Los independentistas catalanes, en su delirio secesionista convertido, en octubre de 2017, en un auténtico intento de golpe de Estado, por el que muchos de sus dirigentes están en prisión preventiva, lanzan todo tipo de acusaciones contra el conjunto de España, culpando a la Nación a la que pertenecen de robarles los fondos que les corresponden por la actividad económica que generan. Todo eso es falso. El problema de Cataluña no es su financiación, que es una de las mejores, ni los objetivos que le marcan en el Consejo de Política Fiscal y Financiera para cumplir el déficit, que son de los más laxos, ni que el conjunto de España no la ayude, pues su deuda es colocada gracias al Tesoro. No, su problema es de mala gestión: gasto público desmedido e impuestos altos, con una creciente inseguridad jurídica que les hace perder empresas, actividad económica y empleo.
Los independentistas pueden gritar contra el conjunto de España y pueden decir que el resto de españoles les roban recursos, pero todo ello no es más que una cortina de humo para tapar la nefasta gestión de sus gobiernos.
El problema no es que Cataluña reciba menos ingresos, porque recibe más que la media y más que Madrid, sino que gasta mucho ineficientemente, lo que le lleva a que su déficit y deuda se desborden y a que con su política de impuestos altos pierda actividad económica. Y por ello, para que nadie se fije en eso, critican la bajada de impuestos de la Comunidad de Madrid, dicen que está mejor financiada Madrid que Cataluña y buscan cualquier excusa para no reconocer la mala gestión que tienen desde hace ya muchos años.
Por eso, últimamente, han proliferado las voces y artículos en prensa que dicen que Madrid está favorecida por albergar la capitalidad, insisten en que Cataluña está infrafinanciada y mezclan todo tipo de cosas sin sentido alguno. Para hablar del Sistema de Financiación Autonómica, mencionan las balanzas fiscales para tratar de vender el perjuicio a Cataluña, cuando es un error burdo mezclar sistema de financiación con dichas balanzas, pero es que, además, también en las balanzas fiscales la Comunidad de Madrid resulta más perjudicada que Cataluña.
Por ejemplo, en un estudio del BBVA sobre balanzas fiscales, referido al período 1991-2005, dirigido por los profesores Uriel y Barberán, se pone de manifiesto que, en primer lugar, lo más correcto es aplicar el enfoque carga-beneficio y no el de flujo monetario a la hora de confeccionar las balanzas. En segundo lugar, el saldo negativo de la Comunidad de Madrid es casi el doble que el de Cataluña: -12.304 millones de euros para Madrid frente a los -6.934 millones para Cataluña.
En cualquier caso, es conveniente insistir en que las balanzas fiscales no es el elemento técnico preciso para medir la financiación autonómica, donde también sale ampliamente beneficiada Cataluña, que es una de las regiones mejor financiadas. De hecho, el Sistema de Financiación Autonómica (SFA) fue diseñado de manera bilateral entre el tripartito catalán liderado por Pascual Maragall y el Gobierno de España. Es más, los propios independentistas dieron el visto bueno al borrador de acuerdo antes de que el Gobierno de España lo propusiese al Consejo de Política Fiscal y Financiera. Lo plagaron de retorcimientos estadísticos para beneficiar a Cataluña -también a Andalucía, entonces gobernada por el PSOE- de manera que al hablar de población ajustada, que es la que se emplea para distribuir los distintos fondos, emplearon unos ajustes, unos grupos de edad y unos intervalos que aproximaban la población ajustada de Cataluña a su población real, mientras que a Madrid le hacían perder muchos habitantes a considerar a la hora de repartir los ingresos.
Así, mientras que a Cataluña sólo le disminuían la población en 86.000 personas, un 1,15%, a Madrid le disminuían la población casi 3,5 veces más que a Cataluña, cuando la estructura poblacional de ambas regiones es similar. Así, Madrid perdía 290.000 personas, un 4,5% de su población real. En materia de población sanitaria el escándalo llegaba al extremo en el que Cataluña prácticamente no perdía población mientras que Madrid perdía 600.000 habitantes. Por tanto, Cataluña se vio ampliamente favorecida al poder contar con una población ajustada muy cercana a la real y recibir, así, unos mayores ingresos a la hora de establecer el reparto de los distintos recursos del sistema.
Ese retorcimiento del sistema en los parámetros de población se comprueba al comparar la financiación per cápita de Madrid y Cataluña entre su población real y su población ajustada: mientras que los fondos recibidos por Cataluña por población ajustada son muy similares a los que recibiría por la población real, en el caso de Madrid, la diferencia de la pérdida con Cataluña se multiplica por tres. Es decir, el sistema eleva la cifra per cápita de Madrid artificialmente, al restarle población cuando emplea los parámetros de ajuste de población. Eso deja, como hemos comentado, fuera de la contabilización para la dotación de fondos para servicios a 300.00 madrileños, que en el caso de la Sanidad llega a los 600.000.
