El encarecimiento de los alquileres es uno de los temas más comentados tanto en estas, como en las pasadas elecciones. Después de los importantes aumentos en el precio que han sufrido los arrendamientos, son muchos, sobre todo los jóvenes, los que exigen a los políticos una solución. La izquierda está aprovechando la situación para promocionar su medida estrella: el control del precio de los alquileres. Esta no es una idea nueva, se ha probado en no pocas ciudades, y hay datos que demuestran empíricamente que ha fracasado.
¿Cuál es la evidencia empírica acerca del control del precio de los alquileres? Hace escasos meses, los economistas Diamond, McQuade y Qian (2018) publicaron una investigación sobre ello. En el estudio, investigan el control de alquileres en la ciudad de San Francisco, que comienza en 1994, y hallan que, como resultado de esta política, se redujo la oferta del alquiler un 6%, lo cual condujo a un aumento del 5,1% del precio de los alquileres.
También hallan que el 42% de las pérdidas en bienestar debido a la menor producción y menor cantidad de arrendamientos recaen sobre residentes de San Francisco que no vivían en la ciudad en el año 1993. Los beneficiarios del control de alquileres, es decir, quienes realmente consiguen pagar un precio más bajo por ellos que antes de la reforma, tienen entre un 10% y un 20% más de probabilidades de mantener su residencia en el mismo apartamento que aquellos perjudicados por la política, los que tienen que pagar más. En el mapa inferior se pueden apreciar las zonas de San Francisco bajo el control de alquileres.
Según el estudio del investigador Sims (2007), tras suprimir el control de alquileres en Boston en 1995, las viviendas en las zonas que habían estado sometidas al control tenían entre un 6% y un 7% más de probabilidades de ponerse en alquiler que las de aquellas zonas cuyos precios nunca habían sido controlados. Aunque pueda parecer una diferencia de probabilidad pequeña, significa que, durante los años del control de alquileres, miles de viviendas se quedaron fuera del mercado por esta regulación.
En 1995, también se eliminó el control del precio de los alquileres en Cambridge. Utilizando datos del departamento de Policía de Cambridge del período 1992-2005, los investigadores Autor, Palmer y Pathak han estudiado el efecto de este descontrol sobre el crimen. Sus resultados son claros: el fin de control de precios causó una caída del 16% del crimen. La mayoría de reducción del crimen se debió a los menores disturbios públicos y robos en propiedades privadas. Es probable también que al volver un perfil de cliente con un mayor poder adquisitivo, se produzca un efecto expulsión de los criminales.
La opinión de los economistas también es relevante para entender el fracaso de esta medida intervencionista. En 2012, la escuela de negocios Chicago Booth preguntó a varios expertos si las medidas que limitaban el aumento del precio del alquiler habían tenido un efecto positivo en las últimas tres décadas sobre la cantidad y calidad de las viviendas disponibles en alquiler en las ciudades que las han implementado. Valiendo todas las respuestas lo mismo, solo el 2% estuvo de acuerdo. Ordenando el valor de las respuestas por la confianza en los expertos consultados, solo el 1% afirmó estar de acuerdo.
Vemos así, que el control del precio del alquiler tiene importantes efectos negativos sobre la oferta de vivienda disponible para alquilar, el precio, que puede aumentar con el control, y, aunque no sea lo más intuitivo, sobre el crimen. Por tanto, antes de poner en marcha medidas de esta índole, hemos de tener en cuenta la evidencia empírica sobre ella, y en este caso, no le es favorable, aunque es necesario investigar más sobre esta política.