Desde que la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, pronunciara la polémica frase de que "el diésel tiene los días contados", el sector de la automoción no ha hecho más que recibir ataques por parte del PSOE.
Una de las propuestas más temerarias del Ejecutivo de Pedro Sánchez fue marcarse como objetivo el año 2040 para poner fin a la venta en España de los coches de combustión, que son los que usan el diésel y la gasolina. La justificación de esta medida no era otra cosa que la protección del medio ambiente, y así lo ha llevado por bandera en el documento de propuestas a Podemos que vio la luz en la mañana de ayer martes.
"Prohibiremos a partir de 2040 la venta en España de turismos y vehículos comerciales ligeros con emisiones directas de dióxido de carbono, excluidos los matriculados como vehículos históricos, siempre que se destinen a usos no comerciales", decía el texto reafirmando así la guerra al coche que han emprendido los socialistas y que ha machacado a la industria.
El PSOE recula
Sin embargo, sorpresa. Tan solo horas después, el PSOE informaba a la prensa de que había realizado algunas modificaciones en el mismo programa, que tiene 76 páginas, sin especificar nada más.
El cambio se producía precisamente en el punto de la prohibición de los diésel y los gasolina. El Ejecutivo de Sánchez había suavizado sus intenciones fulminando la palabra "prohibir". El nuevo texto dice ahora: "En desarrollo de la estrategia de descarbonización de 2050, adoptaremos las medidas necesarias, de acuerdo con la normativa europea, para que los turismos y vehículos comerciales ligeros nuevos, excluidos los matriculados como vehículos históricos, no destinados a usos comerciales, reduzcan paulatinamente sus emisiones, de modo que no más tarde del año 2040 sean vehículos con emisiones de 0gCO2/km".
Continuaba diciendo que "a tal efecto, se trabajará con el sector y se pondrán en marcha medidas que faciliten la penetración de estos vehículos, que incluirán medidas de apoyo a la I+D+i".
El sector y Bruselas, en contra
Quizá influyó en la decisión del PSOE de dar marcha atrás que la reacción del sector de la automoción no se hiciera esperar tras la publicación del texto. El presidente de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto), Gerardo Pérez, calificó de "irresponsabilidad" a los planes de los socialistas.
"Prohibir la venta de vehículos de combustión en 2040 es hoy por hoy ilegal según la Comisión Europea y un canto al sol, con el objetivo de sacar una bandera medioambiental que quizá de votos, pero que puede que provoque que se pierdan puestos de trabajo, ya que el cliente tendrá todavía más dudas y se parará más el mercado", aseguró Pérez.
Y no se equivocaba. La semana pasada, Bruselas le daba un tirón de orejas al Ejecutivo respondiendo que prohibir la venta y circulación de los coches de combustión es "incompatible" con la ley comunitaria. "Bajo la actual normativa de homologación de la Unión, una prohibición completa de la comercialización, importación y matriculación de coches nuevos de gasolina y diésel en un Estado miembro no es compatible con la ley de la Unión Europea (UE)", avisaba la comisaria europea de Industria y Mercado Interior, Elzbieta Bienkowska.