En las últimas semanas, Loli no da abasto en su lencería. A sus 78 años, esta mujer ha decidido echar el cierre al negocio para tomarse su merecida jubilación. Desde que Lencería Marta, que así se llama este local en homenaje a la hija de la dueña, colgara el cartel de "Liquidación por Jubilación", la tienda ha estado abarrotada. Ni vecinos ni clientes han querido perderse los últimos días de la vida de esta histórica tienda coruñesa, cuya propietaria, además, ostenta el digno galardón de ser la mujer que más años lleva cotizados de España.
Dolores Agra Rodríguez no daba crédito cuando, en 2016, le llamaron desde el Ministerio de Trabajo para informarle de que le habían concedido este reconocimiento. "Me llamaron por teléfono de parte de Fátima Báñez (entonces, ministra de Empleo) y me sorprendió mucho. Pensé que igual lo había solicitado algún familiar, pero me dijeron que no, que habían cruzado los datos y había salido que yo tenía 61 años cotizados", cuenta orgullosa a Libre Mercado. En esa conversación telefónica, que Loli tiene grabada a fuego en su memoria, le informaban de que le iban a otorgar la Medalla al Mérito al Trabajo junto a un diploma que tendría que recoger en un acto de entrega.
"Empecé a cotizar a los 14 años"
Ahora, Loli dice adiós al mercado laboral tras haber estado rindiendo cuentas a la Seguridad Social durante 64 años. Y lo hace feliz. "Lo llevo muy bien, lo tengo muy asumido. Estoy perfectamente de salud, pero ya tocaba jubilarse. Ahora, quiero descansar", afirma. "Mis clientes lo llevan peor, que me dicen que no saben adónde van a ir ahora", bromea.
La mujer hace un balance muy positivo de su larga trayectoria laboral. "Empecé a cotizar a los 14 años porque en mi casa necesitábamos el dinero, y me fui especializando en la mercería-lencería hasta que hace 40 años monté mi propia tienda. Primero, con poca mercancía, y luego fui ampliando", cuenta. Loli, que primero estuvo 25 años trabajando por cuenta ajena, asegura que el negocio "me ha ido muy bien" y ha logrado sobrevivir a las grandes superficies "porque he trabajado con casas muy buenas y con artículos de mucha calidad. Siempre me he preocupado por traerle a mis clientes lo que sabía que iban a comprar".
En su larga trayectoria profesional, la mujer que más años ha cotizado en este país asegura que por parte de los políticos se ha encontrado siempre la misma tónica. "Al pequeño comercio se le trata muy mal. Tenemos que pagar muchos impuestos y no nos dan ninguna ayuda", critica. Además de la colaboración familiar, Loli ha tenido a un empleado trabajando en su tienda. La mujer lamenta que sólo le haya quedado una pensión de 800 euros después de tantos años trabajando, aunque hay que tener en cuenta que el cálculo se realiza a raíz de los ingresos declarados.
En cuanto acaben de venderlo todo, Dolores Agra cerrará para siempre las puertas de su negocio. "El local estará un tiempo cerrado hasta que mi hijo decida si pone aquí una tienda de hombre", cuenta la dueña de Lencería Marta. Entre suculentos descuentos de camisones, medias y calcetines, Loli apenas puede atender a la tromba de periodistas que se han interesando por su historia. "Todavía no he parado de trabajar, que todavía queda mucha mercancía por vender", avisa.