El desarrollo tecnológico, así como la competencia en el sector del transporte de pasajeros está transformando los usos y costumbres de movilidad de las grandes ciudades desarrolladas y las españolas no son una excepción.
El esfuerzo de las administraciones públicas y las empresas por implicarse en la consecución de los llamados "Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)" hacen que cada año avancemos hacia modelos de transportes de pasajeros más enfocados a la versatilidad de uso, que a la propiedad de esos vehículos de transporte privado.
Tal y como señalan las conclusiones del reciente estudio "Ciudades energéticamente sostenibles: la transición energética urbana a 2030" que desarrolló Deloitte, prácticamente el 80% del consumo energético y las emisiones del transporte en las ciudades corresponden al transporte de pasajeros.
Esta realidad es especialmente palpable en las grandes ciudades, con núcleos urbanos muy amplios donde sus ciudadanos tienen que cubrir grandes distancias para llegar a su lugar de estudio o su centro de trabajo o de ocio.
El gran reto
Administraciones y empresas destacan que el reto en las grandes ciudades está en hacer más atractivo y económico el uso de otros tipos de transporte para lograr reducir la congestión de tráfico, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la liberación de espacio público que permita gozar de una mejor calidad del aire.
Para ello, el gran reto de empresas y gobiernos consiste en lograr que los usos y costumbre de movilidad de los ciudadanos pase por el incremento del uso del transporte público, la actualización de los vehículos de transporte público que actualmente usan los motores a combustión para funcionar, el fomento del uso de vehículos compartidos como el carsharing o el carpooling (coches compartidos o alquilados a muy bajo precio por trayecto), facilitar el uso de patinetes eléctricos y bicicletas y mejorar las ciudades para que los desplazamientos a pie sean cada vez más habituales. Por supuesto, también es de vital importancia favorecer la penetración del coche eléctrico frente a los de combustión. Actualmente, y pese al incremento de las ventas de los coches eléctricos, su penetración representa sólo el 6,4% del parque móvil.
¿Qué se está haciendo?
Para lograr estos objetivos, operadores como Endesa están redoblando su apuesta por el vehículo eléctrico, no desde el plano formal, sino con inversiones y apuestas decididas como la puesta en marcha de más de 8.500 puntos de recarga eléctrica que desplegarán hasta el año 2023 con una inversión de 65 millones de euros. De estos puntos proyectados, los primeros 2.000 estarán disponibles entre 2019 y 2020.
Las administraciones, por su parte, están incentivando el retiro de los vehículos más contaminantes y antiguos negándoles los distintivos medioambientales de la DGT, lo que obliga a adquirir nuevos vehículos menos contaminantes.
Deberes para los Ayuntamientos
Para incrementar la sostenibilidad energética de este sector del transporte, el estudio de Deloitte propone las siguientes recomendaciones a ayuntamientos y Administraciones municipales:
- Analizar de forma periódica los patrones de movilidad y el desarrollo de planes para reducir las emisiones.
- Poner en marcha planes de actuación para cada municipio que incluyan restricciones de acceso a los núcleos urbanos,
- Potenciar la intermodalidad, es decir, el uso de varios transportes para evitar usar el vehículo privado.
- Realizar campañas informativas y de concienciación ciudadana.
- Desarrollar normativa que facilite el crecimiento de los modelos de negocio de movilidad inteligente.
- Fomentar la penetración de vehículos eléctricos y la retirada de los antiguos.
- Potenciar el desarrollo de la red de carga de vehículos eléctricos.
- Establecer obligaciones para que las empresas con más de 50 empleados desarrollen planes corporativos de movilidad sostenible.
- Sustituir los vehículos de transporte público por otros menos contaminantes.
¿Qué podemos hacer?
Frente a estas conclusiones del estudio de Deloitte, existe la realidad incontestable de tantos ciudadanos que, cada uno con sus circunstancias particulares, tiene muy difícil cambiar su vehículo o sus hábitos de transporte en el corto o en el medio plazo.
A esto se le añade otra realidad que acompaña a las grandes urbes como puedan ser Madrid o Barcelona, y es que algunos barrios y municipios aledaños a la gran ciudad alberga multitud de trabajadores que desarrollan su actividad en el área metropolitana y sus circunstancias personales le impiden o le dificultan mucho el uso de transporte público.
No obstante, también estos ciudadanos pueden comenzar a poner en práctica algunas rutinas que van en la misma dirección de disrupción en la movilidad.
En otro reciente informe de la Asociación Española de Profesionales de la Automoción (ASEPA), se recogen, no sólo los datos técnicos contrastados de las emisiones reales de los coches dependiendo del motor que monten, sino también algunos conceptos necesarios para ganar en eficiencia energética. Es más, este informe relaciona la conducción eficiente con la conducción más segura. Por eso, destaca la actitud que debe tener el conductor a la hora de utilizar su vehículo privado. Así, una buena actitud para una conducción eficiente se debe manifestar en las siguientes formas:
- Control del entorno para la velocidad regular, frenar y acelerar en las menos ocasiones posibles. Estar inmerso en el tráfico y, por tanto, manejar los controles del vehículo adecuadamente en las condiciones de menor consumo y emisiones.
- Anticipación para realizar las maniobras necesarias de reducción o aumento de la velocidad con antelación suficiente, buscando con ello las condiciones operativos de menor consumo y emisiones.
- La suavidad en la conducción está reñida con la agresividad ya que los cambios de velocidad suaves no sólo reducen las aceleraciones y frenadas, sino que, además, aumentan el confort de los pasajeros y del propio conductor, permitiendo una mayor concentración en el acto de manejar los mandos del vehículo.
- La regularidad implica mantener la velocidad del vehículo lo más constante posible, y una consecuencia del buen uso de las formas de actitud anteriores.
Más consejos
- Arrancar el motor sin acelerar
- Aceleración suave y progresiva
- Cambios de marchas a bajas revoluciones en los momentos adecuados
- Velocidad constante
- Retención con el motor con consumo cero
- Desaceleración progresiva y detenciones parando el motor si son largas