Valentía quizás sea el sustantivo que más se merezcan los emprendedores, personas que han decidido abandonar la comodidad de ser asalariados para luchar por su propio proyecto a pesar de los riesgos. Cada pequeña empresa y cada autónomo tienen una historia apasionante detrás: la de un luchador capaz de superar obstáculos de todo tipo por creer que su idea tendrá éxito.
Entre quienes se han atrevido a crear su propia empresa suele repetirse que las mayores dificultades las encontraron a la hora de encontrar financiación. También citan las trabas burocráticas: España es uno de los países donde más se tarda en crear una empresa, 13 días frente a los 8,3 días de media en los países de la OCDE. Pero quizás el mayor problema sea que en nuestro país aún faltan ganas de emprender: según el informe de la OCDE The missing entrepreneurs, España está a la cola en el porcentaje de población en edad de trabajar que ha participado activamente en la creación de una empresa de nuevo cuño. En Europa, el porcentaje fue del 5,3% entre los hombres en 2018 y del 2,8% entre las mujeres. En nuestro país fue mucho menor; de apenas el 3% entre los hombres y del 2,1% entre las mujeres, lo que nos sitúa en el furgón de cola.
¿Qué es lo que hace que pese a las trabas, muchísimos emprendedores tomen la decisión de sus vidas y alcancen el éxito? Hay dos claves que son imprescindibles en el camino de un emprendedor. El primero es el producto: dar con una idea o un servicio innovador para el que exista un nicho de mercado que permita a la empresa crecer. Pero tener algo bueno que ofrecer no es suficiente. El otro pilar imprescindible es la motivación del empresario: confiar en su proyecto para transmitir esa confianza a otros y ser capaz de perseverar en el empeño aun en los momentos duros. Por muy hechas que estén las cuentas, el camino hacia el éxito está lleno de imprevistos, de plazos que no se cumplen, de dudas y de falta de apoyos, por lo que es esencial que el emprendedor y sus socios no pierdan la fe en la valía de lo que ofrecen.
Los creadores de la agencia CYW responden a esas dos premisas. Carmelo y Willy son lo que en el mundo publicitario se conoce como una "dupla" creativa. Carmelo Rodríguez (arte) y Willy Fernández-Lomana (copy) atesoran 15 años de experiencia trabajando juntos en España y Estados Unidos. Han elaborado creatividades para las más importantes marcas desde las agencias más prestigiosas del mundo. Después de una amplia trayectoria profesional, decidieron independizarse y crear su propia firma en verano de 2018. CyW pretenden ser dos nombres propios en el mundo de la creatividad publicitaria. Su buen hacer y el ingenio mostrado en sus campañas, que les han valido premios internacionales, han convertido en pocos meses a esta firma en una apuesta de éxito que ya cosecha importantes trabajos en apenas año y medio de vida.
Al contrario que otros emprendedores, para ellos la burocracia no fue un problema: sus asesores consiguieron constituir la empresa en no más de una semana. Aunque desde su experiencia en Estados Unidos, destacan que "allí las cosas son mucho más ágiles". Tampoco señalan como la mayor traba lograr el dinero inicial, sino "desprenderte de la comodidad de un sueldo mensual, con todas las dificultades que implica convertirte en autónomo en un país como España". Una vez metidos en la aventura, encontraron apoyos inesperados, como "la confianza de la gente que, por suerte, nos ha dado proyectos desde el principio". También contaron con el respaldo de los bancos, que les "prestaron ayuda puntual" cuando lo solicitaron. Entre las mayores dificultades, citan la falta de preparación: "Nadie te prepara para ser empresario y el proceso de aprendizaje no siempre es fácil. Sería maravilloso que todos hubiésemos recibido una educación financiera y empresarial que nos preparase para dar un salto así".
El salto, en cualquier caso, funcionó: en la actualidad son "un equipo con grandes partners locales, nacionales e internacionales para dar el mejor servicio a los clientes en función de su presupuesto, sin tener que soportar una pirámide de recursos fijos". "Sólo crecemos en función del crecimiento y la demanda de nuestros clientes", destacan. También, como clave de su éxito, subrayan que buscan crecer de forma "responsable" huyendo de las deudas, algo que les obliga a decir no "en momentos clave para poder seguir haciendo el mejor trabajo y llegar a la excelencia creativa que nos gusta ofrecer a nuestros clientes".
Otro ejemplo de éxito es Ncardinal, que con más de tres años de vida ya se ha consolidado como una firma de éxito dentro del competitivo mundo de las gafas de sol. Álvaro y David Marinas García son dos hermanos que tenían la inquietud de sacar adelante un proyecto común y poner en marcha una empresa. En aquel momento –cuando marcas como Hawkers estaban literalmente rompiendo el mercado– decidieron entrar en el negocio con modelos nuevos y llamativos. Empezaron en el entorno online y luego han tratado de llegar a un público más retail. Actualmente la marca se ha asentado y sus gafas son tendencia.
Sobre sus comienzos, recuerdan que las trabas burocráticas fueron resueltas gracias a "unos buenos gestores" y también contaron con la ayuda puntual de los bancos y, sobre todo, de los "amigos y personas" que creyeron en su proyecto. Pero en la historia de su empresa lo que más destacan es la necesidad de perseverar: "A nivel mental debemos ser exigentes y saber mantener, cuando nuestras estrategias salen bien, la concentración para seguir y continuar. Y, en cambio, cuando hay malas experiencias, debemos sobreponernos rápido y pensar que siempre hay personas nuevas con las que intentarlo".
La clave de su éxito está, insisten, en la "constancia": "Creer en nuestro proyecto y no rendirnos es la clave, creemos, para luchar por conseguir el éxito de estar en el mercado". También subrayan cómo también hay que saber aprender de las equivocaciones y, sobre todo, saber anticiparse a ellas: "Analizamos siempre qué errores podemos cometer e intentamos ser muy ágiles para corregirlos".
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