Las consecuencias de la quiebra del gigante del turismo británico Thomas Cook son de tal calibre que harán necesario la mayor operación de repatriación de británicos desde la II Guerra Mundial. Algunos hablan ya de la "Operación Matterhorn" (bombardeo estratégico de EEUU y Reino Unido contra las fuerzas japonesas entre 1944 y 1945), ya que los clientes afectados por la quiebra son más de 600.000 en todo el mundo, de los que 150.000 son británicos, que han quedado varados en unos 51 destinos turísticos de 17 países.
El colapso se producía de madrugada después de que durante toda la tarde del domingo la cúpula de Thomas Cook tratara con sus accionistas y acreedores de alcanzar un acuerdo para lograr una refinanciación de más de 220 millones de libras, que garantizase la actividad de la compañía durante el invierno. Finalmente no ha sido posible, y ahora aviones de otras compañías y el Ministerio de Fomento británico tendrán que coordinarse para devolver a sus países de origen a los más de 600.000 afectados.
En juego también está el empleo de los 21.000 trabajadores de la compañía, y las cuentas de resultados de cientos de hoteleros (muchos de ellos en España –fundamentalmente Canarias y Baleares–) que dependen de la facturación de Thomas Cook en sus balances anuales.
Se da la paradoja de que varios de esos empleados tuvieron que doblar sus esfuerzos este fin de semana para defender a la compañía y sus intereses en redes sociales ante el acoso de decenas de usuarios que se quejaban por la incertidumbre de qué pasaría con sus paquetes vacacionales contratados, o si podrían regresar a casa.
Fuertes pérdidas en poco tiempo
Que 2018 se caracterizara por un nuevo récord mundial de turismo con 1,3 billones de viajes en todo el mundo, no supuso buenos resultados para Thomas Cook, que lejos de incrementar su cifra de negocio incurrió en gravísimas pérdidas.
Sólo en 2018 se vio obligada a realizar dos profit warnings (revisión a la baja de sus previsiones de crecimiento) y terminó cerrando el ejercicio fiscal con unas pérdidas abultadísimas: 163 millones de dólares, frente al beneficio obtenido en 2017 de 9 millones de euros. Sin duda, en este proceso, el Brexit, la incertidumbre que le rodea y la depreciación de la libra ha hecho que los viajes y las vacaciones se hayan encarecido un 11% a los británicos en este último año.
Por supuesto, los mercados no han tardado en castigar a Cook, que ha tenido que ver cómo su cotización caía un 75,3% al año.