Eso ha hecho que Cataluña sea la que más fondos ha recibido del actual SFA desde su puesta en marcha en 2009 hasta el año de 2018 (último en el que ha habido unas entregas a cuenta aprobadas, ya que el Gobierno de Sánchez se niega a transferir las comunicadas a las CCAA para 2019). De esta forma, Cataluña ha sido, junto con Andalucía, la que más ha recibido del SFA, con 164.000 millones de euros, que son 42.445 millones de euros más que los recibidos por Madrid, que tiene el mismo tamaño económico que Cataluña y donde se genera la mayor recaudación de IRPF.
Es decir, Cataluña se ha llevado el 18,28% de los fondos, casi cinco puntos más que Madrid, cuando tienen el mismo peso económico.
Esta mejor financiación de Cataluña también se refleja en la financiación per cápita media, incluso empleando la población ajustada con el retorcimiento de parámetros antes comentado, que benefician a Cataluña. Así, mientras la media está en 2.041 euros para el total de regiones de régimen común, Cataluña recibe 2.173 euros, mientras que Madrid se queda en 1.932 euros, por debajo de la media. Una vez más, se demuestra que Cataluña está sobrefinanciada.
Si eliminamos las trampas del SFA a la hora de calcular la población ajustada, que beneficia a Cataluña, y empleamos la población real, vemos que Cataluña sigue estando sobrefinanciada, 300 euros per cápita cada año más que Madrid, es decir, un 16,4% más que la región madrileña.
Por tanto, se mida como se mida, Cataluña está sobrefinanciada por el SFA, con esos 164.000 millones de euros recibidos a lo largo de estos diez ejercicios.
Al mismo tiempo, tanto que los separatistas claman por su independencia, debido a lo que consideran el maltratato de Madrid, y, sin embargo, no dudaron en renunciar a su autonomía financiera para alargar la mano y que su endeudamiento lo cubriese el Tesoro a través del FLA, pues la pésima gestión de sus gobiernos la había convertido en insolvente, con su calificación crediticia a nivel de bono basura.
De esta forma, Cataluña es quien más recursos ha recibido del FLA (Fondo de Facilidad Financiera), con 55.000 millones de euros, que supone el 34% del total de fondos del FLA.
De la misma forma, también Cataluña fue la segunda región que más tuvo que recurrir a la financiación del Gobierno español para pagar a sus proveedores en 2012 y 2013, ante los atrasos que acumulaba en su caso por no poder colocar su deuda, debido a su insolvencia. De esta manera, el ministerio de Hacienda financió la deuda pendiente a proveedores de Cataluña con 6.556 millones de euros, un 21,48% de todos los recursos del plan de pago a proveedores.
¿Eso qué supone? Que además de haber recibido 164.000 millones de euros del SFA, muy por encima de la financiación per cápita media, el conjunto de España ha cubierto 61.500 millones de euros de deuda de Cataluña, que dicha región, por su mala gestión, no ha podido financiar por sí misma. Es decir, si Cataluña no ha colapsado financieramente ha sido gracias al respaldo del Tesoro español, que ha cubierto el 78,28% de toda la deuda viva que tiene Cataluña. La comparación con la región de tamaño similar, Madrid, es reveladora: el Tesoro sólo ha cubierto la deuda madrileña en un 9,65%. Que esa cifra no sea cero se debe a que el Plan de Pago a Proveedores no permitía ser financiado directamente por las regiones y que en 2015, Madrid se acogió al Fondo de Facilidad Financiera para poder cubrir el endeudamiento del déficit excesivo de 2011, que se produjo por una caída drástica de 1.000 millones de euros en los ingresos y que el ministerio de Hacienda no dejó que la región madrileña los financiase por ella misma, pese a tener capacidad sobrada para ello.
Pese a los mejores ingresos no financieros, Cataluña ha acumulado la mayor deuda pública de España, con 78.831 millones de euros -el 78,28% de esa cantidad, financiada por el Tesoro-, debido a la mala gestión de sus gobiernos, que hace que tenga una de las deudas sobre el PIB más elevadas de todas las regiones, con un 33,90%, frente al 15,2% de Madrid, que es una de las menores y la que menos creció durante la crisis.
Todo esto se ha debido a que, motivado por esa mala gestión, Cataluña ha sido una de las regiones que ha incumplido sistemáticamente el objetivo de déficit, con un déficit medio del 2,27% del PIB, frente al 0,91% de Madrid, que es, junto a Canarias y Galicia, la que menos déficit medio ha tenido entre 2008 y 2018.
Y ese mayor incumplimiento, Cataluña lo hizo contando con la mayor flexibilidad del Ministerio de Hacienda a la hora de fijarle los objetivos de déficit, pues, en media, durante el período 2008-2018, Cataluña tuvo un objetivo medio de déficit del 1,01% del PIB, es decir, 1,9 décimas más que Madrid; por tanto, tuvo una mayor facilidad que Madrid para cumplir con el déficit, mayor facilidad que se cifra en 450 millones de euros de media cada año.
