La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos generó un enorme nerviosismo entre gurús económicos como Paul Krugman, quien llegó a alertar sobre la posibilidad de que el triunfo electoral del empresario desatase una profunda recesión. Sin embargo, el desempeño de la economía estadounidense ha sido razonablemente positivo en 2017, 2018 y 2019, de modo que los republicanos han decidido hacer de este uno de los temas centrales de la campaña electoral.
Las cifras de empleo son, probablemente, las que más cobertura están recibiendo a este lado del Atlántico. El pasado mes de agosto, la población activa del país norteamericano subió en casi 600.000 personas, a pesar de lo cual el paro se mantuvo en niveles del 3,7%. Dicha tendencia se acentuó en septiembre, con la creación de 136.000 nuevos puestos de trabajo, lo que se tradujo en un descenso de la tasa de paro hasta el 3,5%. El mercado de trabajo no tenía tan pocos trabajadores sin ocupación desde hace medio siglo.
No obstante, la tendencia favorable en el empleo ya venía de atrás. Es cierto que el mercado de trabajo tuvo un comportamiento decepcionante en la Era Obama, pero también es cierto que la tasa de paro heredada por Trump era ya razonablemente baja (a finales de 2016, dicha cuota se situaba ligeramente por debajo del 5%). Entonces, ¿por qué en la Casa Blanca están tan contentos con el desempeño del mercado laboral, habida cuenta de que la evolución del empleo ya era razonablemente positiva antes de la llegada a la presidencia del empresario neoyorquino?
La clave está en los salarios. La estadística muestra que, durante buena parte de los ocho años de gobierno de Barack Obama, el crecimiento de los sueldos se mantuvo constante en niveles cercanos al 2%. Sin embargo, entre 2017 y 2018 se produce una aceleración hasta cotas del 2,5%, mientras que en 2019 se observa un repunte de los sueldos hasta niveles que oscilan entre el 3% y el 3,5%. El último dato disponible (septiembre) apunta un aumento del 2,9% en el salario medio por hora trabajada.
¿Qué supone esto en la práctica? La consultora Sentier Research ha tomado como referencia los datos del Censo de Estados Unidos y ha medido cómo ha evolucionado el ingreso familiar medio bajo los gobiernos de George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump. La estadística es demoledora, puesto que la subida fue de apenas 401 dólares con Bush hijo y de 1.043 dólares con Obama, pero asciende a 5.000 dólares con Trump.
En términos porcentuales, el aumento de la Era Bush fue de apenas un 0,7%, mientras que Obama se despidió con un crecimiento del 1,7%. Ambos porcentajes contrastan con el repunte del 8,2% observado en 2017, 2018 y 2019, bajo mandato del polémico magnate inmobiliario.
Eso sí: puede que el informe de Sentier Research subestime la subida de los salarios, puesto que mide los ingresos brutos y no la renta neta de los hogares. En este sentido, cabe señalar que la rebaja fiscal impulsada por Trump en 2017 ha aumentado el ingreso disponible de los hogares por un monto cercano a los 1.500 dólares, según estudios de la Fundación Heritage. Por tanto, el aumento real de los sueldos ronda los 6.500 dólares por hogar.