Los esfuerzos de los restauradores son en vano. Los clientes no quieren ni oír hablar de carne mechada tras el pasado brote de listeriosis. En Sevilla, una de las ciudades afectadas, ya no saben qué hacer para que se vuelva a confiar en los montaditos, tostadas y raciones que solían servir como plato típico en sus locales. Tal es el pavor que muchos empresarios han decidido sacarla de la carta y dejar de servirla. No les ha quedado otra.
Así lo ha hecho Rafael, propietario de toda la vida del Asador Los Tejares en Sevilla. Ha decidido eliminar la carne mechada del menú "hasta que se pase el miedo". "Es una pena porque era una de nuestras especialidades, la hacíamos al horno y se vendía muchísimo. Yo no sé cómo trabajaban los implicados en el brote, pero lo que está claro es que por uno hemos pagado todos", lamenta apenado el hombre.
Cabe decir que la mayoría de establecimientos hoteleros elaboran su propia carne mechada, pero "la gente ya no se fía", responde Rafael. En su gremio conocen bien cuáles han sido las marcas implicadas en las alertas sanitarias: Incarybe, Magrudis y Sabores de Paterna. Pero Noguera destaca que una de las marcas, La Mechá, concretamente, "ha hecho mucho daño por su nombre genérico". El restaurador explica a Libre Mercado "que la gente relaciona la marca con el producto. Piensan que La Mechá implica a toda la carne que así se hace", para colmo de males.
"En los bares no suelen hacerse pedidos de carne mechada hecha pero aquellos que no tienen tiempo la solicitan en paquetes elaborada. Quiénes confían en en su bar de barrio de siempre siguen pidiéndola. Sin embargo, la clientela general se niega a hacerlo. De hecho, hasta da mala imagen ofrecerla en la carta. A eso hemos llegado", cuenta el afectado.
Las consecuencias negativas están siendo irreversibles a nivel económico. Francisco Javier Nogares, camarero de otros de los famosos lugares de referencia de tapeo en Sevilla, Bar El Cateto, afirma que "ellos han optado por retirarla definitivamente". La fobia a la carne mechada estaba haciendo que el local tirase kilos de este plato a la basura. "No salía rentable y hemos dejado de invertir en carne mechada desde hace más de un mes".
De hecho hay incluso cierto temor a venderla "no vaya a ser que pase algo", refleja el hostelero. "Nos da miedo que aunque la carne esté en perfectas condiciones porque la hacemos nosotros, al cliente empiece a dolerle la barriga y diga que es por culpa nuestra sin serlo", comenta Nogares. Él cree que "hay hipocondría con el asunto".
El Bar El Cateto es popular por sus tostadas con carne mechada. Según su público, "están espectaculares", pero ya no se pueden pedir. "Es una lástima porque era un plato estrella en los desayunos y no hay nada de qué temer. Pero ahora a ver cómo le quitas de la cabeza a la gente que no pasa nada de nada y puede comerla tranquilamente", apunta el veterano camarero.
Fabricantes y hosteleros que nada tienen que ver con las marcas implicadas en el brote han dejado de vender el producto y critican el daño irreversible al sector.
El descenso en las ventas también se resiente en el conocido Bar Er Tito. La carne mechada era una de sus especialidades. Roberto Cacciari, el propietario, se muestra un poco más esperanzado el resto de sus compañeros del sector. "Parece que están perdiendo el pánico pero todavía se resisten a pedirla. Yo ya es que no insisto. La seguimos sirviendo pero nada que ver con lo que salía anteriormente al brote".
Actualmente Roberto ha pasado de vender más de 30 kilos a la semana en su bar ha solo cocinar 10 kg o incluso menos. Las decenas de montaditos que desfilaban en las bandejas de sus empleados ahora brillan por su ausencia. Cacciari comprende que el hecho de que la infección por listerioris en la carne haya causado polémica y extienda el aborrecimiento a la carne mechada entre la opinión pública. "La gente quiere dejar que pase un tiempo aunque ya no haya de qué preocuparse".
No solo los bares están con quebraderos de cabeza para sortear esta crisis. Fabricantes y distribuidores las están pasando canutas. "El miedo es irracional y ya no responde a la realidad pero lo podemos entender. Hay mucha confusión sobre los productores de carne de cerdo, se está generando informaciones que hacen sospechar a los consumidores y en vista de todo este cacao, prefieren pedir otro plato de la carta", argumenta David Fernández, socio propietario del bar sevillano Maquila.
Ruina de la industria
Las autoridades sanitarias están intentando convencer de que la industria cárnica española pasa por unos estrictos controles en nuestro país. Los estándares son de alta calidad y los controles en sanidad muy exhaustivos. Nada de esto ha servido para evitar el recelo que continua despertando la carne mechada en la opinión pública.