La izquierda ha sacado toda su artillería fiscal para la próxima legislatura. Planea exprimir al contribuyente hasta la última gota con la burda y mentirosa excusa de que lo que pretende es gravar a los ricos y a las grandes empresas. Pero resulta que en España no hay tantos ricos ni tantas grandes empresas, por mucho que Pablo Iglesias haya tenido la suerte de ingresar en el selecto club del 1% de los más acaudalados del país. Como siempre, serán las clases medias las que carguen con la mayor parte de las miserabilizadoras exacciones pergeñadas por una casta progresista que no hace más que atentar contra el bienestar y el progreso de la sociedad.
La adicción de la izquierda al dinero ajeno es tal que PSOE, Podemos y Más País parecen estar compitiendo por ver quién está más decidido a sangrar más al contribuyente. Les da igual si los impuestos que proponen representan una doble tributación, si son confiscatorios o rozan la ilegalidad. El ansia recaudatoria les ciega porque tienen desorbitadas partidas de gasto por cubrir. Si no, ¿quién va a pagar despropósitos como la compañía eléctrica pública de Podemos, el PIB biofísico de Errejón o el Ministerio del Invierno Demográfico de Sánchez? Tendrán que sufragarlos los españoles con lo mejor que tienen: sus propiedades.
Las elecciones del domingo pueden desencadenar la mayor subida de impuestos de la historia reciente. Si alguno de estos partidos consigue gobernar, los contribuyentes tendrán que soportar un bombardeo impositivo que perturbará gravemente su vida diaria... y les perseguirá literalmente hasta la muerte, pues Sánchez se ha empeñado en resucitar el infame Impuesto de Sucesiones.
Quizá azuzado por la ministra de Hacienda en funciones, la tremendamente incompetente María Jesús Montero, el líder del PSOE pretende "armonizar" los impuestos autonómicos; armonizar es el eufemismo que usan los socialistas para no decir la incómoda verdad de que van a subir la fiscalidad en las comunidades autónomas que menos sangran a la ciudadanía. Madrid será la más afectada. Sucesiones, Patrimonio y el Impuesto de Actos Jurídicos, los tributos que piensan disparar.
El PSOE ha orquestado una subida de los impuestos al diésel que va a dejar nuevamente en evidencia su pretendida defensa de los sectores más humildes de la sociedad. Tampoco hay que olvidar la tasa Google que los de Sánchez se empeñan en imponer a las malvadas tecnológicas, compañías que tienen el atrevimiento de proporcionar un correo electrónico gratuito a una pequeña empresa o un GPS a cualquier autónomo que vaya circulando por la ciudad. ¿Cómo les sentará tener que pagar por estos servicios cuando las empresas repercutan el impuesto sobre los usuarios?
Si al atraco fiscal de más de 5.000 millones de euros de Sánchez unimos los desmanes que planea Podemos, el panorama es para echarse a temblar. El odio del potentado Iglesias a sectores punteros le va a llevar a aplicar una subida discriminatoria del Impuesto de Sociedades a la banca y a las petroleras, sin olvidar la del tipo general. Además, los podemitas han recurrido a la creatividad y se han inventado el impuesto "sobre los beneficios de las grandes empresas por contaminar". Por supuesto, la voracidad de Podemos también va a afectar a las rentas altas, no en vano su programa plantea un IVA al lujo, un IRPF máximo disparado al 55% y otro incremento del Impuesto de Patrimonio para las grandes fortunas.
El Impuesto de Patrimonio también quiere recuperarlo Errejón. Con maneras de matón chavista, el cabecilla de Más País ha proclamado su intención de sablear con un 3% a "7.000 tipos". También quiere atacar a los usuarios de diésel y a los millones y millones de consumidores de refrescos porque "uno de cada tres niños en España está ya en riesgo de obesidad", dice, sin vergüenza. Por lo visto, este tipo tan haragán que odia a quienes le permiten llevar el muy opulento tren de vida que lleva se ha olvidado ya de la desnutrición infantil que azotaba el país...
Penalizar el progreso y la productividad es el proyecto fiscal de la izquierda, esa amenaza de primer orden para las libertades y la prosperidad de los españoles.