Todo el mundo recuerda la delirante y bochornosa excusa que dio en su día Íñigo Errejón para justificar el desabastecimiento y la dramática escasez de productos básicos en Venezuela: para el exdirigente podemita y actual aspirante a adlátere del PSOE, las colas en las tiendas y supermercados no se debía a ningún colapso de la estructura productiva en aquel país, sino a "una democratización del acceso al consumo" y a que "la gente tiene más dinero y puede consumir más".
Pues bien, la desvergonzada excusa que ha dado el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, para justificar que el desempleo se haya disparado el mes pasado –100.000 parados más: el peor dato en un mes de octubre desde 2012– no le va a la zaga. Y es que para Ábalos el hecho de que haya más inscripciones en los registros de desempleo "lo que quiere decir (...) es que hay más confianza para el logro de un puesto de trabajo".
La incapacidad de la izquierda para incentivar la creación de puestos de trabajo productivo es casi tan grande como su desfachatez a la hora de excusar su ineptitud. Así, ya podrán sus representantes hacer gala de una enorme sensibilidad social y de preocuparse de los más desfavorecidos, pero lo cierto es que son expertos en la más antisocial de todas las políticas: la que genera pérdidas de puestos de trabajo. Lejos de aprender de los errores pasados, la izquierda –ya sea la de Sánchez, la de Errejón o la de Iglesias– insiste en ellos como solución a los problemas que ella misma ha generado. Ahí están sus programas económicos, en los que, con mayor o menor descaro, se muestra partidaria de elevar la ya de por sí asfixiante regulación y presión fiscal que padece el sector productivo, estableciendo nuevos impuestos –como la mal llamada Tasa Tobin y la Tasa Google– o subiendo varios de los ya existentes, como el de Sociedades. Mención aparte merece la ocurrencia del partido de Errejón para, con la excusa de la obesidad infantil, poner una tasa a las bebidas azucaradas.
Nada de positivo tiene el espeluznante dato de paro del mes pasado, que sólo viene a confirmar que la crisis económica, lejos de ser un riesgo futuro, es una realidad. Lo único positivo es que este dato se haya hecho público antes de las elecciones del domingo; elecciones que ojalá hagan perder a los socialistas su empleo como gobernantes. Para evitar, entre otras cosas, que sean los ciudadanos los que pierdan sus puestos de trabajo.