientemente– los equipos térmicos por modelos más eficientes. Entre ellos, destacan la bomba de calor o la caldera de gas natural de condensación. Otra medida destacada por estos expertos es la instalación de termostatos inteligentes que optimicen el uso de la calefacción.
Por otro lado, aquellas familias o empresas que estén pensando en acometer una reforma de su hogar o de su oficina, uno de los aspectos que deben tener en cuenta es conseguir una mejora de la eficiencia energética con medidas de aislamiento que permitirán reducir la necesidad de consumo energético para tener una temperatura de confort.
Este tipo de inversiones, aunque en un primer momento requieren de un esfuerzo económico, suelen tener una gran rentabilidad en lo que se refiere al ahorro energético. Medidas de aislamiento e instalación de equipos eficientes (cambio de ventanas, aislamiento de paredes y fachadas, equipos de aerotermia, etc.) pueden suponer un ahorro de hasta un 60% en tu consumo de calefacción.
En cuanto al consumo eléctrico, otro de los cambios que contribuyen al ahorro en la factura es el de la iluminación. Las bombillas de bajo consumo y sistemas inteligentes (smart lighting) permite ahorrar entre un 70% y 90% del consumo de iluminación.
Continuando en el ámbito del hogar, es recomendable la renovación de electrodomésticos antiguos por otros eficientes, de bajo consumo y poca contaminación (los que tienen la etiqueta A+++).
En aquellos edificios con una superficie horizontal lo suficientemente grande puede resultar interesante estudiar la implantación de sistemas de autoconsumo que permitan reducir la dependencia de fuentes de energía externas.
Llega el invierno
La tecnología permite hoy en día reducir y mucho la factura energética que se paga por mantener una temperatura confortable en los hogares. Cambiar ligeramente los hábitos de consumo abre la puerta a ahorros cada vez mayores. Esta tecnología permite, en esencia, transitar con garantías hacia la ciudad azul del futuro energéticamente sostenible y eficiente.