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José María Rotellar

El descalabro de Sánchez deja una economía ingobernable

En estas elecciones se juzgaban también las políticas intervencionistas de Sánchez: las que ha tratado de aplicar en estos meses en la Moncloa y las que ha dicho que quiere llevar a cabo.

En estas elecciones se juzgaban también las políticas intervencionistas de Sánchez: las que ha tratado de aplicar en estos meses en la Moncloa y las que ha dicho que quiere llevar a cabo.
Pedro Sánchez pronuncia unas palabras, tras conocer los resultados electorales | EFE

Tras el resultado electoral, que ha supuesto un gran fracaso de Pedro Sánchez, pues ha perdido escaños, la mayoría absoluta en el Senado y votos en el bloque de izquierdas frente al centro-derecha, el PP ha logrado un grandísimo resultado, empezando la reunificación del centro-derecha. Tras producirse la práctica desaparición de Ciudadanos, Vox ha conseguido también otro gran resultado, aunque los caprichos de Sánchez dejan todavía más ingobernable España.

En estas elecciones, se juzgaban también las políticas intervencionistas de Sánchez: las que ha tratado de aplicar en estos meses en la Moncloa, las que ha dicho que quiere llevar a cabo si gobierna y las que han paralizado el crecimiento económico de España y han agudizado la desaceleración. A lo largo de este artículo podremos comprobar el efecto que han tenido sobre la economía española esas políticas intervencionistas aplicadas por Sánchez -o que ha pretendido y pretende aplicar- en la economía española.

Este efecto de las medidas intervencionistas ha sido muy negativo para el conjunto de la economía española y el empleo. Así, desde el terrible incremento de gasto de lo que Sánchez llamó "viernes sociales", que puede haber hecho estructural un crecimiento del gasto de entre 7.000 millones y 9.200 millones de euros, hasta lo contenido en sus fallidos presupuestos, donde pensaba aumentar en otros 5.000 millones el gasto e incrementar los impuestos en 7.000 millones, han provocado importantes desequilibrios en la economía nacional.

En primer lugar, una incertidumbre e inseguridad debido tanto a la ausencia de apoyos parlamentarios para poder gobernar como por su intención de mantener una política económica como la de los presupuestos devueltos, en la que el Gobierno ha insistido a lo largo de toda la campaña electoral.

Esto ha tenido efectos sobre el crecimiento económico. Así, cuando Sánchez llegó al Gobierno se encontró con un crecimiento económico estimado para 2019 del 2,4% del PIB. Él lo rebajó en octubre de 2018 al 2,3%. En enero, lo redujo más, hasta el 2,2%, y en octubre de 2019 lo ha bajado al 2,1%.

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Sin embargo, con esa estimación para 2019 del 2,1% el Gobierno se ha quedado prácticamente solo. Así, Funcas, BBVA Research y ahora la Comisión Europea estiman que España se quedará en un crecimiento del 1,9% para el presente año.

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Esa rebaja en el crecimiento es cierto que tiene un componente internacional, como son la guerra comercial, el Brexit o la crisis en Oriente Medio, pero hay una parte muy importante que se debe a las políticas que defiende Sánchez, de más gasto y más impuestos. Esto, está ralentizando el consumo y la inversión y está haciendo más intensa la ralentización económica en España.

Este impacto negativo de estas políticas intervencionistas de la izquierda ha ido empeorando la previsión de crecimiento español para el conjunto de años.

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De ese modo, la Comisión Europea ha rebajado el crecimiento de la economía española no sólo para 2019, sino también para 2020, cuatro décimas cada año. No obstante, esa revisión a la baja incrementa su potencia de un año a otro, pues mientras que en 2019 constituye una revisión a la baja en un 17,4%, al pasar del 2,3% al 1,9%, en 2020 supone una rebaja de más de un 20% adicional, al pasar de un 1,9% a un 1,5%. Y aunque no la revisa, mantiene la previsión de crecimiento para 2021 en el 1,4% frente al 1,8% que estima el Gobierno.

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Y lo mismo sucede en la previsión de déficit español. Esas políticas intervencionistas hicieron variar el objetivo que el Gobierno del PP había pactado con Bruselas:

  • Un 2,2% del PIB para 2018.
  • Un 1,3% para 2019.
  • Un 0,5% para 2020.
  • Un superávit del 0,1% para 2021.

