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¿Qué pasa en WeWork? El polémico 'rey de las oficinas' del que todo el mundo habla

Su fundador, Adam Neumann, ha dimitido del cargo acosado por las polémicas. La firma retrasa su salida a bolsa.

Su fundador, Adam Neumann, ha dimitido del cargo acosado por las polémicas. La firma retrasa su salida a bolsa.
Una oficina de alquiler de la compañía WeWork | Cordon Press

WeWork es una de las startups más valiosas de Silicon Valley. Un auténtico unicornio que hace un año, en su última ronda de financiación, estaba valorada en 41.000 millones de dólares (37.220 millones de euros). Todo el mundo hablaba de ella pero, ahora, está en el centro de la polémica.

Para quien no conozca a esta empresa, WeWork se dedica al alquiler de oficinas de manera flexible. Un usuario puede elegir alquilar un despacho para un día, para una semana o para unos meses. Incluso, se puede alquilar un espacio de las zonas comunes para disfrutar de su conexión a internet y de las comodidades que ofrecen estos edificios.

Apodada como el rey de las oficinas, la compañía tenía planeado salir a bolsa después del verano, pero parece que su estreno en Wall Street va a tener que posponerse hasta, al menos, el mes de diciembre, debido a las reticencias expresadas por varios inversores en relación a la tasación y a la gestión e imagen pública de su fundador.

¿Qué ha pasado?

La pregunta que se hacen inversores y analistas es por qué una empresa como ésta ha tenido que reducir su valoración en un 50% (hasta los 21.000 millones de dólares) y se le está atascando la salida a bolsa.

Las respuestas son varias, pero la principal causa se encuentra en los documentos entregados a los reguladores bursátiles, donde aparece que la compañía tuvo pérdidas netas de 1.900 millones de dólares en 2018, algo que, según WeWork, se debe a que por el momento están centrados en crecer, pero no deja de preocupar a los inversores. En la primera mitad del año fiscal 2019, la empresa ingresó 1.540 millones de dólares y registró pérdidas netas por valor de 900 millones. Pero eso no es todo, entre 2016 y 2018, los números rojos de WeWork ascendieron a 3.200 millones de dólares.

El motivo de estas pérdidas, según ha explicado al periódico The Guardian, John Colley, decano asociado de Warwick Business School y experto en OPI, los precios de WeWork "están demasiado subvencionados para atraer a los clientes provocando que estos no den beneficios", y encima, la flexibilidad que dan para mudanzas y cambios de contratos hace que "no haya razones sólidas para ser leales a la empresa".

Su fundador dimite del cargo

La decisión de aplazar la salida a bolsa refleja la incertidumbre que rodea a la compañía y a su cofundador y consejero delegado, Adam Neumann. Tanto es así, que esta misma semana Neumann ha tenido que dimitir del cargo.

Al directivo le sustituirá de forma interina el tándem formado por el consejero financiero de WeWork, Artie Minson, y el exejecutivo de Amazon Sebastian Gunningham, mientras que el todavía consejero delegado pasará a ser presidente no ejecutivo de la compañía "hermana" de WeWork, We Company.

Entre las polémicas más sonadas del directivo está el registro de la marca The We Company, que luego vendería a su propia empresa por la friolera de 5,6 millones de dólares, o los millonarios alquileres que le cobra a WeWork por edificios de su propiedad. Parece ser que su enriquecimiento personal está por encima de la viabilidad de su empresa.

"A pesar de que nuestro negocio nunca ha sido tan sólido, en las últimas semanas el escrutinio directo sobre mí se ha convertido en una distracción significativa, por lo que he decidido que lo mejor para la compañía es que dimita como consejero delegado", dijo Neumann al dejar el cargo.

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