Ahora que el Gobierno de Estados Unidos anuncia una ronda de aranceles que afectarían a nuestros productores de vino y aceite, las miradas vuelven a dirigirse al sector de la aceituna, golpeado en 2017 por una serie de medidas proteccionistas impulsadas desde Washington. Dos años después de aquel episodio, ¿cómo está funcionando el sector?
Para responder a esta pregunta, Libre Mercado se ha entrevistado con Antonio de Mora, presidente de la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceituna de Mesa. ASEMESA fue constituida en 1920, de modo que estamos ante una de las organizaciones empresariales más antiguas de España. Su representatividad es significativa, puesto que sus asociados generan el 70% de la facturación total del sector.
Antonio de Mora recuerda que la actividad del sector español de la aceituna !depende, en parte, del mercado global. Por ejemplo, Argentina y Marruecos son los proveedores naturales de Brasil y Francia, de modo que una mala cosecha en los dos países productores nos permite un mayor nivel de ventas en dichos mercados, y viceversa!.
Pese a esos vaivenes, el presidente de ASEMESA anota que "las exportaciones del sector de la aceituna venían experimentando un crecimiento moderado y sostenido en los años anteriores a la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos. Estábamos subiendo a una media del 5%, con picos que podían llegar al 15% o valles del -5%, pero el promedio era ese".
Sin embargo, la guerra comercial que está librando Estados Unidos en distintos ámbitos ha empezado a dejar huella en dichas cifras: "En 2016 vendimos 330.000 toneladas al extranjero, pero en 2017 nos quedamos en 300.000 y en 2018 pasamos a 290.000. Por tanto, la caída se nota en las cifras generales de exportación".
Centrando el tiro en el país norteamericano, las ventas han pasado de 32.000 toneladas en 2016 a 30.000 en 2017 y 16.000 en 2018. "La caída es mucho más pronunciada en 2018 porque los aranceles vigentes en 2017 eran provisionales y tenían un alcance más pequeño. Sin embargo, en la segunda mitad de 2018 hemos tenido que operar ya con unos aranceles que, a priori, son permanentes y suponen una tarifa del 35%", explican desde la patronal sectorial.
El año 2019 no se antoja tan negativo porque la cosecha de 2018 fue especialmente mala en países productores como Grecia, Marruecos o Turquía. Esto ha favorecido una subida de las exportaciones que, en lo que va de año, ronda el 20%. Sin embargo, no hablamos de una mejora estructural sino de un salvavidas coyuntural que, al menos, llega en un momento de especial necesidad.
Algo similar está pasando en Estados Unidos. En lo que va de año, las ventas de aceitunas verdes españolas han subido con fuerza, puesto que los problemas de los competidores europeos se han reproducido también al otro lado del charco, resultando en una menor producción en Argentina, California o México. Otro salvavidas que no se mantendrá en el tiempo pero que resulta especialmente positivo en un contexto complicado como el actual.
"Esos factores coyunturales nos están ayudando a evitar una destrucción de empleo más pronunciada en el sector. También hay que tener en cuenta que somos un sector dinámico y flexible, que lleva décadas exportando al extranjero, de modo que no vamos a bajar los brazos tan fácilmente. Pero es importante tener en cuenta que muchos de los factores que nos han beneficiado en 2019 no seguirán en pie en el futuro", apunta nuestro entrevistado.
Cómo defenderse ante Trump
ASEMESA está siguiendo tres líneas de acción para luchar contra los aranceles de Trump:
- Recurso ante la Justicia de Estados Unidos. Se espera el fallo durante el segundo trimestre de 2020.
- Proceso de revisión administrativa. ASEMESA cree que los aranceles se tramitaron con varios errores y abusos que, en el caso de ser verificados, pueden reducir el alcance de las tarifas.
- Denuncia ante la OMC. Aunque está siendo tramitada, el órgano de resolución de disputas está bloqueado por decisión del gobierno de Estados Unidos.
Hasta aquí las medidas iniciadas por el sector, pero ¿qué hay de las instituciones nacionales y comunitarias? Antonio de Mora se muestra crítico con su papel en esta crisis: "Ni el Gobierno de España ni el de la Unión Europea nos están apoyando como deberían. Hemos perdido 41 millones de euros en exportaciones y hemos invertido 5 millones en abogados, pero la lucha la llevamos por nuestra cuenta, la Administración nos está ignorando. Ahora vemos que el gobierno español pide ayudas para el vino y el aceite en el caso de que se impongan los aranceles, pero ¿qué pasa con nosotros?".
"EEUU exploró todo tipo de trucos para evitar que nos defendiésemos. La UE tenía que haber sido mucho más beligerante y lo ha permitido. Hay multas de 4.000 millones en los cajones que no se han aplicado. ¿Por qué? No podemos recibir golpe tras golpe. Nos da la impresión de que estamos librando una batalla muy desigual. Somos un pequeño sector y en frente tenemos a un gobierno todopoderoso que primero dispara y luego pregunta. Trump primero te pone el arancel y luego ya, si eso, negocia. Bruselas sin embargo no tiene una línea clara. Estamos sufriendo medidas abusivas y arbitrarias, pero no nos defendemos".
De Mora lamenta la parálisis institucional de la política española pero vuelve a dirigir sus quejas a la UE: "Nuestras inquietudes acaban siempre en Bruselas y allí somos una gota en un océano de intereses, de miedos… Hay otros países que temen sanciones de Estados Unidos y por lo tanto no quieren tomar medidas. Hay sectores mucho más grandes que imponen sus intereses en la discusión comunitaria. Pero entonces, ¿qué significa eso? ¿Que nosotros tenemos que limitarnos a recibir los golpes?".
ASEMESA reconoce que la lucha será complicada: "Los aranceles son a cinco años, prorrogables por otros cinco, de modo que asumimos que vamos a estar en esta situación durante una década, de modo que exploraremos todas las vías legales y, mientras tanto, nos centraremos en otros mercados".