Sánchez, con sus políticas, elevó, nada más llegar, ese objetivo de déficit, desapareciendo el superávit de 2021:

  • Un 2,5% para 2018.
  • Un 2% para 2019.
  • Un 1,1% para 2020.
  • Un 0,4% para 2021
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Pues bien, la Comisión Europea eleva ese objetivo de déficit: un 2,3% del PIB para 2019, un 2,2% para 2020 y un 2,1% para 2021. Es decir, considera que se consolida un déficit de alrededor del 2% del PIB (unos 25.000 millones de euros que engrosarán, cada año, la deuda), que enmienda la estimación de Sánchez (2% para 2019; 1,1% para 2020 y 0,4% para 2021).

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Esto nos lleva a que se trunque el descenso de la deuda sobre el PIB debido a las políticas de incremento de gasto público llevadas a cabo por Sánchez. De hecho, sus políticas comenzaron a incrementar ese cociente desde que llegó al Gobierno respecto al objetivo al que se había comprometido el gobierno del PP. Diferencia que se agranda cada año del período considerado.

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En este indicador, también la Comisión Europea empeora la previsión de Sánchez. De esta manera, la Comisión Europea estima una deuda sobre el PIB española superior a la calculada por el Gobierno. Así, vemos que debido al incremento de gasto, que mantiene el déficit en el entorno del 2% del PIB antes comentado, la deuda sobre el PIB deja de bajar, no disminuyendo su cociente del 96% del PIB debido al incremento de deuda pública en valores absolutos en el volumen anual de los casi 25.000 millones de euros comentados entre 2019 y 2021, y al menor crecimiento del PIB nominal.

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Por último, todo ello desemboca en un perjuicio sobre el empleo. Así, mientras que la evolución económica antes de la moción de censura permitía prever una tasa de paro del 13,8% en 2019, del 12,3% en 2020 y del 11% en 2021, la Comisión Europea las ha empeorado y estima una tasa de paro del 13,9% para 2019, del 13,3% para 2020 y del 12,8% para 2021.

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Todo ello, debido a que el empleo no crecerá como se preveía antes de la llegada de Sánchez al Gobierno y de la aplicación de sus políticas. Sánchez ya se había obligado a rebajar la de 2020 al 2% (desde el 2,2%), pero había mantenido en el 2,3% el crecimiento del empleo para 2019. Sin embargo, tras la inestabilidad que se introdujo en mayo de 2018, la Comisión Europea ha empeorado, y mucho, las expectativas del crecimiento de la ocupación, dejándolo en el 2,2% para 2019, 1% para 2020 y 0,8% para 2021.

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Por tanto, en el mejor de los casos, la creación de empleo pasará de ser de más de 400.000 empleos al año en 2019 a crear menos de 200.000 en 2020 y apenas 160.000 puestos de trabajo en 2021. Ahora bien, dicha estimación incluso puede ser optimista, ya que a esos niveles bajos de crecimiento del PIB (un 1,5% para 2020 y un 1,4% para 2021) y con la productividad española baja, será difícil generar puestos de trabajo, de forma que podría producirse un punto de inflexión y comenzar a destruirse empleo de manera sensible.

El intervencionismo, como vemos, hace crecer menos a la economía y perjudica, claramente, al empleo. Esas políticas son las que nos esperan si, finalmente, Sánchez forma Gobierno. Debido al fracaso obtenido en todos sus propósitos -obtener más escaños, acabar con el PP, dividir más al centro-derecha, lograr una situación de mayor gobernabilidad- Sánchez debería apartarse a un lado y permitir que fuese, así, más fácil desbloquear la situación, pues Sánchez se ha erigido en el más importante obstáculo para lograr que se forme gobierno en España, al tiempo que su política económica agravaría la desaceleración e intensificaría el impacto negativo en el empleo.

Ya vemos el lugar al que nos conduce la política económica de Sánchez, que no es otro que la desaceleración intensificada, y también observamos el lugar al que nos llevan sus caprichos y tacticismos, que es la ingobernabilidad desde que impulsó la moción de censura destructiva. Por tanto, la mejor solución económica y política es que Sánchez admita su fracaso y renuncie. Eso será bueno para España.

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