El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha advertido del dilema que representa en la actualidad para los ejecutivos de las grandes empresas ir más allá de los resultados "trimestre a trimestre" y saber hacer "una compañía sostenible a largo plazo".
En su participación en la jornada "Radarseres", Imaz destacó que como ejecutivo de una compañía lo "difícil" es ser capaz de hacer estas dos cosas. "Y es el dilema que tenemos que superar", dijo, subrayando que la empresa "no puede ser ajena a las realidades sociales".
En este sentido, aseguró que las empresas no son solo de sus accionistas, "sino que también son de sus empleados, de su cadena de valor, de las ciudades donde operan", por lo que consideró necesario tener "una visión muy larga", ya que "generando ese valor a largo plazo estamos generando valor para los accionistas".
Enmarcado en este objetivo de la sostenibilidad, el directivo recordó el compromiso de Repsol, reconocida como una de las dos únicas compañías de su sector en el mundo alineadas con los objetivos del Acuerdo de París, con la lucha contra el cambio climático, lo que también le va a permitir a través de la entrada en otros "negocios en crecimiento", como el de la electricidad con generación renovable, generar valor "a largo plazo" para la compañía.
"Paga verde" para sus empleados
Asimismo, destacó la integración en el negocio de Repsol de este compromiso con la sostenibilidad con la existencia de una paga verde para todos los empleados de sus plantas a través de una remuneración variable ligada a las emisiones de CO2.
De esta manera, Imaz indicó que estas medidas han permitido a la compañía reducir en más de 300 millones la factura de sus plantas en los últimos años. "Es posible hacerlo bien, pero a su vez haciendo el bien", recalcó.
A este respecto, valoró el respaldo del mercado a este proyecto de compañía sostenible, con, a día de hoy, más de un 30% de sus inversores haciéndolo solo con criterios medioambientales, de sostenibilidad y buen gobierno (ESG), frente al 14% de hace unos años. "Buscamos un nicho de inversores que ve que estamos generando valor a largo plazo para la compañía", añadió.
Por otra parte, recordó la iniciativa del Fondo Repsol Impacto Social, que con una dotación de 50 millones de euros busca invertir en startups con un vínculo directo con la transición energética y el cambio climático, utilizando además colectivos desfavorecidos para la ejecución de las mismas.