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Reducir la factura de la calefacción, un compromiso con la ciudad del futuro

El consumo energético de hogares, empresas y comercios tiene un impacto muy importante en las emisiones de las ciudades desarrolladas.

El consumo energético de hogares, empresas y comercios tiene un impacto muy importante en las emisiones de las ciudades desarrolladas.
C.Jordá

Las autoridades municipales de las grandes ciudades como Madrid o Barcelona llevan tiempo poniendo el foco en la contaminación atmosférica generada por el tráfico rodado y los vehículos de combustión. Una contaminación contra la que se han puesto en marcha multitud de medidas a nivel local y estatal, con la guerra declarada al diésel, y las restricciones de tráfico en el centro de las ciudades.

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Vista de los tejados y chimeneas de una ciudad | Pixabay

Un reciente estudio, como el de "Ciudades energéticamente sostenibles: la transición energética urbana 2030" elaborado por Deloitte, señalan que en el caso de las grandes ciudades, sólo el sector residencial es responsable de, aproximadamente, el 30% de las emisiones directas.

Este mix de contaminación pone el acento en la importancia del consumo energético de particulares y empresas, tanto que la caída del consumo eléctrico de las empresas es uno de los indicadores adelantados que avanzan la llegada de crisis económicas.

La industria está en transformación, al igual que los patrones de consumo energético de las ciudades, merced a los objetivos adquiridos por los diferentes gobiernos. España ha adquirido el compromiso de limitar o de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, tanto en el ámbito de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y su Protocolo de Kioto, como en el de la Unión Europea.

Ante este escenario parece urgente abordar los patrones de consumo en los hogares, en las empresas y en los centros comerciales, ya que la factura energética parece proporcionalmente tan importante para el particular o empresario que la paga como para aquellos que vigilan el cumplimiento de los objetivos del milenio.

Consumo residencial

Si nos centramos únicamente en el consumo energético del sector residencial, de los hogares, casi el 70% del consumo proviene de la calefacción y el agua caliente sanitaria. Dos factores que entran en juego especialmente en las ciudades con los climas más fríos, que en aquellos donde el calor predomina a lo largo de todo el año. Un hogar puede llegar a consumir el doble de energía que otro hogar según esté situado en una ciudad con un clima frío o en otra con un clima templado.

Sin embargo, el aire acondicionado representa menos del 5% del consumo ya que, aunque suponga un consumo muy relevante en algunas semanas concretas del año, las horas totales a lo largo del año son reducidas. Además, su penetración en los hogares es menor que los sistemas de calefacción. Menos diferencia por climas encontramos en el consumo restante, cocina, electrodomésticos o iluminación.

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Radiador doméstico | Phere

Soluciones para los hogares

Hacer eficiente este sector es complicado por lo heterogéneo del mismo. Los criterios de eficiencia energética en la construcción aplican a las nuevas promociones, pero no a las antiguas, muchas de las cuales no cumplen con criterios mínimos. También es distinta su distribución y patrones de consumo dependiendo, como hemos visto ya, del clima predominante en cada ciudad.

Por ese motivo, las medidas que se están poniendo en marcha son más generales y fácilmente asumibles por todo tipo de instalaciones, edificaciones y condiciones climáticas.

Una de las recomendaciones más extendidas para reducir la factura y le huella de carbono de la calefacción es el uso en la instalación doméstica de termostatos y sistemas de ajuste de consumo de calefacción.

Según los estudios elaborados hasta la fecha, estos dispositivos, que se pueden adquirir fácilmente en diferentes establecimientos o grandes superficies permiten hacer un uso más eficiente de la calefacción y ayudan a reducir la factura entre un 15% y un 30%. Muchos de estos dispositivos actualmente se conectan a la red doméstica de internet y pueden ser controlados desde cualquier teléfono inteligente esté su usuario donde esté.

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Otro de los aspectos que se está desarrollando es el del fomento del autoconsumo. El abaratamiento cada vez mayor de las instalaciones que permite el autoconsumo de energía, unido a las campañas de concienciación y apoyo de la administración está permitiendo cambiar las viejas calderas de gas por calderas de condensación, o por otros sistemas de calefacción como la aerotermia, la bomba de calor u otros combustibles más económicos como las estufas de Pellet. Precisamente la bomba de calor es el sistema que más consigue reducir el consumo de energía y las emisiones de un hogar, mientras que la caldera de gas natural de condensación es más eficiente que la convencional y produce menos emisiones.

Una pata más de este tipo de conductas energéticamente responsables es el de la rehabilitación energética y renovación de edificios e instalaciones. Aunque ya hablamos de iniciativas que escapan del día a día de los usuarios de sistemas de calefacción y aire acondicionado. No obstante, dentro de esta acción, los cuatro tipos más importantes de rehabilitaciones son el cambio de ventanas, que puede conseguir un ahorro en consumo de calefacción entre el 10 y el 25%, la rehabilitación de fachadas y de cubiertas con capas de material aislante, o integral.

Otros pasos

  • La renovación de electrodomésticos por aquellos más eficientes, de la clase A+++
  • Instalación de sistemas en las cubiertas de los edificios urbanos o en superficies próximas (patios, jardines, tejados de aparcamientos, etc.) que permitan el autoconsumo residencial.
  • Utilización de residuos orgánicos para la generación de energía de biomasa,

Estos consejos no suponen sino un tímido paso en el desarrollo de tecnologías y conductas asequibles a la mayor parte de la población para mejorar su eficiencia energética y, de paso, reducir su factura de calefacción y electricidad. Los hogares y el resto de edificios que componen las ciudades tienen un reto importante por delante para reducir sus emisiones, sobre todo, para hacer compatible el confort con la huella energética. A medida que avancen este tipo de tecnologías y se hagan cada vez más asequibles, nos acercaremos más a esa ciudad azul energéticamente responsable, circular y con penetración suficiente como para que pueda ser disfrutada por la mayor parte de la población.

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