Y pese a contar con 300 euros per cápita de mayor financiación que Madrid, pese a que el Tesoro le cubría 61.500 millones de euros a un bajo coste, cuando no nulo, pese a recibir 164.000 millones de euros del SFA, la región que más recibía, y pese a que contaba con 450 millones de euros al año de mayor flexibilidad que Madrid para cumplir con su déficit, fue una de las regiones que más se desvió de su objetivo, al hacerlo en 1,26 puntos del PIB, más del doble que la media nacional y 1,17 puntos más que Madrid, pese a tener Madrid un objetivo de déficit 1,9 décimas inferior a Cataluña, con lo que el incumplimiento de la región catalana es todavía mayor. Mayor déficit que continuó en el último año cerrado, con un saldo negativo que es casi el doble que el de Madrid.
Hemos visto que Cataluña está mucho mejor financiada que la Comunidad de Madrid. Su problema no es de ingresos, como ya hemos dicho, sino de elevado gasto que le genera déficit y deuda. De hecho, frente a los 20.072 millones de presupuesto de Madrid (que prorroga los presupuestos al no conocer las entregas a cuenta de 2020, con lo que el gasto será, como mucho, esa cifra), Cataluña ha anunciado elevarlos hasta los 26.952 millones, casi 7.000 millones más que Madrid. Sin embargo, los servicios de Madrid no sólo no son peores que los de Cataluña, sino mucho mejores: no hay más que ver la calidad de la Sanidad o de la Educación madrileñas.
Y tampoco es cierto que el problema de las cuentas catalanas sea que Cataluña aporta más a la solidaridad de las regiones. Madrid, que siempre ha sido solidaria de manera callada y que siempre se ha enorgullecido de ello, ha aportado a la solidaridad de todas las regiones 24.023 millones de euros en el período 2009-2016, el de vigencia del SFA con el último año liquidado en el que se han producido entregas a cuenta no prorrogadas, frente a los 8.172 millones de euros aportados por Cataluña en el mismo período.
Ese gasto desmedido de Cataluña hace que les haya llevado a subir impuestos, casi a nivel confiscatorio. Madrid, al contar con un presupuesto más ajustado, baja los impuestos, de manera que tiene casi 5 puntos menos que Cataluña como tipo máximo de IRPF.
Al mismo tiempo, Madrid tiene 3 puntos menos de tipo mínimo en IRPF que Cataluña.
Impuestos que Madrid continúa bajando, con el anuncio de tres nuevas deducciones fiscales en el impuesto sobre la renta y con la rebaja anunciada de medio punto en cada tramo del IRPF a lo largo de la actual legislatura.
Y distintas políticas dan distintos resultados: Cataluña aplica una política de elevado gasto, impuestos muy altos, déficit y deuda abultados y gran intervencionismo público en la economía. La Comunidad de Madrid, sin embargo, opta por una política liberal clásica, liberal-conservadora: gasto ajustado, impuestos bajos, déficit y deuda contenidos y cumpliendo los objetivos de los mismos y mayor liberalización de la economía.
Y esos diferentes resultados se ponen de manifiesto:
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Madrid tuvo un crecimiento del PIB en 2018 1,4 puntos superior al de Cataluña, un 60% más que el crecimiento catalán.
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Ese crecimiento superior en un 60% también se da en el período entre 2010 y 2018.
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Eso redunda en una mayor prosperidad de los madrileños, con un PIB per cápita un 13,4% superior al de los catalanes.
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Debido a esa mayor actividad económica, Madrid tiene una tasa de paro menor
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Y hay más gente que considera a Madrid como un lugar con mayores oportunidades de encontrar empleo, de ahí su mayor tasa de actividad.
Por tanto, el victimismo independentista catalán queda al descubierto, ya que no sólo el resto de España no roba a Cataluña, como dicen ellos, sino que Cataluña es la que más recibe del SFA, con 164.000 millones de euros; la que más ha sido sostenida en su endeudamiento por el Tesoro, con 61.500 millones de euros, el 78% de la deuda catalana; una de las que más ha recibido del Plan de Pago a Proveedores, con 6.500 millones de euros; y un SFA diseñado para beneficiarla, con una financiación per cápita superior a la media y mayor en 300 euros per cápita al año que Madrid.
Los problemas de Cataluña no son debidos a una mala financiación, puesto que como hemos visto recibe una de las mejores posibles en comparación con el resto de regiones, sino a una pésima gestión, con gastos innecesarios, que hacen que sea insolvente, no pueda financiarse por ella misma, al tener la calificación de bono basura y tener la mayor deuda pública de España, con uno de los mayores crecimientos de deuda sobre el PIB entre 2008 y la actualidad.
El problema de Cataluña no es que Madrid baje impuestos, que le permite a Madrid crecer más y tener los mejores servicios. Su problema es no imitar a Madrid en dicha gestión y hacer como la región madrileña: bajar impuestos, ajustar el gasto, cumplir con la estabilidad presupuestaria, crecer más y tener mejor evolución del empleo. Pueden seguir quejándose de algo falso, pero la realidad es otra, como demuestran estos datos, que son concluyentes.